Distensión, sosiego, símbolos de unión y referencias a Cataluña

s. c. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La elección del gris, blanco y azul claro rebaja gravedad a la escena y hacerlo en un salón le da solemnidad

26 dic 2017 . Actualizado a las 00:29 h.

En el mensaje navideño del rey la escenografía siempre está muy cuidada, y por eso es interesante detenerse en qué ha querido transmitir la Corona con la puesta en escena de este domingo.

Este es el cuarto mensaje de Felipe de Borbón como monarca, y en este tiempo se ha pasado de la intimidad de su hogar a la grandiosidad del Palacio Real y a la imagen de trabajo de su despacho. El mensaje se grabó en la sala de audiencias de la Zarzuela. Este es un lugar muy importante: allí el rey recibe a los políticos antes de la formación de Gobierno; juran sus cargos las altas autoridades del Estado; y allí colocó el rey Juan Carlos I a Felipe VI el fajín de capitán general de las Fuerzas Armadas. Para facilitar las cosas, el actual monarca cambió el protocolo de la sala, y ahora los invitados no tienen que esperar hasta que él entre; es Felipe VI quien aguarda por su visita. En este marco de diálogo y bienvenida se desarrolló el mensaje más corto del rey, poco menos de doce minutos.

Felipe VI aparece en una silla con brazos, el mismo modelo regencia de las dos Navidades anteriores, con las piernas cruzadas y el gesto relajado. Así lo ha hecho en sus cuatro años como rey, en un intento de resultar cercano al espectador (como contraste, en su discurso del 3 de octubre permanecía sentado detrás de su mesa de escritorio).

En la puesta en escena de este domingo el rey iba vestido en tonos claro: traje gris, camisa blanca y corbata celeste, al estilo de su primer mensaje navideño como monarca; es una manera de resultar menos grave o formal, igual que la corbata, que le daba dinamismo (tenía minúsculas cruces oscuras y círculos blancos).

Lo más interesante sin duda fue la elección de símbolos de los que se rodeó: los galardones de los premios Princesa de Asturias y Princesa de Girona. Hay que recordar que, si el heredero de la corona de Castilla es príncipe de Asturias, el de la corona de Aragón lo es de Girona (el de Navarra, príncipe de Viana). Al elegir ambos premios (el de Asturias al lado de la foto de familia; el de Girona, en la consola colocada detrás del rey), se daba protagonismo al futuro de la Casa Real a la vez que a su peso en la historia, además de recalcar que Felipe VI es también rey de Aragón, y por tanto de Cataluña

Lo que comparte el país

Completaban los adornos, además de los cuadros, muebles y alfombra que habitualmente está en la sala, un busto de Carlos III (en su despacho hay un gran retrato), un nacimiento navideño que también mostró el año pasado (y que pertenece a la colección privada de los reyes), dos libros sobre España que hacen referencia a dos emblemas de unidad (el Camino de Santiago en Camino de Santiago inolvidable y la monarquía con Tesoros de los Palacios Reales de España) y una fotografía del rey con su esposa e hijas en Marivent (Mallorca). El toque navideño lo daba los abigarrados y numerosos centros y cestos con poinsettias.

Finalmente, y no es una decisión menor, este año la bandera de Europa compartía protagonismo con la española, con una rotundidad poco habitual en los actos de la Casa Real.