El independentismo convierte la Diada en un clamor por los líderes presos

MERCEDES LODEIRO REDACCIÓN / BARCELONA

ESPAÑA

Quique García | efe

Quim Torra dice que negociará con Sánchez un referendo de «auto», sin aclarar más

12 sep 2018 . Actualizado a las 09:50 h.

Cerca de un millón de personas, según la Guardia Urbana de Barcelona, y 200.000 según Sociedad Civil Catalana, llenaron ayer la avenida Diagonal para celebrar la Diada convocada bajo el lema «Hagamos república». Una cifra similar a la del año pasado e inferior a la de otras ocasiones, pese a los insistentes llamamientos este año desde el Gobierno de Quim Torra, de los expresidentes Puigdemont y Mas, de los partidos y entidades independentistas para que fuera «histórica» y hacer una demostración de fuerza secesionista ante el Estado, por la libertad de los «presos políticos» y el retorno de los «exiliados».

Desde el escenario en el que intervinieron abogados de los presos, la madre de un miembro de los Comités de Defensa de la República, el presidente de la Associació de Municipis per la Independència, el presidente de Òmnium, Marcel Mauri, y la de la ANC, Elisenda Paluzie, lanzaron preguntas insidiosas como «¿estáis hartos de que se nos rían en la cara?, ¿estáis dispuestos a hacer ruido?» y gritos de «aquí comienza nuestra independencia» y otros contra el Gobierno de Pedro Sánchez y contra el rey.

Los asistentes, repartidos a lo largo de 6 kilómetros de la Diagonal, protagonizaron una onda sonora desde la plaza de las Glorias hasta la cabeza de la manifestación, en Palacio Real, donde se derribó simbólicamente un muro en el que se había pintado una estelada, un 155 tachado y un naipe con la figura del rey al revés con la fecha del 3 de octubre, en referencia al discurso del monarca que disgustó al independentismo. Paradójicamente, el muro imitaba al de Berlín, que fue derribado para todo lo contrario, la unidad de Alemania.

Grupos de castellers desplegaron carteles en defensa de los políticos presos. Otros azuzaban sus carteles de «lucharemos hasta que seamos libres». «¿Queremos que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república?», preguntaron por megafonía aludiendo al referendo ilegal del 1-O. 

Soflamas independentistas

Las soflamas independentistas de los intervinientes fueron muy similares. El abogado de la exconsejera Ponsatí dijo que el Gobierno español había sacado a la calle «tanques» y lo acusó de hacer «terrorismo de Estado». Mauri calificó de «juicio de la vergüenza» al que se enfrentan los políticos presos y le dijo a Sánchez que ya no les valen «estatutos». Y Paluzie, en un tirón de orejas a los políticos que prometieron la independencia, les pidió «rigor» y concluyó con una amenaza: «Convertiremos el juicio [a los líderes independentistas] en un bumerán contra el Estado».

Horas antes, ya les había lanzado un dardo: «Declarar la independencia si no la puedes sostener es un error». Aunque la concentración transcurrió de un modo pacífico, participantes en una marcha de Arran lanzaron pintura y botes de humo contra la Jefatura de Policía en Barcelona y entonaron proclamas contra las fuerzas policiales. También la Asociación Profesional de la Magistratura denunció el lanzamiento de pintura contra la sede de los juzgados en Tarrasa.

«Referendo pactado»

El presidente Torra, quien por la mañana realizó la tradicional ofrenda floral ante el monumento a Rafael Casanova, el último conseller en cap de Barcelona, aprovechó una comparecencia ante medios extranjeros para insistir en las reivindicaciones independentistas. Ahora bien, se mostró dispuesto a explorar el diálogo. Pidió a Sánchez que defina si ofrecerá algo a Cataluña o si mantendrá la línea de Rajoy, y que escuche el clamor de los catalanes, aunque también le advirtió que irá «hasta el final».

En tono más conciliador, aseguró que atisba una «posible solución política» al conflicto en «un referendo pactado, que pide el 80 % de la población de Cataluña», afirmó. Aludió así al «referendo de autogobierno» que le ofreció Sánchez. «Con Pedro Sánchez nos hemos puesto de acuerdo en algo que es importante: ambos hablamos ya de referendo de auto... y ahí nos quedamos. Nosotros decimos de autodeterminación y ellos de autogobierno», siguió. «Vamos a sentarnos a hablar», añadió. La propuesta disgustó a la CUP, que le avisó de que la consulta pactada es «una utopía reaccionaria» y anoche celebró en plaza Urquinaona su propia manifestación.

