Los secesionistas se muestran incapaces de acordar un pacto de mínimos

C. R. BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Fernando Villar | efe

El programa común se reduce a tres puntos: libertad de los presos, reconocimiento del 1-O y nuevas políticas sociales

02 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El independentismo no consigue cerrar la imagen de unidad que busca para el 21D. Las fuerzas secesionistas, aliadas, socias e integrantes de un mismo Gobierno hasta hace un mes, no solo concurren en listas separadas, sino que a día de hoy, cuando apenas quedan dos días para el inicio de la campaña, no han sido capaces de pactar un programa común de mínimos para exhibir una cierta unidad de acción, como era su intención. Más allá del acto conjunto que el soberanismo celebrará el día 7 en Bruselas, la división independentista es evidente en el arranque de la campaña. Una fractura, reconocen tanto en Esquerra como en el PDECat y la CUP, puede tener su efecto en las urnas.

Públicamente no se hacen reproches, pero en privado desde Junts per Catalunya y desde Esquerra se las tiran con bala. Ambos se culpan de que las negociaciones por el programa estén estancadas y dejan entrever que la pugna en el sector nacionalista será muy fuerte en los próximos días, pues entre otras cosas lo que está en juego el 21D es un cambio histórico en el equilibrio de fuerzas dentro del soberanismo, que en los últimos 40 años ha sido dominado por Convergència.

El primer borrador que trascendió sobre lo que negociaban las dos principales listas secesionistas para llevar elementos comunes en sus programas, con la CUP siempre a la expectativa, planteaba nueve puntos de consenso, mientras que fuentes de Junts per Catalunya hablaban ayer de solo tres y con enunciados muy genéricos. El primero tiene que ver con la petición de libertad de los dirigentes presos; el segundo, con el reconocimiento del resultado del 1-O, que necesitaría una «reválida»; y el tercero, con la apuesta de aplicar políticas sociales para ampliar el apoyo social al soberanismo con la apertura de un proceso constituyente.

En principio, ambas formaciones y la CUP se han emplazado para el lunes para acabar de negociar y poder presentarse el lunes por la noche en la tradicional pegada de carteles con un mínimo de unidad. Pero el hecho de que no sean más ambiciosos en el contenido de los puntos a pactar ya denota que las estrategias a partir del día 22 no están nada claras en el independentismo y que más de uno cruza los dedos para que no haya mayoría absoluta secesionista pues estarían obligados a gobernar juntos de nuevo.

Junts per Catalunya presiona además para que Carles Puigdemont sea restituido como presidente de la Generalitat tras las elecciones, aunque Esquerra no está de acuerdo y sus candidatos son Oriol Junqueras y Marta Rovira. Los neoconvergentes advierten incluso a los republicanos de que impulsar otro candidato que no sea el exalcalde de Girona es «legitimar» el 155.

Puigdemont y Mas dan a entender que las declaraciones son una argucia para salir de prisión

«Os queremos en casa. Tenéis que salir de la cárcel porque no tendríais que haber entrado nunca. Haced lo que haga falta para salir». Ese fue el mensaje que el expresidente de la Generalitat  Carles Puigdemont, huido en Bélgica, transmitió ayer a través de Twitter a los exconsejeros encarcelados antes de que estos comparecieran ante el juez Llarena.

Un texto que devalúa el compromiso de los imputados de acatar la Constitución, porque lleva implícito el mensaje de que, si es necesario, mientan ante el juez y acaten solo formalmente la Carta Magna para salir de prisión. En un momento en el que en su propio partido surgen reproches por su estrategia de haber huido a Bélgica para hacer desde allí una campaña personalista, Puigdemont trató de mostrar cercanía con los exconsejeros. Afirmó que queda «mucho trabajo» por hacer y que los ahora presos son necesarios para «plantar cara al tripartito del 155». En el mismo sentido se expresó el también expresidente de la Generalitat Artur Mas, que acudió a las puertas del Tribunal Supremo y dijo que «entendería» cualquier estrategia de defensa que sirva para que los encarcelados logren la libertad. Preguntado personalmente por si él acata o no el artículo 155 de la Constitución, explicó que considera una aberración política su aplicación en Cataluña. «Quien está en prisión de forma injusta tiene todo el derecho del mundo a desarrollar cualquier argumento de defensa que le permita salir de la prisión», señaló, dando a entender así que la declaración de los exconsejeros presos es solo una argucia para librarse de la cárcel.