Una periodista, objetivo del etarra Txeroki: «Nadie me iba a echar de mi tierra, había que resistir»

M. balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Emilio Naranjo | Efe

Guerrero relata su pesadilla al recibir un paquete bomba del «comando» dirigido por el jefe de ETA

03 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Marisa Guerrero, exdelegada de Antena 3 en el País Vasco, relató este al tribunal de la Audiencia Nacional que juzga al exjefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Txeroki, la «pesadilla» en que se convirtió su vida tras conocer que era objetivo de la banda terrorista. «Desde que conocí que formaba parte de las listas de ETA hasta el 2011, cuando anunció el fin de la violencia, mi vida fue una pesadilla. A pesar de eso, tuve claro que nadie me iba a callar y que nadie me iba a echar de mi tierra. Había que resistir», afirmó.

Guerrero declaró por videoconferencia en el juicio contra Txeroki, acusado de ordenar el envío de un paquete bomba a su casa de Leioa (Vizcaya) el 17 de enero del 2002. La Fiscalía pide para él casi 20 años de cárcel y en su turno de palabra apenas hizo una mención al tribunal.

Daños colaterales

«Sobre esa actuación no sé nada. No tengo nada que decir ante este tribunal. Solo ante uno del País Vasco», señaló. El terrorista fue trasladado desde Francia para declarar en varios sumarios donde está acusado. En este caso, los investigadores concluyeron que formaba parte entonces del comando Olaia, que aquel día de enero del 2002 remitió sendos paquetes bomba al domicilio de Marisa Guerrero, al vicepresidente del Grupo Correo, Enrique Ybarra, y al director de Radio Nacional en el País Vasco, Santiago Silván.

En el caso de la delegada de Antena 3, ella no estaba en ese momento en su casa, pero el paquete -una caja de cartón que contenía 230 gramos de dinamita- fue recogido por su madre, que se encontraba con su otra hija y su nieta, de entonces 3 años, que llegó a jugar con el paquete. Por fortuna, se percataron del aviso previo que les había hecho su hija y avisaron a la Ertzaintza. «A partir de entonces mi madre entró en una depresión profunda de la que no se recuperaría hasta su muerte -falleció en el 2008-. Y mi hermana entró en un estado de shock al pensar que su hija de 3 años podía haber saltado por los aires», contó al tribunal. «Mi vida dio un vuelco brutal» Los tres paquetes enviados por el comando fueron desactivados por los artificieros de la Ertzaintza. «Cuando averiguas que alguien quiere matarte, te salta una sorpresa mayúscula. Yo soy vasca y soy periodista que defiende la democracia. Y descubres que, por ello, alguien te pone una diana», indicó Guerrero durante su declaración.