Las claves del secuestro y muerte de Publio Cordón: las mentiras de los «señores Monforte»

La Voz / Agencias

ESPAÑA

EFE

Hoy, tras 22 años de preguntas sin respuesta y sobresaltos, arranca el juicio contra los dos miembros del Grapo acusados de retener al empresario

20 nov 2017 . Actualizado a las 15:24 h.

Hoy se escribe en la Audiencia Nacional una de las últimas páginas sobre el secuestro y muerte del empresario Publio Cordón, un caso que no se podrá dar definitivamente por cerrado hasta que se halla su cuerpo, sepultado en la zona del Mont Ventoux, en la Provenza francesa. Este lunes arranca el juicio al ponferradino José Antonio Ramón Teijelo y a la gallega María Victoria Gómez Méndez -conocida como Vi-, dos miembros de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo), para quienes la Fiscalía pide 37 años de cárcel a cada uno por el secuestro cometido el 27 junio de 1995 en Zaragoza. Sus testimonios podrían ser claves para el hallazgo del cuerpo del empresario aragonés. 

El Ministerio Público les acusa de los delitos de detención ilegal, homicidio y estafa agravada y reclama en concepto de responsabilidad civil que indemnicen conjuntamente a la viuda Pilar Muro con 400 millones de pesetas (la misma cuantía que le exigieron por el rescate) y 500.000 euros. Impone además que respondan con otros 500.000 euros para cada uno de los hijos de Publio Cordón.

En su escrito de conclusiones, el fiscal acusa a los dos procesados -en prisión por su relación con los Grapo- de alquilar y custodiar la vivienda de Lyon (Francia) en la que tuvieron encerrado al empresario antes de que intentara escapar arrojándose desde una ventana.

El juicio cerrará un caso que ha estado investigando la Guardia Civil y que ya tiene esclarecido, aunque aún queda por encontrar el cuerpo del empresario, cuya búsqueda continúa tras varios intentos, sin éxito, en el Mont Ventoux de Francia. Por este caso ya están condenados otros cuatro miembros de la banda terrorista Pce(r)-Grapo.

¿Quién era Publio Cordón?

Cuando Publio Cordón fue secuestrado en 1995, era uno de los empresarios con mayor proyección de España. Nacido en Soria en 1937, siendo joven se trasladó con su madre a Zaragoza, desde donde se involucró en el negocio de las pólizas de seguros. A mediados de los años 50, fundó en la capital aragonesa el Grupo Hospitalario Quirón,  uno de los principales gestores de la sanidad privada en España. Fue un hombre que se hizo a sí mismo.

«Publio nunca tuvo la sensación de que podía ser víctima de algo así. No se consideraba relevante, era un hombre con su trabajo, con una empresa, pero nada más. Si hubiera habido alguna amenaza habría adoptado alguna medida», defendió su viuda, Pilar Muro, cuando se cumplieron veinte años de su secuestro.

Pilar Muro, viuda de Publio Cordón, de una concentración para exigir la liberación del empresario en el año 1997
Pilar Muro, viuda de Publio Cordón, de una concentración para exigir la liberación del empresario en el año 1997 JAVIER CEBOLLADA

«Era un empresario de primera, con una inteligencia fuera de lo normal, tan responsable siempre, con una enorme responsabilidad empresarial y familiar. Una persona muy abierta, sociable, se metía en todos los asuntos que le proponían, le divertía su trabajo, era una mente brillante, con mucha capacidad de liderazgo y un entusiasta», recordó su viuda.

El día del secuestro, Publio Cordón se había desplazado desde Madrid a la capital aragonesa para poder celebrar el día 28 de junio su 30º aniversario de boda. «Le dije: Publio no vengas, quédate, no viajes a Zaragoza para luego tener que regresar a Madrid corriendo, ya lo celebraremos. No me hizo caso, no hubo forma de convencerle para que no viniera. Yo le decía que no hacía falta, un viaje tan rápido, me daba miedo la carretera, intuía un peligro, que algo podía pasar... Él me respondía que no me preocupara, que quería celebrar el aniversario y que quería estar aquí. No hubo forma de que cambiara de opinión».

