La crisis en Cataluña vuelve a partir en dos al PSOE y debilita el liderazgo de Sánchez

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

MARISCAL | efe

Diputados socialistas critican la reprobación a la vicepresidenta, pero otros dirigentes cuestionan el respaldo al mensaje del Rey

05 oct 2017 . Actualizado a las 07:16 h.

El desafío independentista en Cataluña, el referendo ilegal celebrado el pasado domingo, la respuesta del Gobierno, el histórico discurso del rey Felipe VI y la propia posición de los socialistas en este asunto han vuelto a dividir al PSOE y a demostrar que muchas de las heridas abiertas tras la destitución de Pedro Sánchez como secretario general y su posterior regreso siguen abiertas. La decisión del Grupo Socialista en el Congreso de presentar una moción para reprobar a la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, por las cargas policiales durante la jornada del 1 de octubre está siendo contestada por numerosos diputados socialistas, especialmente de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, que la consideran «inoportuna» y esperan que Pedro Sánchez acabe rectificando.

De momento, entre los diputados, solo el presidente de la Comisión de Defensa, José María Barreda, ha expresado en público ese malestar. El expresidente de Castilla-La Mancha afirmó ayer que no es momento de censurar a la vicepresidenta, sino de apoyar al Gobierno «frente a la desobediencia, deslealtad y rebeldía antidemocrática de la Generalitat». Otros diputados socialistas expresan también en privado su desazón por el hecho de que una decisión de este calado no fuera consultada al grupo antes de anunciarse. Pero quien se ha expresado con más contundencia es el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, que pidió directamente al PSOE que retire la moción contra Sáenz de Santamaría y la sustituya por una reprobación de los líderes independentistas, a los que calificó de «golpistas».

Pese a estas quejas, fuentes socialistas explicaron ayer que la dirección del grupo solo se plantearía retirar la moción si Sáenz de Santamaría diera antes «explicaciones clarísimas» sobre las cargas policiales, según informa Fran Balado. Y tampoco están dispuestos a someter esa cuestión a votación, dado que la propuesta ya fue presentada el pasado martes. Estas fuentes minimizaron el alcance del descontento entre los diputados socialistas, que lo redujeron al caso aislado de José María Barreda.

Sánchez, entre dos aguas

Pero Pedro Sánchez está ahora mismo aislado entre dos aguas. Porque si la falta de apoyo al Gobierno es discutida por los más críticos con los independentistas catalanes, los más favorables a una solución negociada en Cataluña, con el PSC a la cabeza, cuestionan por el contrario el apoyo de la dirección del PSOE al discurso del Rey, en el que echan de menos una apelación al diálogo. Entre ellos está incluso algún miembro de la ejecutiva socialista, como el vasco Odón Elorza, que en un mensaje en Twitter se mostró decepcionado con el monarca y apostó por «un diálogo real y una negociación real» que, a su juicio, «caben en el marco de la ley». En el mismo sentido se manifiestan la mayoría de los diputados del PSC, que ya en la noche del martes cuestionaron la firme posición del Rey ante la «deslealtad» de la Generalitat. Pero también líderes autonómicos afines a Sánchez como la vasca Idoia Mendia o la balear Francina Armengol reprocharon a Felipe VI que tomara parte en el conflicto en lugar de actuar como moderador. En tono menos crítico se expresó el presidente valenciano, Ximo Puig, que respaldó el diálogo en Cataluña, aunque evitó cuestionar al monarca.

La posición de Sánchez está por tanto atrapada entre dos visiones casi antagónicas sobre la respuesta que se debe dar al desafío independentista. La que insiste en el diálogo y la que apuesta por la firmeza frente a la «deslealtad inadmisible» de la que habló Felipe VI. Entre los más partidarios de esta última vía están la presidenta andaluza, Susana Díaz, que dijo compartir «la defensa de la Constitución, la democracia y la convivencia de todos los españoles que ha hecho el Rey», o el presidente extremeño Guillermo Fernández-Vara, que consideró «muy contundente» el discurso y que era «lo que se esperaba en un mensaje del jefe del Estado en este momento».