Los llamados mediadores asumen el discurso y el lenguaje de la banda y cargan contra el Gobierno

G. B. Madrid / LA VOZ

ESPAÑA

05 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los llamados mediadores internacionales convirtieron ayer el acto celebrado en la localidad de francesa de Cambo en una ceremonia de propaganda de ETA con la intención de justificar su existencia criminal, blanquear su historial de asesinatos y negar su derrota. Durante el acto, al que acudieron representantes del PNV y de EH Bildu, así como de Podemos, se guardó un minuto de silencio «en honor a todas las víctimas del conflicto». El abogado sudafricano Brian Currin, líder del Grupo Internacional de Contacto (GIC), asumió el lenguaje de ETA, calificó de «presos políticos» a los terroristas encarcelados y aseguró que «el proceso de paz no está acabado», dado que es necesario «resolver» la situación de los reclusos de la banda y los huidos de la justicia. «No se puede abordar el proceso de paz sin resolver esta cuestión», señaló. En un discurso lleno de reproches al Gobierno español e incluso a las víctimas de la banda por no participar en esa ceremonia de justificación de la existencia de ETA, Currin hizo suyo también el discurso político de los etarras y señaló que aunque el «grupo» se disuelve, no desaparece el proyecto por el que nació. «La acción a favor de la independencia del País Vasco va a seguir adelante de forma democrática», explicó el abogado.

Entre los asistentes al denominado «Encuentro Internacional para avanzar en la resolución del conflicto en el País Vasco» se encontraban el ex primer ministro de Irlanda Bertie Ahern; el exlíder del Sinn Fein, brazo político del grupo terrorista IRA, Gerry Adams; el exjefe de gabinete del exprimer ministro británico Tony Blair, Jonathan Powell; el exdirector general del Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus y el excandidato a la presidencia de México Cuauhtémoc Cárdenas.

Declaración de Arnaga

Acudieron a Cambo el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y dirigentes de la izquierda aberzale como Arnaldo Otegi, Rafa Díaz Usabiaga o Rufi Etxeberria, todos ellos condenados en su día por su vinculación con la banda terrorista. Estuvieron igualmente históricos miembros de ETA como Eugenio Etxebeste, Antxon, así como el exdirigente del PSOE vasco Jesús Eguiguren, que negoció con ETA en la época del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y representantes de los sindicatos ELA, próximo al PNV, LAB, vinculado a la izquierda aberzale, y de UGT. El sindicato CC.OO. rechazó la invitación a la cita.

«Pido al Gobierno español que dé pasos positivos en favor de los presos vascos para aproximarlos a sus lugares de residencia», afirmó Gerry Adams, que advirtió de que «el enfado no es una política y la venganza no es la solución». Michel Camdessus leyó un mensaje en nombre del ex secretario general de la ONU Kofi Anan en el que se asegura que la declaración en la que ETA anuncia su disolución «marca el final de un capítulo difícil» y «enseña que el diálogo político es crucial para construir una paz duradera».

Los representantes internacionales suscribieron la llamada Declaración de Arnaga, por el nombre del caserío donde se celebró el acto, en el que se dice que «todas las partes deben ser honestas con el pasado» y se reclama a las víctimas «un espíritu de generosidad para curar las heridas y reconstruir una comunidad compartida». «Sugerimos que se desarrollara el diálogo entre el grupo (en referencia a los terroristas de ETA) y el Gobierno español y no lo ha habido», afirman. «La paz no es un juego de suma cero, sino un asunto de voluntad política, donde ambas partes se ponen de acuerdo para alcanzar sus objetivos de forma pacífica a través de medios políticos y democráticos», afirman, equiparando así a los terroristas con las fuerzas democráticas.