Además, ese fatídico 27 de junio de 1995 confluyeron, en opinión de Pilar Muro, un cúmulo de circunstancias. En primer lugar, la mala suerte de que un grupo terrorista se fijase en Publio, además de una serie de casualidades. El empresario salió esa mañana a practicar footing por el Canal Imperial, cerca de su domicilio, teniendo a sus perros como única compañía. «Le vieron solo ese día, le estaban acechando y fueron a por él», defiende su viuda.

Así ocurrió todo

Según el escrito del fiscal, a las 7.30 horas del 27 de junio de 1995 el comando de los Grapo integrado por los ya condenados Fernando Silva Sande, José Ortín Martínez y Enrique Cuadra Echeandía interceptaron al empresario mientras hacía deporte en Zaragoza, le introdujeron por la fuerza en un coche y le trasladaron a un polígono industrial.

Desde allí, y a bordo de otro vehículo, fue llevado hasta Lyon, como había previsto el comando, integrado también por Concepción González, que realizó labores de vigilancia para ejecutar el secuestro. En esta localidad francesa los miembros de los Grapo que serán juzgados desde hoy, José Antonio Ramón Teijelo y María Victoria Gómez Méndez, habían alquilado una vivienda en el número 5 de la Rue de la Batterie con identidad falsa y haciéndose pasar por un matrimonio de profesores españoles de francés.

Allí habilitaron un armario empotrado de dimensiones de 1,71 metros de largo por 1,21 metros de ancho donde escondieron a Publio Cordón durante 16 días, tiempo que el secuestrado marcaba con palotes.Transcurrido ese tiempo, el empresario consiguió salir del armario y trató de huir por una de las ventanas de la buhardilla pero resultó herido de gravedad.

Los Grapo consiguieron rescatarle con vida pero «en lugar de trasladarle a un centro médico» se pusieron en contacto con la organización terrorista a fin de recibir instrucciones y fue en ese momento cuando el empresario perdió la vida, según expone la Fiscalía en su escrito.

Ocultaron su muerte para pedir un rescate

Tanto Teijelo (ya condenado por falsificación con finalidad terrorista del DNI e integración en asociación de malhechores) como Gómez (condenada por el Tribunal Correccional de París por delito de pertenencia a organización terrorista) se volvieron a España bajo el pretexto de que la acusada estaba aquejada de una grave enfermedad.

Una vez en territorio español hicieron creer a la viuda del empresario zaragozano que estaba vivo y le reclamaron 400 millones de pesetas por su rescate, que fueron entregados en París a Enrique Cuadra y Fernando Silva, ambos condenados por estos hechos.

Una «pareja de profesores» que respondían a la identidad de «señores Monforte»

La magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela concluyó la instrucción de la causa y abrió juicio oral el pasado mes de junio contra los dos acusados. En su auto recogió la versión aportada por el testigo protegido denominado 'Alfa' cuyo testimonio permitió localizar en junio del 2012 la vivienda en la que permaneció retenido Cordón.

Su tesis fue corroborada por la de la propietaria del domicilio, que declaró que entre 1993 y 1996 alquiló la casa a una pareja de profesores españoles que respondían a la identidad de «señores Monforte» y que tuvieron que abandonar «precipitadamente» la casa «debido a la enfermedad sobrevenida de la mujer».

La dueña de la vivienda señaló en una fotografía a Teijelo comentando que «tenía la misma fisionomía aunque era más joven» y aportó un contrato de seguro para el alquiler de la vivienda a nombre de José Luis Monforte. A Teijelo se le intervino un documento de identidad a nombre de Monforte cuando fue detenido en una primera ocasión en octubre de 2005 en Pantin (Francia).

El testigo declaró que Cordón «había muerto accidentalmente, se cayó por un tejadillo en un intento de huida, así como que falleció una semana o dos antes del pago de rescate, lo que precipitó la salida del domicilio del comando situando con ello el fallecimiento a finales de julio de 1995, coincidiendo en el tiempo con la fecha anticipada de rescisión del contrato de seguro».

