Los expertos señalan que la división interna podría perjudicar al PP y dan posibilidades a Pablo Casado
24 jun 2018 . Actualizado a las 08:37 h.El PP ha abierto un escenario inédito en sus historia porque va a elegir a su presidente en un sistema de doble vuelta en el que tendrán la palabra los militantes. Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal parten como grandes favoritas, pero los politólogos consultados por La Voz señalan que puede saltar la sorpresa y apuntan a Pablo Casado como el tercer aspirante con posibilidades de ganar, a pesar de los problemas que están teniendo con su currículo universitario.
¿Las primarias se las disputarán Sáenz de Santamaría y Cospedal o puede haber sorpresa?
El consultor político Santiago Martínez considera que Casado «puede coger mucha fuerza, ya que no estuvo en el Gobierno anterior, que estaba quemado por la crisis de corrupción y su nula gestión a nivel de gobierno y partido». Fran Carrillo asegura que «ambas tienen el poder territorial y el apoyo de nombres relevantes, pero no tanto el de los afiliados; ahí Pablo Casado y José Ramón García Hernández tienen mucho que decir». El consultor político añade: «Ojo con el efecto underdog del outsider, que puede ser muy valorado si consigue representar lo que el afiliado y militante quiere: recuperar los principios y las ideas que formaron parte del PP y que se abandonaron estos últimos años». Astrid Barrio, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Valencia, ve a las dos candidatas como favoritas a priori, pero señala que Casado es el que más avales ha presentado, 5.000 frente a los 2.300 de Cospedal, «percibida como candidata del aparato», lo que «puede significar que «cuenta con más apoyos que los inicialmente previstos». Elena María García-Guereta las considera claras favoritas, pero «tanto Casado como García Margallo podrían tener posibilidades», aunque considera «más probable que sumen su apoyo a alguna de las favoritas».
¿El PP saldrá fortalecido o debilitado?
«Saldrá reforzado gane quien gane, siempre que el proceso de elección del sucesor sea percibido como democrático», sostiene García-Guereta, experta en partidos políticos, análisis y comportamiento electoral y profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid. «Los líderes elegidos en primarias suelen despertar una ola de ilusión y esperanza muy poderosa», añade. Pero «podría salir debilitado si el elegido no es apoyado por la militancia y/o el proceso consiste en sacar trapos sucios de los candidatos». «Si el candidato vuelve a las esencias tradicionales, abandera los valores de centro y derecha, liberales y conservadores que caracterizaron al partido, saldrá reforzado», dice Carrillo, experto en estrategia de discurso en campaña electoral. «Un candidato contemplativo no sería bien recibido», concluye.
«Depende de quién sea el candidato vencedor que toda la escenificación posterior de regeneración sea creíble», afirma Martínez, máster en comunicación, estrategia y márketing político por la Universidad de Santiago de Compostela, que ha dirigido campañas electorales en Europa y América Latina. «Dependerá, por tanto, del resultado de las primarias, de por sí son una oportunidad para distanciarse de la era Rajoy», añade. «Unas primarias demasiado agresivas, estilo PSOE, podría hacer mucho daño debido a que el electorado popular no encaja bien la división del partido y pudiera ocurrir que las heridas abiertas no sanaran, por lo que seguiría habiendo problemas a futuro», afirma. «Por eso, la dirección del partido desea unas primarias controladas, más dirigidas, donde las rivalidades se puedan curar por medio de alianzas previas», concluye.
«Inicialmente, las primarias dividen, pero el resultado final no tiene que ser necesariamente la división si se acaba produciendo la integración», manifiesta Barrio. «Si los perdedores se sienten representados, el partido puede salir reforzado; si por el contrario el ganador ignora a los perdedores, puede ser una fuente de división interna e inestabilidad a medio plazo», añade la politóloga. Pero con unas elecciones a un año vista, «que son el terreno en el que los partidos se juegan verdaderamente su peso en el territorio, hay pocos incentivos para que las divergencias se hagan demasiado explícitas, porque, como es sabido, la división interna siempre suele penalizar electoralmente», asegura.
La extensión del censo y las alianzas, dos de los factores que serán decisivos
Los politólogos exponen los factores que pueden ser determinantes en las primarias y destacan la importancia del juego de alianzas cuando solo queden dos candidatos. Para Astrid Barrio, «hay muchos a tener en cuenta». «Desde la posición de Rajoy, que de momento opta por la neutralidad, pasando por los barones y exministros, algunos de los cuales ya se han decantado, hasta las alianzas con los candidatos que no pasen a la segunda ronda», añade. «También es importante cuántos y qué tipos de militantes votarán, de momento parece que pocos, porque solo una pequeña minoría estaban al corriente de pago, el requisito imprescindible para poder participar en el proceso», explica. Y resalta que hay «otros factores que se verán en la campaña, el modelo de partido, el proyecto político y la estrategia de los candidatos que defienda cada uno y sus apoyos mediáticos, que serán determinantes», finaliza.
«Del juego de sumas y anulaciones, entre supuestos favoritos y candidatos sin tanto tirón mediático pero con predicamento entre los afiliados», señala Fran Carrillo. «Sobre todo, es importante entender mejor el desasosiego del militante de base que en provincias y pueblos ha dado la cara por un partido que no le protegía ni le daba munición de defensa», señala el experto electoral y oratoria.
Liderazgo y renovación
«Sin duda, de las alianzas a favor y en contra de los candidatos concretos», asegura Santiago Martínez. «Gana más peso una alianza entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, que ambos seguramente no quieren, pero a la que serían forzados, ya que sería claramente ganadora», añade el politólogo gallego. «Del grado en que se deje participar a la militancia», sostiene Elena María García-Guereta. «Si se universaliza el censo, es decir que puedan votar todos los afiliados sin condición alguna, podría haber sorpresa», explica la profesora de Ciencia Política, porque «la militancia necesita un liderazgo y un proyecto renovados e ilusionantes». Pero, añade, «si solo pueden votar los militantes que, además de estar al día en el pago de sus cuotas, soliciten el voto, es muy probable que no haya ninguna sorpresa».