Los policías gallegos se quejan por la distribución de los turnos de descanso

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira BARCELONA / ENVIADA ESPECIAL

ESPAÑA

Javier Etxezarreta | efe

Aseguran que son, con los asturianos, los únicos que se van en grupos de seis, y que los demás viajan por unidades enteras

07 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cinco grupos (unos 250 agentes) gallegos de la Policía Nacional destacados en Barcelona como refuerzo de la operación Copérnico son los únicos, junto a los cien policías asturianos, que están cogiendo los días de descanso en grupos mínimos, de seis personas, frente a los 40 o 50 que viajan cada semana a las restantes comunidades españolas. Lo denuncia el sindicato Unión Federal de Policías (UFP), que no ha recibido ninguna explicación de por qué ocurre esto.

La decisión de dividir los descansos de esta manera perjudica a los funcionarios, ya que cinco o seis de cada grupo (son unidades de 50 personas, aunque en algunas hay bajas) tendrán que esperar hasta ocho semanas para irse de vacaciones a sus casas. En las otras comunidades, al viajar en grupos completos, en tres o cuatro semanas todos los que están destacados en Cataluña pueden tener un tiempo de descanso en su lugar de residencia.

Solo están en una situación parecida los asturianos, con la salvedad de que son solo dos grupos (menos de 100 agentes) y la mayoría de ellos ha estado unos días en su tierra debido a la celebración de los Premios Princesa de Asturias, y aunque no fueron para descansar, sí pudieron dormir en sus casas.

Pero no es esta división de los descansos la única medida en la que salen perdiendo los funcionarios de Galicia. Estos tienen, además, un día menos de vacaciones que los otros, ya que los permisos son de seis días frente a los siete de las restantes unidades. Y a eso se suma que los viajes han de hacerse en tren, que como mínimo tarda 14 horas por trayecto, con lo que a la postre solo están cuatro días en casa. Los grupos que marchan a la vez lo hacen en los furgones policiales de su destacamento pero en el caso de Galicia los agentes creen que se ha optado por el tren porque en coche estarían obligados a hacer una noche en el camino. Si algún agente decide coger un avión, lo debe pagar íntegro de su bolsillo y si tiene un percance durante el trayecto no se considera accidente laboral.

Además, los policías sufren otras incomodidades añadidas. Cuando se van tienen que dejar hecha su maleta (se guarda en un furgón maletero) o llevársela a casa, y a la vuelta regresan a un camarote que no es necesariamente el que abandonaron. Si un policía queda solo en una habitación, es reubicado rápidamente en otra en la que haya un compañero, algo que no les pasa ni a los subinspectores ni a los inspectores. «Entiendo -explica un agente gallego, con diez años de experiencia en el grupo- que los mandos tengan otro sueldo por su responsabilidad, pero a la hora de descansar todos merecemos las mismas condiciones». Y es que un policía puede cambiarse dos o tres veces de camarote antes de hacer la maleta de nuevo, esta vez para irse a casa. «Sabemos que es una situación excepcional, y que todos tenemos que hacer esfuerzos -apuntan desde el sindicato UFP- pero no es justo que los esfuerzos caigan siempre del mismo lado».