¿Qué es el segundo grado penitenciario y qué beneficios le reportará a Urdangarin?

S. C.

ESPAÑA

Ballesteros | Efe

El exduque de Palma podrá solicitar sus primeros permisos penitenciarios a partir de diciembre del 2019

24 ago 2018 . Actualizado a las 08:02 h.

Dos meses después de cruzar la puerta de la prisión abulense de Brieva, Iñaki Urdangarin ha obtenido el segundo grado penitenciario. El cuñado del rey, condenado y encarcelado por corrupción, vivirá a partir de ahora con un régimen ordinario, una medida que disfrutan la mayoría de los penados en España.

Cuando un condenado entra en una prisión española, la Junta de Tratamiento tiene dos meses para evaluar y decidir si el reo es clasificado en primer, segundo o tercer grado. En esta decisión juegan un papel importante criterios como la personalidad, su historial individual, familiar, social y delictivo o la duración de la pena. Personal sanitario y psicológico, educadores sociales, técnicos de instituciones penitenciarias y otros funcionarios expertos son los que conforman la Junta de Tratamiento, que formula su veredicto en función del comportamiento diario del preso durante los primeros meses de internamiento.

Esa evaluación permite clasificar a los internos en los tres regímenes penitenciarios que existen actualmente, decidiendo así qué tipo de vida van a llevar dentro de la prisión y qué beneficios y obligaciones tendrán durante el tiempo que pasen allí. El primer grado es el más restrictivo y suele ser aplicado a los reos considerados peligrosos por cometer algún delito grave o a aquellos que no sean capaces de adaptarse a las normas de convivencia. El segundo, pensado para aquellas personas en las que «concurren unas circunstancias personales y penitenciarias de normal convivencia, pero sin capacidad para vivir, por el momento, en semilibertad», es el que disfrutan la mayoría de internos. Permite tener ciertos permisos para salir de la cárcel con algunas condiciones.

El último, el tercer grado, es el más deseado por los presos. Se aplica a aquellos que están preparados para tener un régimen de semilibertad.

La obtención del segundo grado permitirá a Urdangarin disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios. Eso sí, según las normas, solo lo podrá hacer una vez haya cumplido un cuarto de condena. De esta forma, el exduque de Palma tendría que esperar 17 meses y medio (hasta diciembre del año 2019) para poder salir de la cárcel. A partir de esa fecha, Urdangarin podrá disfrutar de 36 días al año de salidas.

El marido de la infanta Cristina no quiere esperar y busca ya la forma de poder disfrutar estas Navidades rodeado de los suyos. Tiene una alternativa. Los abogados de Urdangarin estudian ya la solicitud de participación en un Programa Individualizado de Tratamiento que le permitiría acogerse al principio de flexibilidad, pudiendo incorporarse de manera progresiva al régimen de libertad. Esta medida supondría obtener una especie de tercer grado sin necesidad de completar la mitad de la pena, 35 meses en el caso de Urdangarin

Este tercer grado, aplicado a los internos capaces de vivir en un régimen de semilibertad, permite disfrutar de 48 días de permiso al año y acudir a prisión solo para dormir de lunes a jueves, teniendo los fines de semana libres. 

Se quedará en la cárcel de Brieva

Urdangarin permanecerá ingresado en la prisión de Brieva cuyas instalaciones están situadas a las afueras de Ávila, a unos siete kilómetros. La cárcel escogida por el exduque de Palma es un centro penitenciario de mujeres, aunque dispone de un módulo complementario en el que ya cumplió condena el exdirector general de la Guardia Civil Luis Roldán.

Esta prisión, construida en 1989 y situada a menos de dos horas de los aeropuertos de Madrid y Valladolid, dispone de 162 celdas y otras 18 en el módulo complementario y tiene una superficie total construida de 43.540 metros cuadrados en una parcela de 98.484 metros cuadrados en total.

Urdangarin es el único inquilino que actualmente reside en el módulo complementario de la cárcel de Brieva, una prisión en la que cumplieron condena la etarra Idoia López Riaño, «La Tigresa», condenada por más de veinte asesinatos; o la que fuera teniente de alcalde en Marbella Isabel García Marcos, condenada por el caso Malaya.