Feijoo no se va, lo vienen a buscar

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ESPAÑA

SANDRA ALONSO

El presidente ha propiciado con su silencio el nerviosismo y la aclamación en Génova

16 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Feijoo no se va a Madrid. Tal como ha gestionado sus silencios y sus medidas declaraciones, ha conseguido aligerar el peso de su complicada decisión. Si se queda, es por Galicia. Y si finalmente decide competir por liderar el PP, será porque se lo llevan. Conclusión, Feijoo no se va a Madrid, lo vienen a buscar.

Con sus dudas, premeditadas o veraces, ha propiciado que terceras personas -de la atribulada dirección en Génova- dirijan el debate de la sucesión de Mariano Rajoy hasta un punto de no retorno: o repetimos gallego, por aclamación y candidatura única, o hay guerra garantizada, como adelantó en estas páginas Fran Balado al desvelar la estrategia de María Dolores de Cospedal.

Sin bajarse del atril de la Xunta y sin levantar un teléfono, el de Os Peares llega al fin de semana de reflexión con el camino allanado y contribuyendo a la sensación de que nadie quiere coger las riendas: la secretaria general, rendida a la evidencia de su escaso tirón electoral, y la exvicepresidenta recibiendo ánimos de perdedora -«la piscina de Soraya tiene agua», dicen los suyos-; y con el propio Feijoo obligado a decidir antes del miércoles si sigue en la llama o si pone la primera frase de su epitafio político, porque de eso va también su meditación. Pero, al margen del sentimentalismo y el agradecimiento a los gallegos, ¿qué le queda por hacer al frente de la Xunta? ¿Puede servir mejor a Galicia desde Génova? ¿Y desde la Moncloa? Pocas dudas, pero por ahí se podrían justificar sus vacilaciones y la resolución final.

Respuestas que valen hoy

Feijoo ya vivió una situación parecida cuando decidió presentarse por tercera vez a las autonómicas. «Estoy satisfecho y tranquilo porque creo que he hecho lo que el partido quería y lo que a Galicia en este momento puede serle útil», confesó a La Voz días después del anuncio, que atragantó a la oposición. La respuesta, del 3 de abril del 2016, le valdría literalmente para su inminente rueda de prensa si decide irse. Pero también para quedarse. Con una salvedad: son pocos los que en su entorno le dicen ahora que aguante y que no se busque líos en Madrid. Algunos creen de verdad que es el líder que necesita el partido. Y otros, que también los hay, intuyen que con su salida se adelantan los movimientos del banquillo, dando pábulo a sus legítimas aspiraciones.

La prealerta de mudanza ha sonado ya en varias consellerías y en el propio partido en Galicia, que dentro de una semana o de 18 meses se iba a encontrar en la tesitura de buscar sustituto al jefe. Algunos movimientos en las altas esferas son ambiciosos. Otros, de preocupación, sobre todo en los segundos niveles, donde temen por su pan, aunque el PP, si puede, no deja colgado a nadie.

En la hoja de ruta se daban por descontados los cambios inminentes en un par de departamentos (Medio Ambiente y Política Social), con sus consecuentes ajustes en el Parlamento. Ahora el nerviosismo se ha contagiado y todos miran a los conselleiros para descifrar sus caras. ¿Lo sabe? ¿No lo sabe? Casablanca iba para película del montón y las dudas la elevaron a obra maestra. Michael Curtiz dirigía a Bogart y Bergman al día, sin guion y sin conocer cómo iba a acabar aquella historia de amor imposible, y dicen que esa incertidumbre redondeó las interpretaciones. Así se sienten estos días los dirigentes populares, que tienen más señales que nadie de que la vida va a cambiarles más pronto que tarde por una decisión personal, pero de impacto global.

Los coches oficiales de los conselleiros rondan Monte Pío

La residencia oficial de Monte Pío ha tenido un uso más bien escaso pero intenso por parte de los presidentes gallegos. En los momentos de zozobra se ha reivindicado como un espacio para la reflexión y el encuentro discreto, alejado del trasiego de funcionarios de San Caetano. El problema es que hay que llegar en coche, y cuando se juntan varios Citroën, como ocurrió este jueves, es que algo andan tramando.