Inspirados por la secta más extremista

mateo balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

J. J. Guillén | EFE

Los terroristas de Ripoll siguieron la doctrina Takfir, el grupo salafista más radical que exime a los yihadistas de cumplir preceptos del islam para no ser descubiertos

26 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La célula terrorista comandada por Abdelbakil es Satty, imán en la localidad gerundense de Ripoll, se inspiró en la versión más radical del salafismo yihadista para cometer los atentados mortales de Barcelona y Cambrils (Tarragona) el pasado día 17, según los expertos antiterroristas y del Ministerio de Defensa consultados. Se trata de la doctrina Takfir wal-Hijra, un movimiento sectario ultrarradical islamista de orientación suní, surgido en Egipto en 1959 y que ha sido utilizado por la red Al Qaida para justificar la violencia desde su propia visión de la ley de Alá.

El término árabe takfir deriva de kafir (infiel) y designa la reducción de un musulmán a otro musulmán a la categoría de apóstata o traidor a su religión. Es una percepción individualista de la religión que permite que un yihadista movilizado ideológicamente en esta doctrina puede hacer un uso anárquico de la lucha, contrario al espíritu salafista de conseguir el apoyo popular por convicción, no como obligación. El salto de sus ideas a Europa se hizo en el Reino Unido de la mano del clérigo Abu Qutada, líder del llamado Londonistán, o de personajes como Mohamed Atta, el aparejador egipcio residente en Alemania que planificó y ejecutó el 11S en EE.UU.

En línea con las ideas que defiende el Estado Islámico en Siria e Irak, este movimiento aboga por la instauración de un califato mundial regido por la sharia (mandamientos de Alá sobre la conducta humana), un plan preconizado por el jordano Abú Musab al Zarqaui, líder de Al Qaida en Irak muerto en el 2006.

En España, el Departamento de Estado norteamericano aseguró que el sirio nacionalizado español Abu Dahdah y su red desarticulada en el 2001 preconizaba esta doctrina e, incluso, tras los atentados del 11M en Madrid este dijo en el juicio que sus autores eran takfirís. Asimismo, en el piso de Leganés donde se suicidaron los principales componentes de la célula había documentación sobre esta doctrina. Otras cuestiones que pueden hacer verosímil esta teoría es que Jamal Ahmidan, el Chino, traficaba con droga a pequeña escala o que Jamal Zougam, dueño del locutorio de Lavapiés, llevaba una vida alejada de la del buen musulmán.

El rasgo principal de este movimiento es que a sus miembros se les permite incumplir los preceptos del islam para pasar desapercibidos. «Son capaces de mantener un doble estilo de vida para garantizar la eficacia de sus operaciones y no atraer la atención de las fuerzas de seguridad», según un informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa.

El suicidio no es primordial

«Entienden que la preferencia por los atentados de destrucción en masa no pasa necesariamente por el recurso suicida: es preferible que una misma célula pueda multiplicar sus acciones para hacer más daño», añade el documento. Esta doble vida se conoce como taqiyya, y se permite además financiar su lucha con hechos delictivos. En Europa, las células se componen de entre diez y 15 varones.

La clandestinidad y el secretismo son sus obsesiones, de ahí que las comunicaciones suelan ser por lenguaje encriptado. Los takfirís aparecen vinculados a grupos cercanos a Al Qaida en Marruecos.

«Si tengo tiempo, quedamos, ok?», le dijo un terrorista a un amigo horas antes de atentar

C.R.

Houssaine Abouyaaqoub, uno de los terroristas de la célula yihadista abatido por los Mossos en Cambrils y hermano de Younes, el autor material de la matanza en Las Ramblas, se cruzó mensajes sobre las 15.30 horas del jueves, horas antes de perpetrar el atentado y de caer muerto, con un amigo que se interesaba por él tras varios días sin tener noticias. «Tío, que estás perdido», le decía el amigo, a lo que Abouyaaqoub respondió que tenía «un poco de trabajo» este verano porque se quería «pillar» un coche.

En ese cruce de mensajes, su amigo insistió y le propuso quedar para ir a los karts de Rosas (Gerona) «que son baratos». «Okey, ya te diré algo, vale perfecto, si tengo tiempo te digo, okey?», le contestó, de manera que su amigo cerró la charla con un «ok, rey; así nos vemos, hace mucho que estamos todos perdidos». Un ejemplo de la doble vida que llevaban.