Rajoy abre la puerta a la propuesta del PSOE de estudiar una reforma autonómica

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Tarek Mohamed | EFE

Gobierno, socialistas y C's cierran filas para impedir el referendo ilegal del 1-O

05 sep 2017 . Actualizado a las 07:32 h.

Unidad y cierre de filas con el Gobierno frente al desafío independentista de Cataluña. El mensaje de los partidos constitucionalistas es claro, y tanto el PSOE como Ciudadanos reafirmaron ayer su postura de apoyo al Ejecutivo frente a la convocatoria del referendo ilegal fijado para el próximo 1 de octubre. Y el mejor ejemplo de este cierre de filas es la disposición del presidente del Gobierno a crear una comisión parlamentaria para el estudio y reforma de la estructura territorial del Estado. Una propuesta realizada ayer por el líder socialista, Pedro Sánchez, y que por primera vez ha recibido una buena acogida por parte de Mariano Rajoy. Ambos dirigentes mantuvieron ayer por la tarde una conversación telefónica para aunar posturas ante el desafío secesionista, y Sánchez aprovechó para concretarle al presidente los detalles de la propuesta que había anunciado por la mañana, tras la reunión de la ejecutiva del PSOE. Rajoy no dijo que sí, pero por primera vez dejó «abierta la puerta» a aceptarla.

Por la mañana, Sánchez había garantizado que los socialistas secundarán al Ejecutivo en defensa de la legalidad, siempre y cuando la respuesta desde la Moncloa al órdago lanzado por la Generalitat llegue «con proporcionalidad y mesura». A pesar de que el secretario general del PSOE reconoció que es uno de los mayores críticos con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez dejó bien claro que en la crisis catalana socialistas y populares caminan «de la mano», debido a que no se trata de una cuestión ideológica, sino de la defensa del Estado de derecho.

Evitar otro 9N

El que mostró más contundencia fue el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, quien aseguró que su formación respaldará «sin fisuras» al Gobierno e invitó a Rajoy a que aplique todos los mecanismos de los que dispone, «sin descartar ninguno», para evitar «otro bochorno» como el del 9N.

Fuera de esta triple alianza antisecesionista se ha quedado Podemos. Su portavoz en el Congreso, Irene Montero, acusó a Rajoy de «bunquerizarse» y de «judicializar una cuestión política». Desde la formación morada admiten que no están de acuerdo con la hoja de ruta que está siguiendo la Generalitat, pero defienden la legitimidad de los catalanes a movilizarse.

El presidente busca el apoyo socialista para modificar la financiación autonómica

Rajoy goza del apoyo de Ciudadanos y del PSOE frente al desafío secesionista en Cataluña, pero durante su discurso en la junta directiva nacional celebrada ayer en Madrid no quiso dejar pasar la oportunidad de explorar otros posibles acuerdos de cara al futuro. Así, ofreció con insistencia su mano a Pedro Sánchez de cara a la negociación de un nuevo modelo de financiación autonómica, ya que el presidente del Gobierno es consciente de que los 137 escaños con los que cuenta en el Congreso son insuficientes. De este modo instó al secretario general socialista a que se siente a negociar «en lugar de convocar manifestaciones». El jefe del Ejecutivo admitió que «ni quiere ni puede» cabalgar solo, y que lo apropiado sería que las dos formaciones mayoritarias alcanzasen un consenso, tal y como se ha logrado en otras materias como «la lucha contra el terrorismo, la violencia de género, educación...», recordó.

Rajoy incluyó la financiación autonómica en el último de los cuatro grandes apartados en los que estructuró su intervención de ayer desde la sede del partido, en la calle Génova, un apartado que funcionó como una especie de cajón de sastre en el que insistió a otras formaciones en la importancia de no enrocarse para alcanzar acuerdos y plasmarlos en el Congreso.

