La moción de censura obligará a Sánchez a acelerar los cambios en el grupo parlamentario

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

SANTI DONAIRE | Efe

La tensión entre sanchistas y susanistas degenera en un enfrentamiento entre diputados socialistas en el Congreso

24 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El secretario general de Podemos y la presidenta del Congreso, Ana Pastor, han situado a Pedro Sánchez ante un complejo escenario antes siquiera de tener todo el poder ejecutivo del PSOE. El 13 de junio, la fecha elegida para debatir la moción de censura, el principal partido de la oposición seguirá formalmente en manos de la gestora, aunque sea el líder elegido por los militantes el pasado domingo el legitimado para tomar decisiones políticas. El congreso federal, en el que se votan su dirección y su proyecto, tendrá lugar cuatro días después, entre el 16 y el 18.

No hay ninguna duda de cuál será la respuesta de Sánchez a Iglesias; o mejor dicho, del diputado que Sánchez designe para la incómoda tarea de responder al supuesto aspirante a la presidencia del Gobierno, porque él no tiene escaño. Ya lo dejó claro durante la campaña de las primarias. «A esos que andan pidiendo moción de censura les pregunto si ahora la corrupción del PP es más grave que hace un año -recordó-, cuando pudieron elegir entre un presidente socialista o Rajoy y eligieron a Rajoy».

El argumentario, pues, está escrito. El PSOE rechazará, como la mayoría de la Cámara, la iniciativa que Podemos ha planteado única y exclusivamente, como reconoció Iglesias este sábado, para meterle el dedo el ojo, con la esperanza de seducir a los votantes progresistas. Pero no deja de ser un trago que la primera gran decisión de Sánchez en el ámbito parlamentario sirva para ratificar implícitamente al líder del PP como presidente del Gobierno después de haber muerto y resucitado por el no es no.

El secretario general electo necesita un portavoz hábil. Y ese es el otro gran reto. Tras la dimisión de Antonio Hernando el mismo domingo, el puesto está teóricamente vacante, aunque Hernando, considerado por los sanchistas el traidor de los traidores por su decisión de servir a la gestora después de haber sido el vocero del no a Rajoy durante meses, no ha comunicado formalmente a la Cámara su renuncia. No lo ha hecho precisamente porque no se ha designado sustituto. Así que, paradójicamente, fue a él a quien avisó ayer Ana Pastor de que había admitido a trámite la moción de censura y de que el PSOE disponía de 48 horas para presentar moción alternativa.

Trifulca entre diputados

Sánchez tiene que madurar si resuelve ya ese asunto o si espera a que pase el congreso federal para hacer toda la renovación del grupo parlamentario (dirección, portavocías y presidencias de comisión) de golpe. No es un tema menor. Si quiere nombrar ahora al portavoz tiene que reunir, por mediación de la gestora, al pleno del Grupo Socialista -diputados, senadores y europarlamentarios- en un momento en el que los ánimos todavía están revueltos por la guerra de las primarias. Ayer mismo, se enzarzaron en la Comisión de Interior el susanista Antonio Trevín y la sanchista Margarita Robles. Y también hubo un choque, en ese caso virtual, entre Zaida Cantera y el andaluz Antonio Pradas.

El fondo de las discusiones tiene poca trascendencia. Robles cuestionó en público a Trevín, portavoz de Interior, la decisión de votar en contra de la ley de precursores de explosivos que se tramita en el Congreso y este alegó criterios técnicos. Cantera dijo en una entrevista que Susana Díaz ha adelantado el congreso regional para evitar que dé tiempo a presentarle una alternativa «fuerte», y Pradas, coordinador de la Interparlamentaria en Andalucía, apeló al secretario general a poner fin a las «provocaciones» de la excomandante «si quiere que la militancia crea en su compromiso de unir al PSOE».

En todo caso, el líder socialista puede encontrar una solución provisional fácil. Uno de los dos diputados con más papeletas para asumir la responsabilidad de ser portavoz, el valenciano José Luis Abalos, podría desempeñar el cargo de inmediato sin necesidad de convocar el pleno del grupo socialista porque ya está en su dirección. No ocurre lo mismo, en cambio, con la otra opción, la asturiana Adriana Lastra.

«Estamos con Pedro y se acabaron los bandos», dice Susana Díaz, pero rechaza las listas de integración

Susana Díaz está decidida a atrincherarse en Andalucía y desde allí mantener vivo su enfrentamiento con Pedro Sánchez. Escaldada por las críticas que provocaron sus palabras de la noche del domingo, en las que se puso a disposición del partido sin citar a su nuevo secretario general, ayer dijo que «ya todos estamos con Pedro y a partir de este momento se acabaron los bandos». Hizo estas declaraciones antes de asistir a la reunión de la ejecutiva andaluza del partido, que aprobó el adelanto de la convocatoria del congreso autonómico al próximo mes de julio.

Pero la buena disposición de Susana Díaz respecto a Pedro Sánchez tenía truco. Aunque en muchos casos a regañadientes, el resto de los barones del partido que quedaron en evidencia en las primarias del domingo empiezan a aceptar la elaboración de candidaturas únicas de integración de cara al congreso federal del próximo mes, que se celebrará en Madrid del día 16 al 18. Unas candidaturas de integración que Susana Díaz no está dispuesta a aceptar en su comunidad, la única, junto al País Vasco, en la que Pedro Sánchez fue derrotado el domingo. Por ello, tras decir que se han acabado los bandos, añadió la coletilla «y que los militantes libremente participen en las asambleas» y decidan lo que consideren conveniente sin acuerdos de «mesa camilla». Haciendo suyo el lema empleado por Sánchez en la campaña de las primeras, Susana Díaz argumentó que «es la hora de los militantes».

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, estratega de la campaña de Sánchez y que se perfila como el líder del sector crítico a Díaz en Andalucía, manifestó tras la reunión de la ejecutiva andaluza que por parte de los susanistas no hay «voluntad de reunirse» con ellos para consensuar listas de integración. No obstante, Gómez de Celis aseguró que «nosotros lo vamos a hacer allí donde podamos por el bien del PSOE andaluz y de la unidad»,