¿El desliz de Ana Julia Quezada en una entrevista?

C. Barbería

ESPAÑA

Carlos Barba / Efe

La autora confesa del crimen no dudó en emocionarse en Radio Galega días después de la desaparición de Gabriel, a quien dijo tratar «como si fuera su hijo». Rectificó en directo al hablar del menor, de pasado a presente

14 mar 2018 . Actualizado a las 14:01 h.

Con emoción, hablando sin reparos de esa gente «que se aprovecha del dolor pidiendo dinero» y refiriéndose a Gabriel, como «nuestro niño». Así se mostró el pasado 3 de marzo ante los micrófonos de Radio Galega Ana Julia Quezada, la autora confesa del crimen del pequeño. La mujer aún no había entregado a la Guardia Civil la camiseta del niño, supuestamente encontrada cerca de la depuradora de Las Negras, al norte de las Hortichuelas, una prenda que, como se confirmó posteriormente, terminó por centrar las pesquisas de los agentes en ella y por incriminarla.

En la entrevista a la emisora gallega, Ana Julia Quezada, muestra las mismas y engañosas muestras de cariño y sentimiento que realizó durante las numerosas batidas para encontrar al pequeño, en las que participó. Llama, sobre todo, la atención, la rectificación que realiza en directo cuando explica cómo se dio cuenta de la desaparición. «Era un niño muy responsable» dijo de inicio. «Es muy responsable», apostilló a continuación. 

«Estábamos comiendo la abuela, el niño y yo. Después de comer, como siempre, se va con sus amiguitos, a una casa que está a 50 o 70 metros», recordó la autora confesa del crimen, que hoy ha pasado a disposición judicial, sobre el 27 de febrero, el día en el que se perdió la pista del pequeño. «Ana, me voy», explica que le dijo el menor, al que vieron abrir la verja e irse. «Yo me marché porque tenía cosas que hacer y sobre las 18.30 horas nos llama su abuela explicando que el niño no está dónde tenía que estar», aclara la mujer, que llamó al padre, y junto a él y el resto del pueblo empezaron a buscar al pequeño. 

La detenida por el crimen de Gabriel incidió durante la entrevista en la recompensa -que luego se demostró ser falsa- de 10.000 euros a quien diese información sobre el menor y no dudó en afimar que la familia recibió «muchísimas llamadas de gente que se aprovecha del dolor de los demás».

Entre sollozos, y luego de restar credibilidad a la posibilidad de que el niño almeriense se hubiese ido por su propia voluntad, Ana Julia Quezada rogó, incluso, ayuda para encontrarlo. «Solo queremos recuperar a nuestro niño, que vuelva a casa, que es un niño muy bueno, muy obediente, muy guapo», demandó. «Solo queremos recuperar a Gabrielillo, si alguien le ve, que nos diga algo, que estamos desesperados. No sabemos quién lo tiene, qué le estarán haciendo, si estará comiendo, si estará bebiendo, cómo estará mi niño», implora a continuación.

«Es como si fuese mi hijo. Es muy cariñoso, es estupendo, no se merece lo que le está pasando», concluye la autora confesa del crimen.