Ignacio Martín Blanco: «El mensaje que lanza TV3 es de desprecio a lo español»

ESPAÑA

El tertuliano, que dejó los medios públicos catalanes para no ser «un tonto útil», apoya el 155 para hacer que den información veraz

22 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días dijo basta. Nacho Martín Blanco (Barcelona, 1982), periodista, politólogo y profesor universitario, de madre gallega y padre madrileño, anunció en un articulo titulado Adiós al circo del odio y firmado junto a Joan López Alegre, que ambos abandonaban las tertulias de TV3 y Catalunya Ràdio, en las que defendían posiciones constitucionalistas.

-¿Por qué tomó esa decisión?

-Llevaba tres años participando en tertulias de los medios públicos catalanes TV3 y Catalunya Ràdio pero lo dejé, junto a mi compañero, porque nuestra presencia era contraproducente, ya que nuestras opiniones quedaban menospreciadas por la línea editorial y por todos los contenidos que emiten a lo largo del día, que lanzan un mensaje constante de supremacismo y desprecio a España. Prefería irme para no servir de coartada en esa ficción de pluralidad que solo vale para afianzar el independentismo, en la que éramos lo que llaman de forma ignominiosa la cuota unionista, porque el discrepante acaba siendo un colaborador necesario, por no decir el tonto útil del proyecto separatista.

-¿Cuál era la composición de las tertulias en las que participaba?

-Éramos cuatro o cinco tertulianos y siempre el balance era de tres o cuatro independentistas frente a mí. Aunque uno de ellos solía ser alguien próximo a Podemos que comparte al 95 % las tesis nacionalistas, aunque con disimulo. Su presencia les sirve también de coartada. Yo he compartido tertulias con Ada Colau, cuando no era alcaldesa, y me daba la impresión de estar hablando con una independentista. Con ese reparto de cuotas se proyecta la imagen de que la posición de quienes piensan como yo es marginal en Cataluña, cuando no es así. La falta de pluralismo se ve también en que sea cual sea el tema que se toque siempre se acaba hablando del procés.

-¿Puede poner algún ejemplo?

-Yo he estado en tertulias en las que el tema era el nuevo papa o la coronación del rey y se ha acabado hablando de si serían más sensibles a las demandas del nacionalismo catalán; o sobre la muerte de Adolfo Suárez y el debate giraba en torno a si este habría gestionado mejor que Mariano Rajoy la cuestión catalana.

-¿Programas de humor como «Polònia» tienen también un sesgo independentista?

-Todos nos hemos reído con Polònia, pero el mensaje subliminal de todos los programas de TV3, incluido este, es el desprecio a lo español, la idea de que la España de hoy sigue siendo la de Franco, de que el PP es la viva imagen del franquismo. En las series de televisión solo hablan castellano prostitutas y delincuentes, para transmitir la idea de que lo normal es hablar catalán y que el castellano solo lo utilizan los marginados.

-¿Cree que los medios de comunicación han jugado un papel en el auge del independentismo?

-Los medios de comunicación públicos y subvencionados y la educación han conformado un marco mental de alejamiento, cuando no de animadversión, hacia España, en la sociedad catalana. Un ejemplo es lo que emitió el canal para niños de TV3, en el que se dio una explicación de lo que ocurrió el 1-O de una forma que me parece nauseabunda, absolutamente abyecta, ensalzando a los Mossos frente a los policías nacionales, que son violentos. También influye mucho la inmersión lingüística, porque genera un marco mental basado en que Cataluña es una realidad nacional radicalmente distinta de España, que el castellano es una lengua impuesta y que la única propia de Cataluña es el catalán.

-¿Está de acuerdo con quienes dicen que los independentistas están ganando la batalla del relato en el extranjero?

-Quizá son más eficaces porque no tienen escrúpulos y son más deshonestos. Los dirigentes independentistas han institucionalizado la mentira, lo han convertido en lo más normal del mundo. Inicialmente los independentistas lograron tomar ventaja en la batalla del relato en el extranjero, pero eso se está equilibrando.

-¿Qué le parecen las medidas sobre TV3 que el Gobierno incluye en la aplicación del 155?

-Si el escenario que se plantea es que haya elecciones en un plazo máximo de seis meses me parece imprescindible que TV3 y Catalunya Ràdio ofrezcan a los catalanes una información veraz, neutral y respetuosa con el marco legal vigente, Constitución y Estatuto de autonomía. Y no lo están haciendo, sino todo lo contrario, porque son un auténtico aparato de propaganda al servicio de la causa separatista. Es una cuestión de higiene democrática. Pero habrá que esperar a ver el alcance de las medidas que se tomen.

«Los bandazos que ha dado ‘La Vanguardia’ no son justificables»

Martín Blanco valora positivamente el giro que ha dado el diario La Vanguardia, desde posiciones claramente independentistas hasta las que defiende ahora, de rechazo a la vía unilateral a la independencia. «Al final prefiero agarrarme a un clavo ardiendo, pero los bandazos que ha dado no me parecen justificables desde el punto de vista moral», señala. El diario barcelonés, propiedad del conde de Godó, que destaca es grande de España, «no debería hacerle el caldo gordo a los nacionalistas». En su opinión, «el problema es la dependencia que tienen los medios de comunicación catalanes de la subvención pública». Y recuerda «que La Vanguardia le hizo la campaña a Artur Mas en el 2012 de forma descarada».

Martín Blanco explica que «como los medios están regados de subvenciones de la Generalitat todo acaba siendo un entramado político-mediático en el que es difícil diferenciar qué es lo público y lo privado y cuyo discurso no se puede prácticamente diferenciar».

Sin embargo, el periodista y politólogo añade que el cambio que ha dado el diario es positivo, porque ahora «hace un discurso de defensa de la Constitución, de oposición a la vía unilateral de independencia y al disparate que supone la anulación del Estado de derecho», por lo que «le doy la bienvenida al constitucionalismo». Pero también destaca que «la línea editorial de El món a RAC1, la emisora del Grupo Godó, que es el programa de radio con más oyentes en Cataluña, es claramente independentista».