El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dejó clara ayer en Pontevedra su implicación directa en la aprobación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Lo hizo con un mensaje concreto, que parecía dirigido al PSOE: «Se trata de hacer políticas que funcionen y que beneficien a la gente, sin sectarismos ni prejuicios que la historia demuestra que sirven para poco o, mejor, para nada».
Rajoy insistió en que el documento que aprobó hace una semana el Consejo de Ministros y que hoy se presentará en el Congreso contempla un volumen de inversión «muy importante» para Galicia, y dedicó un rato de su intervención ante los medios a desglosar alguno de los aspectos destacados del documento. Como que se ha elevado la previsión de crecimiento del 2,3 al 2,7 %, con el convencimiento de que «si hacemos las cosas bien romperemos nuestro propio pronóstico».
También apuntó a la previsión de creación de puestos de trabajo al final del año -475.000- o a la negociación con los sindicatos para incrementar el salario mínimo -un 4 % este año- y el salario de los funcionarios. Y, obviamente, se refirió a la previsión de incremento de las pensiones mínimas y de viudedad así como la rebaja del IRPF para los pensionistas que cobran entre 12.000 y 18.000 euros.
Todo ello es posible, apuntó, porque tras ver cómo la recaudación bajaba hasta en 70.000 millones de euros durante los años de crisis, «ahora ya podemos hacer cosas que no se pudieron hacer en momentos de gran dificultad».
Con estos mimbres, Rajoy sostiene que «en la medida en que seamos capaces de seguir creciendo y de crear empleo, que sigue siendo el gran objetivo nacional, los próximos años pueden ser buenos y la historia de la crisis se quedará solamente en eso, en lo que fue, una crisis. Creo que estamos en condiciones de superarla definitivamente».