Tres vías para reconstruir un PSOE roto

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

benito ordoñez

Los candidatos presentan propuestas con diferencias notables, pero también con puntos en común

21 may 2017 . Actualizado a las 09:40 h.

Las propuestas que defienden los tres candidatos para reconstruir un partido fracturado presentan algunas diferencias notables. Pedro Sánchez propone un nuevo PSOE donde la militancia sea decisiva, que esté claramente escorado a la izquierda y busque una alianza de progreso. Susana Díaz defiende los valores tradicionales del partido, que sea capaz de ganar las elecciones al PP y en el que haya un equilibrio entre democracia directa y representativa. El modelo de Patxi López está más próximo al de Sánchez en algunos aspectos, pero con propuestas propias que lo sitúan en la centralidad que ha marcado su campaña. Sánchez ha insistido en que solo hay dos modelos, el suyo y el que representa la presidenta andaluza, para captar el voto de los que apoyan al exlendakari.

Modelo de partido

Protagonismo de la militancia con diferentes énfasis. Las propuestas en este terreno, el más importante en unas primarias para elegir secretario general, están marcadas por lo que sucedió en el comité federal del 1 de octubre que acabó con la dimisión de Sánchez. Los tres candidatos defienden las primarias y las consultas a las bases, pero con diferente énfasis. El ex secretario general otorga un papel central a la militancia, que debe ser «la columna vertebral del partido», mientras que Díaz defiende la compatibilidad de la democracia directa y la representativa, de tal forma que la participación de la militancia no debilite la representación de los órganos del partido. López rechaza la disyuntiva entre democracia representativa y democracia directa y sostiene que en el día a día del partido decidan los órganos, pero que ante decisiones muy relevantes se consulte a la militancia.

Díaz considera que las primarias son para dar protagonismo a los militantes, no para otorgar poderes especiales al secretario general. López defiende prescindir de los avales para poder presentarse y que haya una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, propuesta que ha incorporado Sánchez. Los tres están a favor de las consultas a la bases, aunque Díaz concreta menos las normas para regularlas. Los asuntos en los que decidirá la militancia son la elección y revocación del secretario general y los pactos poselectorales. La presidenta andaluza incluye cualquier cuestión aprobada por el comité federal o por un porcentaje «significativo» de los afiliados, que no especifica. El exlendakari propone que los militantes puedan decidir también las revisiones del programa electoral, las acciones de relevancia política que no estén incluidas en él y cualquier cuestión propuesta por la mayoría del comité federal o el 20 % de la militancia. Sánchez sostiene que los afiliados tengan derecho de iniciativa política y puedan articular propuestas que sean discutidas en órganos superiores al local si cuentan con el apoyo de un 20 % de firmas de los afiliados.

El exlíder del PSOE, muy descontento con la gestora, a la que acusa de parcialidad a favor de Díaz, acota las atribuciones y la duración del mandato de este órgano interno, que debe ser de un máximo de 90 días y con la misión exclusiva de organizar las primarias y el posterior congreso. López eleva el plazo a seis meses y Díaz, a nueve.

Modelo territorial

Sánchez se desmarca defendiendo la nación de naciones. Sánchez se ha desmarcado del planteamiento consensuado en el partido. Defiende una «reforma constitucional federal». Manteniendo que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español, debe «perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución». Sostiene que España es una «nación de naciones» y Cataluña debe ser reconocida como tal. Posteriormente, matizó que es una nación cultural, lo que comparte con López. En el debate, el exlendakari le preguntó en tono desafiante si sabía lo que es una nación, a lo que Sánchez respondió que es un «sentimiento que tiene muchísima ciudadanía, por ejemplo en Cataluña, por ejemplo en el País Vasco, por razones culturales, históricas o lingüísticas». Tanto Díaz como López se limitan a la apuesta federal como solución a los conflictos territoriales. 

Alianzas

La relación con Podemos, polémica. La política de alianzas ha sido muy controvertida desde que Sánchez defendió en una programa de televisión que el PSOE debía trabajar «codo con codo» con Podemos. En el documento inicial de su programa abogaba por la unidad de acción con las fuerzas de izquierda, pero con el paso del tiempo se ha ido distanciando del «rupturismo» que representa la formación que lidera Pablo Iglesias. En el texto definitivo, defiende «las alianzas con las organizaciones de los trabajadores y con los sectores de la sociedad que impulsan políticas de progreso» y cita expresamente a UGT y CC. OO. Según López, el PSOE no tiene que mirar ni a Podemos ni al PP, con el que quiere que los pactos se limiten a las cuestiones de Estado. Díaz se ha mostrado muy beligerante con Podemos y se limita a hablar de un PSOE ganador. 

Posición ideológica

De la izquierda a los valores de siempre. Sánchez se arroga representar a la izquierda y apuesta por un proyecto socialdemócrata alternativo y crítico con el actual modelo económico y social neoliberal. López rechaza que los socialistas sean la «muleta que atempera la gestión dolorosa de la derecha», pero también convertirse en «una minoría más en una suma confusa de minorías de izquierda». La presidenta andaluza defiende un PSOE con los valores y políticas tradicionales del partido, ya que considera que la indefinición y los bandazos del ex secretario general son los que lo han llevado a los peores resultados de la historia.