El vídeo de Cristina Cifuentes nunca llegó a la policía y se vendió al mejor postor

melchor saiz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El acta de la identificación de Cifuentes en el hipermercado ha desaparecido de los archivos policiales

26 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Quién hizo una copia ilegal del vídeo de Cristina Cifuentes robando en el hipermercado? ¿Quién lo ha distribuido? ¿Y por qué? ¿Ha dicho la expresidenta de Madrid toda la verdad en su declaración en la que este miércoles anunció su dimisión? Las preguntas sobre la grabación que ha precipitado la caída de Cifuentes se agolpan. No todas tienen respuesta, pero sí hay ya algunas certidumbres para, al menos, descartar sospechosos.

La Policía Nacional nunca tuvo en su poder el vídeo sobre el hurto de Cristina Cifuentes en el híper. No custodió jamás esas imágenes porque no requirió ni la grabación hecha pública este miércoles por OK Diario ni otras supuestas imágenes de la entonces vicepresidenta de la Asamblea de Madrid en el interior de la zona de compra aquel 14 de mayo del 2011. Y no lo hizo porque no hubo denuncia, ya que al final la retenida se avino a abonar las cremas (poco más de 40 euros) y Eroski no denunció, como es práctica habitual cuando se satisface el importe.

Responsables del cuerpo en Villa de Vallecas apuntaron que solo los responsables de seguridad del centro pudieron haber tenido acceso a estas imágenes, que deberían haber sido destruidas un mes después al no haber sido requeridas en una investigación, tal y como marca la Ley de Protección de Datos y la Instrucción 1/2006 de esta entidad. Eroski, que entonces era el propietario del aquel híper que al poco tiempo vendió, aseguró este miércoles tajante que las grabaciones de videovigilancia se destruyeron «automáticamente en un plazo menor de 30 días».

Sin documentos

El grupo vasco de distribución afirmó no tener documentación sobre ese incidente porque la destruyó al traspasar la superficie al nuevo operador y, en todo caso, apuntó que la «cadena de custodia» debía estar «garantizada» por el «servicio de vigilancia contratado». La empresa era Castellana de Seguridad.

Sin embargo, el vídeo, recalcan mandos policiales conocedores de su existencia desde hace años, salió a la venta al mejor postor a finales del 2011. ¿Quién lo compró y cuándo? La respuesta no es fácil, aunque todos los especialistas recuerdan que por entonces empezaban a nacer, cuando no estaban ya en pleno auge, los sistemas de espionaje a rivales políticos en el seno del propio PP de Madrid. Varios despachos de abogados y detectives de la capital estaban desde hace más de un lustro detrás de hacerse con el vídeo, aun sin saber a ciencia cierta si existía.

Más puntos turbios

Pero hay más puntos turbios en este caso. Los dos agentes de paisano de la comisaría de Puente de Vallecas que acudieron aquella mañana de mayo del 2011 al hipermercado tras la retención de Cristina Cifuentes por el hurto de dos cremas estaban obligados por reglamento a redactar un pequeño atestado describiendo su actuación tras ser requeridos. Sin embargo, según confirman todas las fuentes consultadas, esa acta (en el que tendría que venir reflejada la filiación de la persona retenida) no se conserva en los archivos policiales. O bien porque no se redactó (aunque los agentes aseguran que sí lo hicieron), o bien porque alguien se ocupó de que desapareciera cuando Cifuentes fue nombrada delegada del Gobierno en Madrid en enero del 2012.

Y más piezas que no encajan. La expresidenta, en la comparecencia en la que anunció ayer su dimisión, aseguró que todo fue un accidente y que se despistó al meter las cremas en su bolso, porque su intención era abonarlas en caja. Esa es también la versión que mantiene el PP.

Sin embargo, los agentes involucrados en aquel capítulo dan otra versión. Cifuentes, cuando fue sorprendida, adujo que las cremas eran suyas y que las había adquirido en otro comercio. Es por ello por lo que en el vídeo se ve cómo un empleado recoge las cremas para comprobar por el código de barras que pertenecían al almacén de ese hipermercado de Eroski. Cifuentes, según el guardia de seguridad que la interceptó, se negó en un principio a abonar la mercancía y fue por ello por lo que el híper llamó a la policía. Solo cuando el reponedor comunicó que las cremas eran de Eroski la política del PP acabó pagando.