Rajoy pide a la mayoría silenciosa que convierta su voz en votos

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira ENVIADA ESPECIAL / BARCELONA

ESPAÑA

Matthias Oesterle | dpa

Reclama a las empresas que se queden y el fin del boicot a los productos catalanes

13 nov 2017 . Actualizado a las 07:51 h.

Rajoy estuvo ayer en Barcelona, en teoría, para presidir el acto de presentación de la candidatura de Xavier García Albiol a la Generalitat. En el fondo, se trataba de un acto de doble agradecimiento: por una parte, desde el PP catalán al presidente por haber aplicado el artículo 155, tal y como dijo entre aplausos el candidato; y por otra, de agradecimiento de Rajoy a los presentes -afiliados y cargos en su mayoría- por su valentía, por haber aguantado ante el «pensamiento único», y por haber «sabido resistir y denunciar los desmanes, como esa grave utilización de niños pequeños en las manifestaciones, un fiel reflejo de la catadura moral» de algunos. Aprovechó el acto no para pedir el voto (aún no ha empezado la campaña), pero sí para decir que el 21 D «es fundamental que acuda la gente a llenar de votos las urnas para una Cataluña en España y en Europa», y eso se puede conseguir, apuntó, «si la mayoría silenciosa y silenciada convierte su voz en votos. Una Cataluña que despierta, real y diversa, ajena a esa Cataluña única» que promueven los independentistas.

No dudó el presidente del Gobierno en hablar de la situación, aunque lo hizo a su manera: «El 21 de diciembre habrá elecciones autonómicas, dentro del marco de la Constitución y el Estatuto. Las he convocado yo, que soy el presidente del Gobierno de España, y lo hice porque el Govern se decidió por la sinrazón. Hemos restablecido el orden legal y democrático. Eso fue lo que ocurrió y no otra cosa». Rajoy dedicó la mayor parte de su intervención a explicar la excepcionalidad de la medida -«recurrimos a la ley cuando habíamos agotado todas (todas, repito) las vías»- y su constitucionalidad: «El artículo 155 es algo excepcional, pero no exclusivo de España. ¿Qué creéis que harían Francia o Alemania si una región dijese que la Constitución no rige ahí?».

Tranquilidad y prosperidad

Destacó que el objetivo «más importante es devolver la tranquilidad a la vida cotidiana. Darles normalidad a las cosas. No cansar más a la gente, que llevamos muchos años así». También hizo mención a la necesidad de reorientar la crisis económica derivada de la política: «La amenaza es desgarradora, triste y angustiosa. La salida de empresas, el desplome de las ventas, la anulación de reservas... Estamos trabajando en proyectos como traer la Agencia Europea del Medicamento a Cataluña, y Barcelona tiene la mejor calificación técnica, y que las ferias y congresos mundiales sigan aquí. Porque una de las peores mentiras del independentismo, una más, fue que los bancos y las empresas estarían encantadas en la Cataluña independiente y no se verían afectadas. Yo les pido que no se vayan y a los españoles que no dejen de comprar nunca productos catalanes».

Por supuesto, no quiso dejar pasar la oportunidad de defender España como Estado de derecho -«por eso toda Europa nos apoya», recordó- y desmintió el último «mantra» del independentismo: «En España se puede defender cualquier idea, incluso el independentismo. Pero los independentistas también están sometidos a la ley, como los que no lo somos». Terminó insistiendo: «Nadie os echará de España y de Europa, [...] porque juntos somos más, más fuertes, más prósperos y mejores».

Aplausos y muchos selfis

El acto se celebró en un hotel anexo a la estación de Sants bajo unas estrictas medidas de seguridad. Sobre 1.300 afiliados y simpatizantes, según dijo Xavier García Albiol, se dieron cita en el salón de actos y aclamaron en repetidas ocasiones a Mariano Rajoy, al que interrumpieron en su discurso. El presidente se vio en verdaderos apuros para abandonar el recinto, ya que los congregados querían hacerse fotos con él y darle la mano. Los guardaespaldas cedieron terreno ante el apasionamiento de los seguidores. Por lo demás, el ambiente era festivo y relajado, con una media de edad alta y muchas enseñas españolas con el sello del PP (un corazón con las banderas de Cataluña, España y la UE).