Terrorismo y empleo

El presidente del Gobierno encabezó su discurso con la amenaza terrorista, «la mayor preocupación de los ciudadanos europeos». Realizó una mención especial a los atentados que golpearon Barcelona y Cambrils que se cobraron la vida de 15 personas, y agradeció a todos los cargos y militantes populares que asistieron a la manifestación en la capital catalana por su ejemplar comportamiento durante la misma, no como algunos sectores del independentismo, que a su modo de ver acudieron «a algo que nada tiene que ver en la lucha contra el terrorismo».

Rajoy también dejó un hueco para su plato preferido: la economía. A pesar de que se desayunó con los últimos datos de empleo, que reflejaron un aumento del paro, el presidente del Gobierno quiso contextualizar estas cifras escudándose en la estacionalidad, ya que «agosto y enero son siempre los peores meses», sacó pecho con la recuperación desde su llegada al poder y auguró que antes del final de año se alcanzará el objetivo de la creación de 500.000 nuevos empleos.

El Gobierno advierte a los secesionistas que retirará las urnas si es necesario

Rajoy volvió a recibir el apoyo de los principales partidos ante el desafío secesionista al comienzo de una semana que se presume clave. Y lo hizo con una idea clara que trasladó a los independentistas catalanes: que retirará las urnas en caso necesario, aunque no avanzó como lo hará.

Consciente del complejo escenario que se avecina, el presidente del PP reunió ayer en Génova a la cúpula y a todos los cargos del partido en la junta directiva nacional para fijar las líneas de actuación de cara al desafío secesionista. El jefe del Ejecutivo señaló a las formaciones independentistas como las únicas responsables del momento al que se ha llegado en Cataluña, en donde la sociedad se encuentra «más dividida que nunca», al recordar que «los que promueven todo esto» no quisieron negociar: «Su referendo no era negociable; sabían que no podía autorizarlo porque estamos hablando de la soberanía nacional, que pertenece al conjunto de los españoles».

Rajoy también realizó especial hincapié en que las pretensiones independentistas de Puigdemont no cuentan con ningún apoyo internacional, «ni en Europa ni en ningún país del mundo», algo de lo que los líderes secesionistas eran plenamente conscientes desde el primer momento, pero que aún así prefirieron continuar «en una huida hacia adelante». Durante su discurso, Rajoy también lamentó «el disparate» que supone que el Parlamento catalán se encuentre bajo la total influencia de «los más extremistas de los extremistas», en clara referencia a la CUP, a quien apuntó como los directores del proceso de secesión. Incluso mostró su total perplejidad que la antigua Convergencia permitiera que en su día exigieran la cabeza de Artur Mas para garantizar el apoyo durante la investidura de Puigdemont.

Todos los escenarios previstos

Tal y como viene haciendo a lo largo de todas sus intervenciones hasta la fecha, Rajoy no quiso concretar qué herramientas podría utilizar para que el próximo 1-O no se saquen las urnas a la calle, por lo que en ningún momento mencionó ni la Ley de Seguridad Nacional, ni la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ni ninguna de las otras instrumentos de las que disponen.

En la misma línea se pronunció Soraya Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta garantizó que están previstos todos los escenarios, pero que no desvelará las medidas que podrían aplicar porque «un Gobierno no anuncia, un Gobierno actúa», ya que, como si de una partida de ajedrez se tratase, en caso de hacer lo contrario estaría dando ventaja al adversario: «No le voy a contar a Puigdemont lo que voy a hacer para retirarle las urnas; es mejor que la estrategia quede a buen recaudo», puntualizó en una entrevista radiofónica.

Sáenz de Santamaría tampoco se desmarcó de su jefe a la hora de calificar la manera en la que se actuaría contra los secesionistas. Siempre como respuesta a algo, y siempre «con proporcionalidad y mesura». Sin embargo, se mostró plenamente convencida de que en esta ocasión la consulta ilegal no se llevará a cabo, y que buena prueba de ello resulta que sus promotores ya están preparando el terreno con este escenario al llamar a sus simpatizantes a salir a protestar a las calles, para «vender mejor su fracaso».

La vicepresidenta también recalcó que desde la Moncloa continuarán en comunicación constante con el PSOE y Ciudadanos, partidos a los que ha invitado a aparcar sus diferencias con el PP durante las próximas semanas y a aunar fuerzas.