Sánchez prepara ya su Gobierno, pero quiere darse unos días para cerrarlo

Paula de las heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

J.J. Guillén

Se concede de plazo hasta mediados de la próxima semana para decidir los ministros

02 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«¡Qué vertiginoso ha sido todo!, ¿no?», decía ayer en el patio del Congreso un veterano diputado socialista. Pedro Sánchez esperaba aún la votación que lo convertiría en el primer presidente del Gobierno elegido gracias a una moción de censura, pero ya no había duda alguna de cuál sería el resultado. Hasta el martes a mediodía, cuando las fuerzas catalanas empezaron a dar muestras de estar dispuestas a investirlo a cambio de nada con tal de echar a Mariano Rajoy, muy pocos en el PSOE daban un duro por que la iniciativa parlamentaria perfilada tras la publicación de la sentencia del caso Gürtel acabara con su líder en la Moncloa. Ahora tiene que pensar quiénes le acompañaran en el Ejecutivo de España.

La principal recomendación de quienes ya han vivido procesos similares es que no se precipite. El consejo no será, en todo caso, fácil de seguir. Sánchez no estrena legislatura ni tiene cuatro años por delante para desempeñar su programa de gobierno. Ni siquiera tiene un programa de gobierno como tal. No en vano, ha tenido que asumir unos Presupuestos contra los que despotricó de manera enérgica. Está obligado a tomar las riendas del país, pues, con cierta premura. Pero veteranos del partido con larga experiencia en la Administración defienden que sería conveniente darse cinco o seis días antes de anunciar el nuevo Gobierno. Su mano derecha, José Luis Ábalos, corroboró ayer la idea y apuntó a que podría estar listo a «mediados de semana», a punto para la celebración de un Consejo de Ministros el viernes.

El líder del PSOE jurará su cargo ante el rey hoy a las 11.00 horas. A continuación tendrá que diseñar la estructura del Ejecutivo (cuántos ministerios, cuáles, con cuántas secretarías de Estado...). Una vez publicado el decreto, quizá el lunes, será el momento de los nombres. «Lo lógico es que eche mano de gente con experiencia, al menos en los ministerios de Estado (Economía, Defensa, Interior, Justicia y Administración Territorial). Necesita que todo funcione desde el primer día», apunta un parlamentario que pasó por varios ministerios, tanto en la época de Felipe González como en la de José Luis Rodríguez Zapatero.

En el partido apuestan por un Gobierno que aúne a dirigentes con experiencia de gestión y savia nueva, gente de su núcleo duro y algún independiente. Es más o menos lo que hizo en el 2004 Zapatero, quien entregó Economía a Pedro Solbes y Defensa a José Bono, ambos con muchos trienios en política; Justicia y Administraciones Públicas fueron, en cambio, para Juan Fernando López Aguilar y Jordi Sevilla, dos de los componentes de su nueva vía, mientras Interior recayó en el magistrado José Antonio Alonso (luego pasaría a Alfredo Pérez Rubalcaba).

 

En mayo del 2016, justo antes de las repetición de las elecciones, Sánchez ya hizo una presentación pública de su Gobierno en la sombra para impulsar su campaña. Ese equipo sirve ahora para alimentar las especulaciones. Aunque algunos de sus componentes han desaparecido del entorno del secretario general del PSOE, otros siguen con él. Es el caso de la actual portavoz parlamentaria, la magistrada Margarita Robles, a la que situó como posible ministra de Justicia. Al exlendakari Patxi López, con el que luego compitió en las primarias del 2017, le concedió la cartera virtual de Administraciones Públicas. Y a Ángel Gabilondo, ahora casi seguro candidato a la Comunidad de Madrid, Educación. También señaló entonces a Meritxell Batet, muy de confianza del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y miembro de su anterior ejecutiva. Siempre se dice que en todo Gobierno tiene que haber una cuota catalana y una andaluza. En la primera, además de Batet y Nuria Parlon (ahora distanciada del partido por el apoyo al 155) aparecía Josep Borrell. En la segunda, el constitucionalista Gregorio Cámara, pero ahora todas las miradas apuntan a la exministra Carmen Calvo, que se ha convertido en una de sus más cercanas colaboradoras.

En principio, en el partido asumen que ni la vice secretaria general, Adriana Lastra, ni el secretario de organización, José Luis Ábalos, entrarán en el Gobierno. Pero no es descartable que lo hagan la actual presidenta, la exministra de Medio Ambiente Cristina Narbona, o la responsable de Seguridad Social, Magdalena Valerio.

Medio millar de altos cargos serán relevados en una primera fase de sustituciones

La llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa provocará previsiblemente el cese de 437 altos cargos del Estado en las próximas semanas, según cálculos de los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). A ellos se sumarían un número indeterminado de los cerca de 6.000 funcionarios eventuales y de carrera que ocupan puestos de confianza, que podrían cesar también más adelante, estima Gestha, que recuerda que no solo cesarán los ministros, sino también secretarios de Estado, subsecretarios y directores generales. Asimismo, habrá movimientos entre los jefes de gabinete y entre los presidentes de organismos y empresas públicas, entre los que se cuentan los diez sueldos más elevados de la Administración, que oscilan entre los 219.641 euros anuales de la presidenta de la SEPI y los 136.818 euros de un consejero de la CNMV. Los técnicos de Hacienda calculan también que un mínimo de 35,4 millones de euros en sueldos de altos cargos cambiará de manos, con unas retribuciones medias anuales de 81.125 euros. A esto se podrían añadir también algunos cambios entre los 182 embajadores, aunque probablemente serán limitados, al descartarse en principio el cese de los que accedieron a sus puestos por carrera. Simultáneamente, cesarán 566 asesores de estos altos cargos que no son funcionarios por oposición. En una tercera fase, hasta 4.841 funcionarios libremente designados podrían llegar a ser revocados de la dirección de la Administración y de sus organismos públicos.