Junts presiona ya a Torrent para que permita la teleinvestidura de Puigdemont

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

JOSEP LAGO | AFP

Mantiene al expresidente como candidato y pide que se le permita votar desde Bruselas

19 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Roger Torrent ya siente la presión del cargo. Veinticuatro horas después de asumir la presidencia del Parlamento catalán, Torrent experimentó ayer el peso de la responsabilidad. Sobre todo la que le empezó a trasladar Junts per Catalunya desde varios flancos con un único objetivo: apretarle para que permita la investidura a distancia de Carles Puigdemont, huido a Bruselas desde el 30 de octubre. La sesión para la elección del nuevo presidente de la Generalitat no tiene aún fecha, pero tiene que producirse como máximo el 31 de enero. Queda una semana larga de infarto. Junts per Catalunya insistió ayer en que Puigdemont es el único candidato a la investidura y empezó a preparar el terreno. Y lo hizo presentando en el registro de la Cámara la petición de Carles Puigdemont, Lluís Puig y Clara Ponsatí, los tres en Bruselas con una orden de detención, para que puedan participar en la investidura a través de la delegación del voto sin necesidad de desplazarse a Barcelona, pues serían arrestados. La Mesa de Edad admitió el miércoles esta posibilidad para los tres diputados encarcelados (Junqueras, Forn y Sànchez), lo que contaba con el aval del juez del Supremo.

Pero la situación de los tres exmiembros del Gobierno que permanecen en la capital belga (los dos de Esquerra aún no han aclarado sus intenciones) es distinta, y ni el Gobierno ni los partidos constitucionalistas están dispuestos a permitir su concurso. Esta es la primera patata caliente que tendrá que resolver Torrent en la reunión de la Mesa del Parlamento catalán de la semana que viene. La nueva Mesa se reunió ayer por primera vez tras la elección del día anterior, aunque apenas entró en harina, según fuentes parlamentarias. El asunto espinoso de la investidura sobrevoló el ambiente, pero se tratará en próximas citas. Torrent, que en su estreno como presidente dejó un buen sabor de boca en los grupos de la oposición por su tono moderado y por su voluntad de marcar distancias respecto a su antecesora, deberá tomar la decisión que marcará su mandato.

«No entraré en hipótesis»

Mientras llega ese momento, el presidente de la Cámara inició la ronda de contactos para proponer al pleno un candidato a la presidencia de la Generalitat, pero evitó dar pista alguna sobre sus intenciones. «Si el candidato con más apoyos es Puigdemont tendremos que hablar de cómo afrontar la investidura», afirmó en la emisora de radio RAC-1. Eso sí, evitó los detalles sobre cómo se haría esa elección. «No entraré en hipótesis porque esto corresponde valorarlo a la Mesa del Parlamento. Los letrados han dicho lo que han dicho y no entramos a valorar situaciones hipotéticas que aún no se han dado», añadió.

Aunque precisó que los «mecanismos son los que son» y que «paso a paso iremos afrontando todas las situaciones que se den». Tras completar la ronda de conversaciones y si Puigdemont es quien reúne más apoyos, como así ocurrirá, el presidente del Parlamento autonómico tiene claro que deberá pasar a la fase de cómo afrontar la investidura, que podría preparar con el expresidente en Bruselas. «Veremos», dijo sobre este extremo. Desde Junts per Catalunya, en cualquier caso, le presionan para que visite ya al exjefe del Ejecutivo catalán, pero no en su calidad de candidato a la reelección, sino como presidente de la Generalitat aún vigente. «Sería lo normal que la primera autoridad del país se reúna con el nuevo presidente del Parlamento», afirmó Elsa Artadi, mano derecha de Puigdemont en Junts per Catalunya, obviando que el cabeza de lista neoconvergente fue cesado tras la aplicación del 155.

Los soberanistas buscan un gesto de Torrent en la línea de reconocer a Puigdemont como el jefe del Ejecutivo «legítimo» de Cataluña. Fuentes de la presidencia de la Cámara precisaron, no obstante, que no está en la agenda de Torrent una visita a Bruselas, a pesar de que desde Ciudadanos cargaron con dureza contra el dirigente republicano, dando casi por hecho su viaje.