El presidente del Parlamento autonómico, Roger Torrent (ERC), reivindicó que la Diada es «una fiesta de todos, en la que todo el mundo se puede expresar en libertad» y no como dicen C’s, PSC, PP y En Comú Podem, que no asistieron a la manifestación por considerarla excluyente.

Bajo el lema «El amor es más fuerte que el odio», C’s celebró su propio acto. Inés Arrimadas reiteró que la Diada ha excluido de la fiesta «a más de la mitad de los catalanes». Xavier García Albiol (PP) coincidió en que es «una fiesta exclusiva del separatismo» y Miquel Iceta (PSC) pidió recuperar el «espíritu unitario». Por su parte, miembros de los comunes acudieron a la marcha, entre ellos el diputado Joan Josep Nuet. La alcaldesa Ada Colau se quedó al margen.

Miembros del BNG, en la manifestación de apoyo a la autodeterminación

Miembros del BNG han participado un año más en los actos de celebración de la Diada con una delegación integrada por el responsable de organización, Bieito Lobeira, y por Ana Miranda y Rubén Cela, representante del Bloque en la UE y concejal en Santiago, respectivamente. El objetivo era mostrar su apoyo a la celebración de un referendo de autodeterminación. También el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, y los portavoces parlamentarios vasco y navarro, Maddalen Iriarte y Bakartxo Ruiz, asistieron a la manifestación convocada por la ANC. El día anterior visitaron en la cárcel de Lledoners (Barcelona) a los exconsejeros Jordi Turull, Joaquim Forn y Josep Rull, encarcelados por la causa del 1-O.

Estruendo en la Diagonal y TV3, tranquilidad en el resto de la ciudad

 

Mientras la parte de Barcelona que atraviesa la avenida Diagonal bullía ayer de independentistas llegados de toda Cataluña para participar en la manifestación convocada por la ANC con motivo de la Diada, el resto de la ciudad mantenía la tranquilidad típica de un día festivo cualquiera, con menos transeúntes y tráfico, y más silencio. Alguna que otra moto circulaba ondeando banderas separatistas y apretando acelerador para no pasar desapercibida. Un hombre que tiraba de un carrito de la compra, del que asomaban hierros multiformes, vociferaba irónicamente al paso de un grupo que se dirigía a la concentración: «¡Hala, hala! ¡Venga más independencia y butifarra!» .

Los taxis escaseaban en la ciudad, como cualquier otro festivo, ya que trabajan menos vehículos que un domingo. El corte de calles y desvíos en el tráfico también ayudaba, y «la presencia de cruceros», como aseguró una taxista que también quiso remarcar que estaba deseando terminar la jornada para ir a casa: «Estos independentistas nos han robado la fiesta de Cataluña», argüía. Se mostraba indignada porque ya a primera hora en un grupo de WhatsApp una compañera envió alegatos independentistas. «No le quise ni contestar, ¿para qué?», aseguró.

Los turistas, a lo suyo

En otra arteria longitudinal de la ciudad, la Gran Vía, varias esbeltas rubias, toalla playera en mano, esperaban el bus para tostarse en la Barceloneta, ajenas a lo que acontecía diez calles más arriba. Allí, un grupo de japoneses entraba en el Hilton, más pendientes del móvil que del puesto de los Comités de Defensa de la República que tenían cerca.

Mientras, el canal 3/24, de TV3, retransmitía en directo las muchas ofrendas florales a Rafael Casanova. A los invernaderos de flores del Maresme les dieron salida el Gobierno, el Parlamento, partidos y variadas asociaciones. El canal público deleitó también con conexiones con los preparativos de la Diagonal y al recuerdo de los actos oficiales del día anterior, incluido el mensaje de Torra. A la unidad informativa desplazada al acto de Ciudadanos de las once en la plaza Real no se le dio paso. Solo se brindó la imagen de un tuit de Inés Arrimadas.