Los antisistema salvarán la investidura de Torra con sus cuatro abstenciones

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

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La CUP evita de momento nuevas elecciones, pero avisa que hará oposición activa

14 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El expresidente de Òmnium Cultural Quim Torra será investido hoy como nuevo presidente de la Generalitat. El dirigente nacionalista saldrá elegido en segunda vuelta por mayoría simple, con los votos a favor de JxCat y ERC (66) y la abstención de los cuatro diputados de la CUP. Los anticapitalistas decidieron ayer abstenerse en la reunión de su consejo político, celebrada en Cervera (Lérida). La investidura de Torra pendía de un hilo, después de que tres agrupaciones territoriales de la CUP impulsaran un debate interno con vistas a no facilitar la elección del candidato neoconvergente. Los precedentes con los antisistema, que ya tumbaron la investidura de Artur Mas y la de Jordi Turull, hicieron saltar todas las alarmas en el independentismo, ante el riesgo de que se repitiera el veto. «Enviamos a Mas a la papelera de la historia», dijeron entonces desde la izquierda radical independentista.

La presión sobre los cuperos en las horas previas a su decisión fue muy fuerte. Hubo incluso una apelación directa del propio expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, poco antes del inicio del consejo político. «Espero que mantengan la coherencia. Siempre han dicho que no era un problema de nombres», dijo.

Los anticapitalistas condicionaron el discurso que pronunció el sábado el candidato a la presidencia de la Generalitat en la primera sesión del pleno de investidura. Para convencerlos, Torra se comprometió a seguir hacia la república, enterrar el autonomismo y poner en marcha un proceso constituyente. No habló de desobediencia ni de unilateralidad, como quería la CUP, pero su radicalidad discursiva, tachada de «frentista» por la Moncloa, acabó de convencer a las bases cuperas.

La abstención de los anticapitalistas será crítica, ya que sus cuatro diputados pasarán a la oposición y no «facilitarán la gobernabilidad». A su juicio, el programa de Junts per Catalunya y Esquerra no avanza en la construcción de medidas republicanas ni sociales, sino que supone un «giro autonomista». Aun así, casi cinco meses después de las elecciones y siete después de que el Gobierno destituyera al Ejecutivo catalán en pleno, en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, Cataluña recuperará la figura del presidente de la Generalitat.

En los próximos días, Torra nombrará su equipo, que le viene prefabricado, en tanto que los consejeros de JxCat los elige Puigdemont y los de ERC los designa la formación republicana. Casi se puede decir que habrá tres Ejecutivos: el del exilio, el de Torra y el de Esquerra. La nueva Administración catalana arranca, por tanto, llena de incógnitas.

Línea roja

La de mayor calado es ver cómo discurre el nuevo Gobierno catalán, y cuáles son sus primeros pasos, toda vez que el Ejecutivo central ya le ha avisado de que no le permitirá dar ni un paso más allá de la línea roja de la legalidad y que no le temblará el pulso para volver a aplicar el 155. Torra situó el sábado el objetivo en la independencia, pero a estas alturas, y tras la declaración fallida del 27-O, el secesionismo es consciente de que no puede construir ninguna república de la noche a la mañana. El propio candidato a presidente lo ha reconocido en privado, al admitir que no contar con el 50 % de los votos es una «losa» para el movimiento independentista.

Fuentes de la cúpula de ERC reclaman que se le dé una oportunidad al nuevo dirigente. «No nos quedemos solo con los tuits», apunta un miembro de la dirección, que cree que, a pesar de que la legislatura se ha estrenado en el nivel máximo de tensión, tenderá a «bajar el diapasón». La sombra de Puigdemont será muy alargada y Torra nacerá como un presidente débil. No solo porque no tiene una mayoría amplia para poder gobernar, sino porque el propio Puigdemont se ha encargado de dejar sentado que su mandato será provisional y que si el Estado «sigue la persecución» habrá nuevas elecciones en unos meses.

El «procés» provoca caídas del 8 % de reservas para el verano y del 30 % en el Imserso

La situación política que ha vivido Cataluña en los últimos meses ha hecho caer los viajes del Imserso a la comunidad en un 30 % durante febrero y marzo y también ha provocado un descenso de las reservas para el verano de entre el 7 y el 8 % en los hoteles dedicados al turismo vacacional.

El presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Restauración de Cataluña (Confecat), Santiago García-Nieto, que ocupa el cargo desde octubre último, asegura que los viajes del Imserso a Cataluña han bajado en febrero y marzo porque los españoles «han preferido otros destinos» por la «inseguridad política» catalana, según recoge Efe. Esta situación también ha influido en el descenso de entre un 7 % y un 8 % de las reservas del turismo vacacional en la comunidad para el próximo verano respecto a las mismas fechas del año pasado.

García-Nieto ha afirmado que el turismo necesita «estabilidad» y que la situación política y el hecho de que Cataluña lleve tantos meses sin Gobierno ha afectado a la sensación de seguridad que cualquier empresario necesita para invertir.

«El primer paso es que haya Gobierno y después que este dé confianza a los inversores», y que se «vaya recuperando poco a poco la estabilidad», ha apuntado García-Nieto. En este sentido, ha indicado que muchas inversiones en Cataluña se han paralizado o se han desviado hacia otras zonas, aunque es muy difícil cuantificarlas, porque se trata de inversiones privadas.

El sucesor de Puigdemont en Gerona duró 60 días

Quim Torra no es el primer dirigente elegido a dedo por Puigdemont. El precedente acabó en escándalo en el 2016. Puigdemont ganó las municipales en Gerona en el 2015. Cuando Artur Mas lo reclutó para presidente, nombró sucesor a Albert Ballesta, que era director provincial de la Consejería de Interior, pero que no salió elegido concejal (iba de 19.º por CiU) y tuvieron que dimitir los miembros de la lista que iban del undécimo al decimoctavo puesto. A los dos meses de asumir el cargo, tuvo que dimitir tras intentar subirse el sueldo de a 28.000 a 73.000 euros. Su sucesora también fue nombrada por Puigdemont.