Podemos culpa a la prensa de su fracaso

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

FERNANDO ALVARADO | EFE

La dirección elude cualquier autocrítica por el mal resultado en Cataluña e Iglesias, que sigue mudo tras el 21D, no se plantea cambiar de estrategia pese a las críticas internas

10 ene 2018 . Actualizado a las 22:50 h.

«No es un trabajo que dependa solo de nosotros, también de los profesionales del periodismo». Tras veinte días de silencio, ese es el desconcertante análisis que hace Podemos para explicar su fracaso en las pasadas elecciones catalanas del 21D. Si los votantes no respaldaron su programa político en las urnas no fue porque no estuvieran de acuerdo con un discurso que se mantuvo durante toda la campaña en la ambigüedad permanente respecto a la ilegal declaración de independencia, sino porque la prensa impidió conscientemente que sus mensajes llegaran a la ciudadanía. En ausencia del secretario general, Pablo Iglesias, desaparecido y mudo desde los comicios del 21 de diciembre, fue el secretario de Organización, Pablo Echenique, el encargado de tratar de explicar por qué en solo dos años han pasado de ganar los comicios generales en Cataluña a ser el quinto partido en las autonómicas y perder tres de los 11 escaños que tenía en el Parlamento catalán.

No se va a cambiar nada

En un análisis carente de cualquier autocrítica, Echenique explicó que en «el uso legítimo de la libertad de información» los medios deciden «en qué temas están interesados» y por ello la agenda social que defendía Podemos no tuvo eco. Pero, además de la «barrera mediática» en su contra, el partido morado ha encontrado otros culpables para justificar su descalabro electoral. Entre ellos están las «mentiras» de otras fuerzas políticas, especialmente Ciudadanos, que han tergiversado el discurso de Podemos, y el clima de máxima polarización política entre independentistas y no independentistas.

La conclusión de todo ello es que el partido de Iglesias no detecta ningún error y no tiene por tanto intención alguna de cambiar de discurso ni de estrategia política. La coportavoz de los morados, Noelia Vera, insistió en esa idea al asegurar que la posición de Podemos en Cataluña ha sido la «más sensata en un contexto polarizado». «Entendemos que a medio plazo una posición como la nuestra es la única salida, no parece sensato que cambiemos», sentenció.

Con ese análisis, la dirección del partido obvia por completo no solo el varapalo electoral, que Echenique minimizó al considerar que la pérdida de tres escaños «no es una variación muy grande», sino también las críticas internas, cada vez más numerosas, al liderazgo de Pablo Iglesias y a la posición muy próxima al independentismo que el partido ha mantenido respecto a Cataluña. Entre esas voces críticas destaca la de la cofundadora de Podemos, Carolina Bescansa, que ya antes de las elecciones catalanas denunció que su partido no tenía un proyecto político nacional y su discurso se dirigía «más a los independentistas que a los españoles». 

Iglesias reaparece el sábado

La ausencia de autocrítica tiene como objetivo blindar al secretario general, que ha enmudecido desde las elecciones catalanas, sobre las que no ha hecho un solo comentario en público desde el pasado 19 de diciembre. Iglesias es el único líder nacional que no ha comparecido para valorar los resultados de esos comicios. Pero también para ese prolongada desaparición encontró justificación Pablo Echenique. «Podemos es un proyecto colectivo y a veces comparece él, otras yo o Noelia. No hay más misterio que ese», señaló. Iglesias piensa romper su silencio el próximo sábado durante el consejo ciudadano estatal, en el que presentará un informe de gestión del partido en el año 2017 y explicará los restos futuros.

Pero, pese a las críticas internas y los sondeos que indican una pérdida creciente de apoyos a Podemos en toda España, Iglesias no tiene pensado plantear ningún cambio de estrategia política ni de discurso sobre Cataluña, porque considera que su apuesta por un referendo pactado será la que acabe imponiéndose, por más de que la idea no haya sido respaldad en las urnas.