España paga algo más cara su deuda por la crisis catalana

Mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Juan Carlos Hidalgo | efe

El Tesoro coloca sin dificultades 4.600 millones en bonos, con la prima de riesgo en 130 puntos

06 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Era su primera cita con los inversores tras el referendo. En plena crisis. Y se notó. No en el apetito de los inversores. Logró financiarse sin problemas. Pero sí en sus exigencias. Tuvo que pagar ese dinero algo más caro. Hablamos de España.

Se puede decir que el Tesoro superó con nota la subasta que más expectación había levantado en meses. Muchos.

Colocó 4.600 millones en bonos. La mayor parte, en títulos a cinco años. Tendrá que pagar un interés del 0,552 %, el más alto desde marzo. En la puja anterior, la del 7 de septiembre, se comprometió a un 0,223 %. Pero no sirve la comparación. No es el mismo bono. Es otro nuevo. Con un plazo de vencimiento más largo. Seis meses más.

La mejor muestra de que los inversores siguen confiando en la economía española es que en la subasta de ayer cursaron peticiones por valor de 10.500 millones, más de dos veces los 4.600 adjudicados.

Con lo de ayer, el Tesoro ha colocado ya el 86,3 % de lo previsto para todo el ejercicio. El objetivo: 132.900 millones de euros.

Algo más se están dejando notar los nervios en el mercado secundario de deuda. Ese donde se negocian los títulos ya emitidos por los Estados y donde se fijan los intereses que, en el caso de los bonos a diez años, sirven para calcular la prima de riesgo. Aquella que tanta fama adquirió con la crisis, ganándose incluso -a pulso- un espacio en las tertulias a pie de calle, y que no es tora cosa que la diferencia entre lo que ha de pagar España a los inversores para que le presten dinero y lo que abona la siempre fiable -a ojos de los mercados, al menos- Alemania.

Pues bien, esa brecha se movía ayer en el entorno de los 130 puntos. A principios de septiembre estaba en torno a los 100.

La crisis catalana se deja notar en el ánimo de los mercados. Pero, de momento, sin estridencias. Cierto es que la incertidumbre es mucha. Y no hay nada que desagrade más a la inversión, en la economía real y en la financiera, que las incógnitas. Pero también lo es que, por el momento, manda la prudencia.