La explosión de Alcanar, que en un principio parecía un suceso aislado, destapó lo que probablemente era el centro de operaciones de una célula decidida a atentar en Cataluña. Hasta la casa destruida, donde se preparaba un arsenal de explosivos, condujo a los Mossos un pasaporte hallado en el Fiat Talento de color blanco utilizado para sembrar el terror en las Ramblas. Pertenecía a uno de los heridos el día anterior en la deflagración accidental: un hombre español, natural de Melilla, que se encuentra detenido.
Todas las piezas comienzan a encajar. Este hombre formaría parte de un comando terrorista integrado, también, por los cinco atacantes abatidos en Cambrils y por el responsable del atropello múltiple de Barcelona. Habría sido, además, según el consejero de Interior de la Generalitat catalana, Joaquim Forn, el que alquiló una de las furgonetas vinculadas a los atentados.