Esclarecido el caso, continúa la búsqueda de Publio Cordón

Con la vista oral que arranca este lunes se cerrarán años de investigaciones que han permitido a la Guardia Civil esclarecer el caso y a los jueces enviar a prisión a los autores. Sin embargo, y pese a las sucesivas e intensas búsquedas de la Guardia Civil, que ha utilizado los métodos más sofisticados, el cuerpo del empresario aún no ha sido hallado.

Encontrarlo es el empeño de los investigadores y el deseo de la familia de la víctima, que vería aliviado un sufrimiento que lleva padeciendo desde hace más de dos décadas, tiempo durante el que se han enfrentado a la incertidumbre, a preguntas sin respuesta, a una inicial esperanza y a múltiples sobresaltos. «Lo veo muy difícil a estas alturas, si al final encuentran a Publio será un milagro», llegó a manifestar Pilar Muro, su viuda, hace dos años. 

Para poder avanzar en la localización de los restos del empresario zaragozano, podría ser clave el testimonio de los dos acusados y, especialmente, el de Teijelo, toda vez que pudo ser él quien señaló sobre un plano el Mont Ventoux francés como el lugar para trasladar el cuerpo del empresario y enterrarlo, según explicó al juez el «exgrapo» Fernando Silva Sande, uno de los condenados por el caso.

De todos modos, Teijelo no ha dado fe, ni judicial ni policialmente, del paradero del cuerpo, pero aún tiene la oportunidad de hacerlo en el juicio. Tampoco lo ha hecho María Victoria Gómez, ambos acusados de deshacerse del cadáver.

Su colaboración en la vista les podría beneficiar a la hora de la condena, ya que si fueran capaces de señalar el lugar donde enterraron a Cordón, el hallazgo del cuerpo y su posterior necropsia podrían determinar si finalmente el empresario murió de forma fortuita o recibió algún disparo. Marcaría la diferencia en la calificación de homicidio o asesinato.

Carmen Cordón, hija del empresario Publio Cordón
Carmen Cordón, hija del empresario Publio Cordón PACO RODRÍGUEZ

Dos nuevas pruebas indubitadas, según los investigadores y el fiscal, han sido esenciales para cerrar las pesquisas del caso y servirán de garantía en el juicio.

Se trata de la constatación por parte de los laboratorios de Criminalística de la Guardia Civil de que las muescas y números hallados en la jamba del armario de la casa de Lyon (Francia) donde estuvo recluido Cordón se corresponden con la caligrafía de la víctima.

Otra de las pruebas indubitadas es el ADN de la acusada gallega María Victoria Gómez hallado en alguna de las cartas que «como prueba de vida», según relata el fiscal en su escrito de conclusiones, permitió el comando escribir a Publio Cordón para, una vez fiscalizadas y censuradas, enviarlas a la familia.

La última búsqueda fue en mayo

Fernando Silva Sande, uno de los condenados por el caso, se sometió voluntariamente a la prueba de la máquina de la verdad P-300 y ofreció la ubicación donde podían enterrados los restos de Publio Cordón, en una zona concreta del Mont Ventoux francés, rastreado por la Guardia Civil y policías galos sin éxito de momento.

La última búsqueda tuvo lugar en mayo del año pasado. Durante 20 días los agentes desbrozaron una zona de 600 metros del camino marcado por Silva Sande y utilizaron tecnología punta para ello. Nuevos equipos muy sofisticados que los ejércitos utilizan para la detección de minas y elementos metálicos, como por ejemplo en Afganistán.

No se han escatimado medios y en el último rastreo se probó el sistema más fiable en ese momento, procedente del Centro Internacional de Desminado (CID) del Ejército.

Pero el paso de los años modifica los campos magnéticos y en esa búsqueda ni siquiera se detectó el pico que, al parecer, quedó enterrado al lado del cuerpo al haberse desgajado del mango.

Y en espera de los resultados de esa búsqueda, la Audiencia Nacional prefirió esperar un tiempo más para la fijación del juicio a Gómez y Teijelo, aunque pidió a Francia la remisión de todos los elementos, pruebas y objetos intervenidos para preparar la vista, entre ellos el trozo de la jamba y el sobre.

