Susana Díaz no encuentra aliados para su última batalla contra Sánchez

paula de las heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Julio Muñoz | EFE

Los barones dejan sola a la andaluza en su rechazo a la apuesta por la plurinacionalidad

07 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Susana Díaz no encuentra aliados en otras federaciones para su última cruzada contra Pedro Sánchez, al menos, de momento. Una semana después de su desafío al reelegido secretario general del partido, durante la clausura del congreso del PSOE andaluz, ni uno de los barones que la apoyaron en la batalla por el liderazgo de la formación ha dado un paso al frente para secundar sus suspicacias frente a la apuesta de la dirección federal por una reforma constitucional que reconozca el carácter plurinacional del Estado. Al contrario.

En Ferraz ya se vanagloriaban de ello el lunes. «Está sola», decían. Algunos habían advertido a Sánchez de que la líder de la federación más poderosa del partido no perdería la ocasión de lanzarle un dardo. «Prepárate para la coz», le dijeron. Y la coz llegó. «Solo te pido que no me hagas elegir entre dos lealtades porque soy la presidenta de todos los andaluces», espetó la baronesa.

Sánchez optó por hacerse el sueco y, al día siguiente, los suyos aplicaron eso de no hay mejor desprecio que no dar aprecio. La vicesecretaria general del partido, Adriana Lastra, sí recordó que la apuesta por la plurinacionalidad fue aprobada en el 39.º Congreso Federal y que, por lo tanto, es de obligado cumplimiento para todos. Pero quitó hierro al agravio, defendió que en el PSOE nunca ha habido que elegir entre la lealtad al territorio y al proyecto federal, y brindó colaboración para ganar las próximas elecciones andaluzas.

Su calma se debía a la convicción de que todo quedaría en una «pataleta». Recuerdan que, con José Antonio Griñán al frente, ellos mismos apostaron tanto por la plurinacionalidad como por la ordinalidad del sistema de financiación autonómica cuando en el 2013, en el marco de los trabajos que culminaron en la Declaración de Granada, asumieron la propuesta elaborada por un grupo de expertos para la Fundación Alfonso Perales, su instituto de ideas. «No hay argumentos concluyentes a favor de que Estado y nación necesariamente se superpongan como realidades con un mismo perímetro», decía aquel texto. «O en España vamos a un Estado federal o será muy difícil que sigamos hablando de Estado español como hasta ahora». 

Un debate no tan cerrado

La reflexión no se incluyó finalmente en Granada, la propuesta territorial acordada bajo el mandato de Rubalcaba. El documento pactado, con el que la actual dirección dice sentirse comprometida, sí señala: «En el federalismo se ubican las mejores soluciones para reconocer, respetar e integrar las diversas aspiraciones nacionales que conviven en España, la cohesión social, la igualdad y para encontrar las mejores respuestas a los problemas de nuestras comunidades en un Estado integrador y eficiente».

En Ferraz dicen que las advertencias de Díaz son una excusa para atizar a Sánchez e ironizan: «Qué curioso que su discurso en el congreso del PSOE andaluz no fue contra el PP, ¿no?». La líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, hizo una observación similar en Twitter: «Por lo visto, el problema más grave que tenemos es el nacionalismo, no los recortes ni el paro».

En realidad, el debate territorial no está tan cerrado como la ejecutiva sostiene. Pero ningún otro líder territorial parece dispuesto a enfrascarse en el asunto. El lunes, el extremeño Guillermo Fernández Vara defendió que lo fundamental es que la plurinacionalidad del Estado no afectaría a «la unidad indisoluble de la nación española». El castellano-manchego Emiliano García-Page no ha querido seguir la estela de Díaz. «La mejor manera que tenemos de combatir a los independentistas y su intento del 1 de octubre es no polemizar entre los que defendemos la Constitución», advierte. El aragonés Javier Lambán, otro de los que pelearon por Díaz, está enfrascado en la preparación de las primarias que tendrán lugar en septiembre y no se le ha oído la más mínima reflexión sobre el asunto estos días, como tampoco al asturiano Javier Fernández, de retirada. Y con el valenciano Ximo Puig, Díaz tiene poco que hacer en este aspecto, pues siempre ha sido un defensor de la plurinacionalidad del Estado.