Torra plantea convertir la reunión que le ofrece Sánchez en una cumbre bilateral

C. reino / R. gorriarán BARCELONA, MADRID / COLPISA

ESPAÑA

MARTA PEREZ | efe

El jefe del Ejecutivo propondrá el 12 de diciembre en el Congreso otro Estatuto catalán

14 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una cumbre España-Cataluña de Gobierno a Gobierno y que ponga frente a frente a los ministros del Ejecutivo de Pedro Sánchez y a los consejeros de Quim Torra. Una cumbre como las que España celebra con Francia o Alemania. Esta es la propuesta que lanzó ayer la Generalitat en vez del encuentro que Pedro Sánchez y Quim Torra tienen pendiente. El anuncio de la vicepresidenta, Carmen Calvo, de que ambos presidentes se reunirán en Barcelona el 21 de diciembre antes de la reunión del Consejo de Ministros causó malestar en el independentismo por la «unilateralidad» del movimiento. Y la respuesta del Gobierno catalán fue la propuesta de una fórmula inédita en las relaciones de un Gobierno central y uno autonómico.

La parte catalana insiste en que quiere una relación bilateral con la Administración central, de ahí su objetivo de que en la foto el encuentro aparezcan los dos Gobiernos en torno a la misma mesa. «Entendemos que el Consejo de Ministros en Barcelona no se lleva a cabo por una voluntad estética, sino para tener un conocimiento más explícito de cuál es la situación», señaló la consejera de la Presidencia, Elsa Artadi.

La propuesta de una cumbre casi de Estado a Estado en cualquier caso no invalida la reunión entre los dos presidentes propuesta desde la Moncloa. Artadi precisó que, si el Gobierno de Sánchez rechaza el formato propuesto desde la Generalitat, el Ejecutivo catalán no cerrará la puerta a que ambos presidentes puedan verse cara a cara, como ya lo hicieron en la Moncloa el pasado 9 de julio. De aquel encuentro surgió el acuerdo de celebrar una segunda cita en otoño. La consejera de la Presidencia incluso afirmó que el encuentro sería en el Palau de la Generalitat. Ahora no se sabe dónde se producirá, aunque Artadi señaló que «Sánchez siempre será bienvenido al Palau de la Generalitat». En la Moncloa causó sorpresa la salida de Torra y, aunque no hay una posición oficial, fuentes gubernamentales consideraron inviable desde cualquier punto de vista una reunión con ese formato.

Recuperación de leyes

Antes del 21 de diciembre, Sánchez tendrá otra cita crucial relacionada con Cataluña, un pleno monográfico en el Congreso el 12 de diciembre para debatir las respuestas al desafío secesionista. La fecha fue fijada ayer por la Junta de Portavoces de la Cámara Baja. El Gobierno socialista dio así una respuesta favorable a una demanda de Esquerra y del PDECat, cuando hace solo dos semanas dio una respuesta negativa a una petición de pleno monográfico del PP y Ciudadanos.

Fuentes gubernamentales precisaron que el presidente aprovechará para formalizar en sede parlamentaria su oferta de una reforma a fondo del Estatuto para buscar un punto de encuentro entre los catalanes sobre el autogobierno que sería ratificado después en un referendo. Una solución que ha sido rechazada sin desmayo por los independentistas cada vez que la ha mencionado. «Cataluña hace tiempo que pasó la pantalla autonómica», suelen recordar los dirigentes soberanistas cuando Sánchez recurre a la oferta estatutaria. Una propuesta que incluye recuperar algunos de los artículos del Estatuto catalán que el Constitucional declaró no contrarios a la Carta Magna pero que eran inaplicables porque requerían reformas de leyes orgánicas para su aplicación, por ejemplo la del poder judicial para crear un consejo catalán de justicia.

Sánchez es optimista y, aunque no cae en la ingenuidad de pensar que su oferta será aceptada, confía, dicen fuentes socialistas, en que sirva para abrir un debate político «para un problema político». El Gobierno fundamenta sus esperanzas de un acercamiento en que, al margen del «postureo» soberanista de cara a la galería, hay avances en el trabajo discreto de las comisiones bilaterales entre ambas Administraciones. «La operación diálogo avanza», aunque «el diálogo no está siendo fácil», apuntó la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra. La confianza gubernamental no es correspondida entre las fuerzas secesionistas, que, si bien acogieron con satisfacción la celebración del pleno monográfico en el Congreso, se quejaron de que no se produzca antes.

Junqueras cierra la puerta a la candidatura con Puigdemont en las europeas

Carles Puigdemont pilló ayer por sorpresa a propios y extraños. Aunque Junts per Catalunya sigue dando pasos para que vuelva a ser reelegido presidente de la Generalitat (ese es el objetivo de Quim Torra), el líder nacionalista planteó que, como no podrá volver a ser investido, puede ser el número dos en la candidatura de Esquerra que encabezará Oriol Junqueras en las elecciones europeas. «Absolutamente dispuesto», afirmó en Catalunya Ràdio, en aras de formar una lista unida del secesionismo.

Puigdemont había sonado como cabeza de cartel del partido nacionalista flamenco N-VA. Pero lo descartó ayer. «La única opción para que yo sea candidato a las europeas sería como número dos de Junqueras», dijo. Admitió que era una idea «improvisada», pero al mismo tiempo aseguró que se trataba de una oferta en firme. El líder nacionalista huido a Bruselas incluso se atrevió a proponer a Anna Gabriel como número tres, cuando la CUP aún no ha decidido si concurre a los comicios del Parlamento Europeo.

La consejera de la Presidencia, Elsa Artadi, ya lanzó un guiño similar a los republicanos días atrás. Como entonces, Esquerra volvió ayer a cerrar las puertas. «Se ha demostrado que ir separados, pero con planteamientos unitarios, es mucho más eficaz», afirmó Oriol Junqueras en una entrevista enviada por escrito a la cadena Ser. No era una respuesta directa a la oferta de Puigdemont, pero sí fijaba las bases de la posición de los republicanos. ERC, que ya ha designado a Junqueras como su cabeza de cartel para las europeas, calificó la propuesta de Puigdemont de «ocurrencia». «No conocía la propuesta y no sé si es oficial, oficializada o es un comentario», comentó Joan Tardà.