«Ni hay presos políticos ni persecución política», dicen huidos del franquismo

C. P. BRUSELAS / CORRESPONSAL

ESPAÑA

Toni Albir | Efe

Siete combatientes antifranquistas se muestran «indignados» por la campaña de desprestigio que está sufriendo la democracia española

01 dic 2017 . Actualizado a las 06:48 h.

«En España no existen presos políticos ni nadie se ve obligado a expatriarse como consecuencia de una supuesta persecución política». Fue el mensaje que lanzaron ayer a Europa siete combatientes antifranquistas, «indignados» por la campaña de desprestigio que está sufriendo la democracia española a manos de los independentistas catalanes. Todos acumulan a sus espaldas historias de represión, persecución, encarcelamientos, torturas y exilio. Eduardo Teo Uriarte y Javier Elorrieta acabaron huyendo a Bruselas para esquivar la Justicia franquista. Iñaki Viar no tuvo tanta suerte. Pasó 20 años encarcelado hasta que la ley de amnistía de 1977 le permitió recuperar su libertad.

Los tres se dejaron seducir en los sesenta por el nacionalismo. Creyeron que la mejor forma de combatir al régimen y luchar por la democracia era militar en ETA. «El nacionalismo es veneno: detrás vienen la ruptura, la falta de convivencia y el totalitarismo», explicó Uriarte en una pequeña sala del Parlamento Europeo, donde presentaron ayer un manifiesto conjunto para explicar a la Unión que la imagen de la «España inquisidora» es falsa. No existe persecución alguna.

Elorrieta y Viar asintieron antes de arremeter contra el expresidente Carles Puigdemont y sus exconsejeros por montar una «farsa» y pasearse libres por las calles de Bélgica luciendo con orgullo la etiqueta de «preso político». «Es indigno», coinciden todos ellos. Y es que, para quienes son considerados «los últimos presos políticos» de España, las comparaciones con quienes «han atacado» la democracia española son odiosas. «Teníamos nuestras diferencias en la concepción de la democracia, pero supimos ver en la Constitución de 1978 una garantía de libertad y convivencia», proclamaron.

Se muestran orgullosos de su contribución durante la Transición y, aunque reconocen que es necesario «revitalizar» la Carta Magna, alertan del riesgo de que se destruya ese patrimonio: «Arruinaron Cataluña, fracturaron a la sociedad, vinieron a Bélgica a decir que no hay democracia en España, han balcanizado el país y puesto en peligro el sistema de convivencia en Europa», advirtió Uriarte.