De momento, Torrent aguanta la presión que le tratan de trasladar sus socios. Si bien esta presión la sienten también en Junts per Catalunya ante la posibilidad de que el expresidente no pueda ser investido y tengan que buscan un plan B, lo que derrumbaría todo su discurso sobre la restitución del Gobierno legítimo. El exconsejero Josep Rull insistió ayer en el «o Puigdemont o Puigdemont».

La CUP condiciona su apoyo al candidato a que se «materialice la república»

La CUP se resiste a perder el protagonismo que tuvo durante la pasada legislatura, en la que condicionó buena parte de las decisiones de calado. También la no investidura de Artur Mas. Los anticapitalistas, que se reunieron ayer con el nuevo presidente de la Cámara catalana en el marco de la ronda de contactos con los grupos parlamentarios que Roger Torrent inició para proponer un candidato a la presidencia de la Generalitat, anunciaron que en el consejo político del 27 de enero decidirán si apoyan o no la investidura de Carles Puigdemont.

La CUP solo apoyará la elección del expresidente si se compromete a «materializar la república», aunque «reconoce la legitimidad» de Puigdemont para ser «el primer candidato a la investidura». Hace dos años, en un controvertido consejo político que acabó con un empate a votos, los antisistema decidieron enviar a Mas a la «papelera de la historia». Aunque Junts per Catalunya y ERC cuentan con los cuatro escaños de los cuperos para lograr la mayoría absoluta, la historia podría volver a repetirse. En el fondo, subyace el malestar de los anticapitalistas con sus socios independentistas, a los que no ven con la intención de implementar la república. La CUP calificó de «autonomista» el discurso con el que Torrent se estrenó en la presidencia del Parlamento.

Además de las dudas de la CUP en la ronda inicial de contactos, Torrent no solo recibió la negativa del PSC, Catalunya en Comú y el PP a apoyar la elección de Puigdemont, sino que las tres formaciones expresaron además su negativa a respaldar a cualquier aspirante que surja de las filas de Junts. Torrent se reunirá hoy con Esquerra y los neoconvergentes, que le trasladarán su voluntad de que el expresidente sea el candidato a la reelección. También se verá con Ciudadanos.

El Gobierno dice que el expresidente catalán «ha llegado al final del trayecto»

N. Vega

La partida no ha concluido, pero el Gobierno anticipa el desenlace. En la Moncloa están convencidos de que en el enfrentamiento de fuerzas, el Estado tiene herramientas para salir victorioso y dan por agotada la vía del expresidente de la Generalitat. «Ha llegado al final del trayecto», auguró ayer Soraya Sáenz de Santamaría.

El Ejecutivo ha vuelto a estudiar todos los escenarios y respuestas posibles para cerrar el paso al Parlamento catalán si decide facilitar la investidura a distancia de Puigdemont, una opción que los letrados de la Cámara han rechazado por irregular. Y la vicepresidenta descarta que el candidato independentista vaya a encontrar otro procedimiento con el que recuperar la Generalitat. «Puede adoptar decisiones poco racionales, porque esa es su manera de ser y a lo que nos tiene acostumbrados, pero no puede ser presidente y lo sabe», sentenció en la Cope.

Sáenz de Santamaría asegura que el Gobierno está preparado «para hacer que Puigdemont responda ante la Justicia». De ahí que concluya que únicamente con una «vulneración flagrante de la ley» podría ser reelegido. Si eso ocurre, Rajoy convocaría al Consejo de Ministros para recurrir la investidura ante el Tribunal Constitucional. Es más, el Gobierno confía en poder frustrar el debate antes de su celebración. Pero para ello debe haber constancia previa de las intenciones de la Mesa del Parlamento autonómico. De existir un documento en el que se ponga negro sobre blanco que el candidato de Junts per Catalunya podrá defender su proyecto en la distancia o pedir a través de otro diputado la confianza de la Cámara, el Ejecutivo procederá de inmediato. De lo contrario, cabe la posibilidad de que la sesión llegue a celebrarse. «No hay nada imposible, pero daría lo mismo, sería un simulacro de investidura y la votación quedaría anulada», relativizan fuentes gubernamentales.