El PDECat pretende negociar el regreso de su presidente con el Gobierno

C. R. BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

ERIC VIDAL | reuters

Los neoconvergentes dicen que Puigdemont solo volverá si hay un «pacto político»

04 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Volver o no volver. Ese es el dilema que tiene Carles Puigdemont y sobre el que gira toda la política catalana tras la victoria de las fuerzas secesionistas por mayoría absoluta en las elecciones del 21D. El PDECat abrió ayer la puerta a que Puigdemont no regrese de su retiro en Bruselas, lo que supondría de facto el primer gran incumplimiento programático de la candidatura de Junts per Catalunya. Los neoconvergentes centraron su campaña electoral en la figura del expresidente de la Generalitat -él o Rajoy era el lema- y en la promesa de que si ganaba, regresaría para ser investido y poder restituir el Gobierno destituido en aplicación del artículo 155 de la Constitución.

El diputado del PDECat Ferran Bel condicionó ayer el regreso del candidato para asistir a la investidura a que se produzca un «pacto político» previo con el Gobierno de Mariano Rajoy. Un acuerdo que no se vislumbra por ningún lado y que debería pasar, según los independentistas, por que la Fiscalía reclamara al juez que permita la vuelta de Puigdemont sin ser detenido, extremo en el que insisten los secesionistas sin tener muy en cuenta el principio de separación de poderes.

Puigdemont, en el discurso que pronunció para fin de año, en el que se presentó como presidente legítimo de Cataluña, ya instó a Rajoy a reconocer los resultados de las elecciones catalanas y a «negociar políticamente con el Govern legítimo de Cataluña». «El pacto tiene que ser político y se tendrá que instrumentalizar; los problemas políticos deben tener una respuesta política», afirmó ayer Bel en declaraciones a Cuatro.

«El objetivo es garantizar el cumplimiento del resultado electoral del 21D y revertir el 155 y sus consecuencias», señalan en la lista que se impuso en las elecciones dentro del bloque soberanista; una lista en la que conviven diferentes almas y en la que algunas piezas actúan al margen del PDECat, como es el caso de Elsa Artadi, a la que muchos señalan como posible presidenta de la Generalitat si al final Puigdemont decide no regresar y renuncia a la reelección. A su juicio, levantar el 155 y respetar al resultado electoral implica la «liberación» de los dirigentes secesionistas presos y el retorno de los fugados «con seguridad y garantías para que puedan ejercer sus derechos políticos con plenitud». Las conversaciones entre los independentistas, obligados a entenderse para mantener la mayoría absoluta y el poder, se acelerarán a partir de hoy, una vez se conozca la resolución de la situación penitenciaria de Oriol Junqueras.

Las negociaciones girarán en torno a tres ejes: la constitución del Parlamento catalán el día 17 de enero, la elección de la Mesa de la Cámara -en la que la mayoría secesionista podría depender de que los exconsejeros huidos a Bruselas renuncien a su escaño- y la investidura. La elección del presidente es el asunto más importante de las negociaciones. Desde el PDECat no descartan nada, incluida la «investidura telemática» que ya rechazó Esquerra. El diputado Gabriel Rufián advirtió que Cataluña no puede tener un presidente elegido por Skype.