Consciente del permanente avance tecnológico, el Servicio de Información de la Guardia Civil, que da por concluida la investigación sobre la autoría y los detalles del cautiverio y la muerte, no cejará hasta «cerrar bien» el caso y encontrar el cadáver.

Localizar la casa de Lyon fue un punto de inflexión en las pesquisas del secuestro y fue gracias a los medios existentes en ese momento, como Google Maps, que los investigadores lograron ir acotando la zona hasta dar con el chalé.

Fueron seis meses con los ojos delante del ordenador, pero mereció la pena. Por ello, la Guardia Civil seguirá investigando en nuevos métodos de detección para cumplir su objetivo, pero, sobre todo, para aliviar el sufrimiento de la familia de Publio Cordón. 

«Han transcurrido veinte años, pero es como si hubiera sido ayer»

«Han transcurrido veinte años, pero es como si hubiera sido ayer», se lamentó Pilar Muro, la viudad de Publio Cordón hace dos años. «Sin duda, el peor momento de todos fue cuando nos dimos cuenta de que le habían secuestrado. Aquellos meses fueron terribles, la incertidumbre era lo más amargo. Cuando se lo llevaron tenía 61 años, no era muy mayor, aunque soportar muy malas condiciones podría resultar fatal. De día y de noche me viene otra vez esa angustia de pensar donde lo tendrían, cómo lo estaría pasando».

Asimismo, sufrimos mucho con lo que la prensa publicaba sobre Publio, no se tuvo en cuenta su buen nombre y honorabilidad, de ser una víctima lo convirtieron en un delincuente y a nosotros también. Los Grapo dijeron que le habían soltado y que se había ido a Sudamérica con documentación falsa, en qué cabeza cabía eso, la Policía sabía perfectamente que no era cierto. 

Las mentiras de los Grapo

Silva Sande había declarado en el año 2009 que enterró a Publio Cordón y que metió el pico dentro. «No me encaja que Silva recorriera 250 kilómetros con un cadáver, cavara un agujero en el monte, en un lugar lleno de piedras y raíces, lo veo incapaz de trabajar tanto. Es una mentira continua la que ha ido soltando y que para él se ha convertido en verdad a fuerza de repetirla. Que mi marido quisiera huir me lo puedo figurar, no era un hombre que se amedrentara, lo considero muy capaz de que si viera alguna ocasión de salir lo intentara», defendió en el 2015 la viuda del empresario.

«Que se cayera por una ventana, tal vez, pero después de que los Grapo le pegaran un tiro. Si vieron que se les escapaba me encaja más que le dispararan. No les interesa que aparezca el cuerpo porque es la forma de poder demostrar que tenía una, dos o tres balas, que no sólo lo secuestraron sino que también lo asesinaron», aseveró Pilar Muro.

«Por qué están mintiendo a estas alturas, después de tantas detenciones, de tantos juicios, de estar en la cárcel, por qué no nos dejan tranquilos y nos cuentan lo que pasó realmente, es lo único que nos queda. Muy sencillo, porque se averiguarían las mentiras del Grapo. Nos mintieron desde un principio, Publio estaba muerto hace semanas pero cogieron el rescate, nos dijeron que en el momento en que les pagásemos le dejarían libre, mentira. No han sido capaces de rectificar», aseguró Pilar Muro. La familia entregó a los terroristas 400 millones de pesetas.

El empresario salió de casa vestido con un chandal, llevaba una cruz, que nunca se quitaba, regalo de su suegra, y un reloj. «Una vez pregunté qué habían hecho los Grapo con las cosas personales de Publio. Me dijeron que las tiraron al río, al Sena supongo, su cuartel general estaba en París».

«Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para volver a ver a Publio con vida. Llegamos también a ofrecer una recompensa. Hasta hace cuatro días conservaba un apartado de correos, al principio nos mandaban muchas cosas aunque ninguna esclarecedora».

«El tiempo pasa pero no olvidamos. La vida tiene que seguir pero Publio está presente todos, todos los días», resaltó su viuda en el 2015, cuando se cumplieron veinte años de su secuestro.