Fernando Casal Bértoa: «La reforma electoral debe permitir formar gobiernos estables de coalición»

ESPAÑA

El politólogo gallego, gran experto en partidos, aboga también por un sistema más proporcional

12 feb 2018 . Actualizado a las 09:18 h.

Nacido en Santiago, creció en Oza y Vilagarcía, profesor de Política Comparada de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) e investigador experto en sistemas de partidos, Fernando Casal Bértoa aboga por una reforma electoral en sentido más proporcional, pero que garantice la formación de gobiernos estables. El pasado mes de septiembre recibió en Santiago el premio de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración al mejor artículo de revista, un trabajo que combina cuatro métodos comparativos diferentes y que versa sobre qué es lo que hace que el sistema de partidos sea más estable.

-¿El sistema electoral español actual ha sido positivo o negativo políticamente? ¿Por qué?

-En general, el sistema electoral actual ha sido positivo en el sentido de que ha permitido al sistema de partidos español alcanzar un grado de estabilidad nunca antes visto, al menos no desde finales del siglo XIX, principios del siglo XX. Y ello en claro contraste con, por ejemplo, el sistema empleado durante la Segunda República, considerado por muchos como uno de los principales culpables de su colapso. De igual modo, el sistema electoral actual ha facilitado la estabilidad gubernamental, así como la alternancia de los principales partidos (UCD, PSOE, PP) en el Gobierno, al mismo tiempo que ha permitido la representatividad de aquellas minorías regionales más importantes (Cataluña, País Vasco, Galicia o Canarias), así como su implicación en materia gubernamental y legislativa. Todo esto ha facilitado también la consolidación del sistema democrático en España, algo que en los primeros anos de la transición no estaba del todo claro.

-¿Considera que debería reformarse?

-Yo creo que claramente sí. Si durante muchos años el principal perjudicado por el actual sistema electoral fue básicamente uno (la coalición Izquierda Unida), desde el 2004 el número de damnificados se ha ampliado. No ya solo Izquierda Unida, que en el 2015 seguía siendo el más perjudicado, sino también UPyD (sobre todo en el 2011), Ciudadanos (principalmente en el 2016) y, en menor medida, Podemos (especialmente en el 2015). Es más, tal y como señaló el politólogo español Josep Colomer en su estudio sobre las causas del cambio en los sistemas electorales, en múltiples ocasiones es el cambio en el sistema de partidos el que lleva a un cambio en el sistema electoral a fin de dar acomodo a la nueva estructura de competición interpartidista. Y, en mi opinión, eso es lo que tiene que suceder en España.

-¿En qué aspectos y para lograr qué objetivos? ¿Debería hacerse el sistema electoral más proporcional?

-Es muy difícil contestar a esta pregunta sin tener en cuenta que los efectos del sistema electoral también dependen de otros factores, como el diseño institucional, federal o no. En este sentido, todo dependerá de que el sistema autonómico se mantenga o bien se dé paso a un verdadero sistema federal en el que, por ejemplo, una reforma del Senado, y su sistema de elección, desempeñarían un papel esencial. Pero suponiendo que solo se lleve a cabo una reforma del sistema electoral, cualquier medida que se adopte debería estar dirigida a la obtención de una mayor proporcionalidad en la representación, al tiempo que se permita la formación de gobiernos estables, con toda seguridad de coalición, algo a lo que los políticos españoles no parece querer acostumbrarse. Somos el único país de Europa que no ha tenido, desde 1979, ninguna coalición de gobierno. En todo caso, la reforma no tiene por qué ser radical. Al fin y al cabo, y tal como han señalado Montero, Rama y Esquer en un estudio del 2016, el sistema actual, criticado por no proporcional, también ha permitido la representación parlamentaria de un número considerable de partidos políticos. De hecho, es muy probable que con la simple adopción de una fórmula electoral más proporcional que la de d’Hondt, tal y como han propuesto varios expertos, fuese suficiente para alcanzar los objetivos anteriormente mencionados.