Sánchez evitará reunirse en Cuba con los disidentes

Paula de las Heras LA HABANA / COLPISA

ESPAÑA

MANUEL P BARRIOPEDRO

Moncloa asegura que el jefe del Ejecutivo hablará con Díaz-Canel de «todo» y de modo «franco»

22 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Moncloa llevan días poniéndose la venda en previsión de la herida que, saben, tratarán de infligir el PP y Ciudadanos por el hecho de que Pedro Sánchez no tenga programada una cita con la disidencia en la visita de apenas 24 horas que inicia hoy a Cuba. El presidente del Gobierno decidió embarcarse en el primer viaje oficial de un jefe del Ejecutivo a la isla en 32 años el pasado septiembre, tras entrevistarse en Nueva York, con motivo de la Asamblea de ONU, con el sucesor de Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel. «No queremos hacer gestos, lo que queremos es normalizar la relación», insisten sus colaboradores.

El Gobierno hace hincapié en que no se trata de crear vínculos nuevos sino de reforzar los que nunca han dejado de existir entre dos sociedades con enormes lazos históricos. Y circunscribe el viaje dentro de una cierta política de continuidad respecto a la del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que ya emprendió un sustancial acercamiento después de que el régimen se embarcara en el 2014 en un proceso de apertura.

Los colaboradores de Sánchez recuerdan que el PP condonó hace un par de años en torno a 1.900 millones de euros y reestructuró a largo plazo otros 720 millones de la deuda que Cuba mantenía con España. Y añaden que ni Alfonso Dastis ni José Manuel García-Margallo, los dos últimos ministros de Exteriores, se reunieron tampoco con la disidencia durante sus visitas a la mayor de las Antillas. Tampoco lo hicieron el presidente francés François Hollande, el primer ministro italiano Matteo Renzi, el presidente portugués Rebelo Sousa, el estadounidense Barack Obama, la alta representante de la UE Federica Mogherini, y los tres últimos papas.

Apenas 24 horas

Sánchez llegará a La Habana hacia las 16.00 horas (22.00 hora peninsular española) para iniciar la primera fase de su visita, la política, que se centra en una entrevista con Díaz-Canel. El Ejecutivo no adelanta si aprovechará la ocasión para negociar, como hizo Felipe González en su encuentro con Fidel Castro en 1986, la liberación de presos políticos. Recuerda que este tipo de asuntos tampoco se pregonan a los cuatro vientos, pero aseguran que su intención es hablar «de todo» y mantener un «diálogo franco» con el presidente cubano, con el que, por cierto, no está previsto mantener una comparecencia conjunta ante la prensa.

La segunda fase del viaje, ya mañana, tiene un inminente calado económico y comercial. El jefe del Ejecutivo ha invitado a viajar con él a representantes del mundo empresarial para participar en un foro que pretende analizar inversiones y contratos en infraestructuras y desarrollo turístico. En total, está prevista la participación de unas 200 empresas.

La tercera pata es la cultural. En el 2003, Fidel Castro ordenó por las bravas el cierre del Centro Cultural de España en La Habana. El Gobierno busca recuperar «lo que ocurría dentro de esas paredes; lo importante es que la cultura española se pueda proyectar», dicen.