El Gobierno pide calma por temor a que pueda haber altercados

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Alberto Estévez | efe

Asegura que confía en que los Mossos «obedecerán» y solo le preocupa la radicalidad que está imponiendo la CUP

09 sep 2017 . Actualizado a las 08:25 h.

El Gobierno volvió a trasladar ayer el mismo mensaje que viene difundiendo a lo largo de las últimas jornadas: su respuesta al desafío secesionista será proporcionada, pero implacable, e inmediata. Desde Moncloa presumen de contar con las herramientas legales necesarias para desmontar el órdago lanzado esta semana desde el Parlamento catalán, y que para conseguirlo no renunciarán a nada. ¿Incluso a la aplicación del artículo 155? «Sin renunciar a nada es sin renunciar a nada», respondió Méndez de Vigo en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros, al ser cuestionado si contemplaban la intervención de la Administración catalana. El portavoz del Gobierno calcó las palabras empleadas por Rajoy la jornada anterior desde la misma sala.

Otra de las directrices que repiten desde el Ejecutivo es que no se dará ningún paso sin consultarlo previamente con Pedro Sánchez y Albert Rivera, líderes del PSOE y Ciudadanos, con quienes mantienen una comunicación ininterrumpida desde el estallido de la crisis y a quienes volvieron a agradecer ayer su altura de miras, su responsabilidad y su sentido del Estado al cerrar filas con el Gobierno. De momento parece que esa deseada foto a tres entre los mandatarios de las principales formaciones constitucionalistas no se va a producir. El jueves, día de mucha actividad en Moncloa, se deslizó desde los pasillos del palacio que a Sánchez podría no acabar de convencerle, pero el ministro de Educación y Cultura intentó restarle hierro: «No me consta ninguna reticencia de nadie; lo importante es hablar y estar de acuerdo», valoró.

Se necesitan dos para un tango

Méndez de Vigo, a quien no le cabe «la menor duda» de que los Mossos d’Esquadra «obedecerán» al fiscal general del Estado, «como lo harán todos los funcionarios», confía en que también lo hagan los 947 alcaldes catalanes. En lo que sí mostró dudas fue sobre lo que pueda suceder en las calles. Para evitar altercados realizó un llamamiento a la sociedad a que mantenga la calma y rechace cualquier acción violenta promovida por los extremistas. El portavoz admitió cierta preocupación por «el sesgo autoritario» que está tomando la situación, y denunció que la CUP es la que maneja las riendas del Gobierno catalán. «Ha impuesto la agenda, y son personas con las que no es posible hablar». Desde el Ejecutivo consideran que las causas de que se haya llegado a este punto hay que buscarlas fuera, ya que ellos siempre se han mostrado abiertos al diálogo. Recordó que de las 46 peticiones que Puigdemont le trasladó en su día a Rajoy, este abrió la puerta a 45 de ellas, «todas menos el referendo», pero que desde la Generalitat se han enrocado en la consulta y el acuerdo ha resultado imposible, porque «para bailar un tango hacen falta dos».