El Supremo establece que basta que los niños oigan una agresión machista para aumentar la pena

A. T. MADRID / COLPISA

ESPAÑA

ANGEL MANSO

Fija esta doctrina al rechazar el recurso de un agresor que aseguraba que cuando golpeó a su esposa y la lanzó contra una cama la escena no fue vista directamente por sus hijos

24 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Tribunal Supremo ha determinado que basta con que los hijos oigan cómo su madre es víctima de una agresión machista de su padre, pareja o expareja para que los jueces condenen al autor con una pena superior, al poder imponerle la agravante que recoge el Código Penal por haber actuado «en presencia de menores».

La Sala de lo Penal del alto tribunal fija esta doctrina al rechazar el recurso de casación de un agresor que reclamaba que se le retirase la agravante del delito de su condena porque cuando golpeó a su esposa y la lanzó contra una cama, lo que le produjo contusiones, la escena no fue vista directamente por sus hijos, que sí estaban en ese momento en el interior de la casa, pero no en la habitación donde ocurrió la agresión.

El Supremo desatiende la reclamación de este condenado en sentencia firme y aprovecha su resolución para extender el alcance de este agravante de la violencia machista. La sala indica que el aumento de la sanción penal por actuar «en presencia de menores» no puede quedar restringida a las ocasiones en las que hay una «percepción visual directa» de la violencia por los hijos, sino que también «ha de extenderse a las percepciones sensoriales de otra índole que les posibiliten tener conciencia de que se está ejecutando una conducta agresiva de hecho o de palabra propia de una escena de violencia».

Plenamente conscientes

El ponente entiende que, «la expresión ‘en presencia’ no ha de interpretarse en el sentido de que los menores han de hallarse físicamente delante de las personas que protagonizan la escena violenta, de modo que el menor pueda tener una percepción visual directa de ellas». Destaca que en muchos casos los menores no se hallan dentro de la habitación de sus ascendientes que realizan las escenas violentas, «pero escuchan y son plenamente conscientes de lo que está sucediendo».