Cataluña busca financiación exterior para escapar del control del Gobierno

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Quique García | EFE

Junqueras viaja a EE. UU. para calibrar si la Generalitat puede volver a emitir deuda

01 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los talones de Aquiles del proceso soberanista catalán es la situación financiera de la Generalitat de Cataluña. El secesionismo se embarcó hace cinco años en un proyecto de imprevisibles consecuencias y de una complejidad enorme cuando más vacías estaban sus arcas públicas, hasta el punto de que en los últimos años han bordeado por momentos la suspensión de pagos.

Mientras el Gobierno catalán busca la manera de independizarse políticamente del Estado español, la situación de sus finanzas le obliga a depender cada vez más desde el punto de vista económico de la Administración central. Ninguna comunidad autónoma ha necesitado tanto como Cataluña el fondo de liquidez autonómico (FLA), con el que ha podido hacer frente a pagos a proveedores o vencimientos de deuda que de otra manera le hubiera sido imposible. En cinco años, la Generalitat ha recibido préstamos de esta vía crediticia puesta en marcha por el Ministerio de Hacienda por valor de cerca de más de 60.000 millones lo que supone el 30 % del total de las ayudas solicitadas por los gobiernos autonómicos. Este año serán otros 7.000 millones, lo que provoca que el principal acreedor de la Generalitat sea el mismo Estado del que se quiere separar. En cambio, Galicia nunca ha tenido que recurrir al FLA, porque es una comunidad solvente.

Ahora, en el tramo final del proceso soberanista, la Administración catalana quiere invertir esta tendencia y con este propósito el vicepresidente y consejero de Economía, Oriol Junqueras, inició un viaje a EE.UU., a Miami y Nueva York, para reunirse con agentes económicos, gestores de carteras y bancos de inversión, los famosos mercados.

El líder de Esquerra lleva en la maleta un objetivo: que Cataluña pueda volver a emitir deuda para no depender del FLA, que al fin y al cabo es un instrumento que supone casi de facto una intervención del Estado sobre las cuentas catalanas. En cualquier caso, Cataluña necesitaría el visto bueno de Cristóbal Montoro para poder emitir deuda de nuevo.

Junqueras estará en EE.UU. hasta el viernes, pero no ha querido publicitar su agenda para evitar las injerencias de la que denomina diplomacia española. Y es que la Generalitat no dudó en culpar al Ministerio de Exteriores español del hecho de que ninguna autoridad de Marruecos estuviera dispuesta a reunirse con Carles Puigdemont, que esta semana tenía previsto un viaje al reino alauí pero decidió suspenderlo porque no le iba a recibir ningún dirigente gubernamental. 

Bono basura

Junqueras acude a EE. UU. para buscar aliados económicos para Cataluña, en un momento en el que la deuda catalana tiene una calificación de bono basura, según las agencias de calificación. Las cuentas catalanas tienen un grave problema pues arrastran créditos cuyo vencimiento inmediato ahoga la tesorería y obliga a la Generalitat a buscar la forma de refinanciar los préstamos. Está por ver si Junqueras aprovechará el viaje para pedir apoyo financiero a los inversores ante una hipotética independencia de Cataluña. Y es que si el soberanismo cumple la amenaza de declarar la secesión de manera unilateral, necesitará estados y bancos de inversión que avalen los créditos para hacer frente a la independencia. De hecho, el exsenador de Esquerra, Santi Vidal, que tuvo que dimitir por irse de lengua en las charlas que daba para la Asamblea Nacional Catalana, llegó a admitir que un país estaría dispuesto a prestar dinero al hipotético Estado catalán.

El PP compara a la Asamblea Nacional Catalana con las policías religiosas

Críticas a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) por amenazar con una declaración unilateral de independencia en caso de que el Gobierno central impida la celebración de un referendo. Según el líder del Partido Popular en Cataluña, Xavier García Albiol, el «nacionalismo totalitario» pretende dar un «golpe de Estado» y comparó al lobby soberanista con las policías religiosas de algunos estados islámicos, ya que a su juicio la ANC es un «organismo de personas fanatizadas que no dudan en justificar la violencia para conseguir sus objetivos».

«El propio presidente de la Generalitat -prosiguió el dirigente popular- dice que llegado el caso podrían ocupar las estructuras básicas del Estado en Cataluña si el Gobierno no acepta el referendo y esto puede abrir las puertas a actos violentos». El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, también replicó a los secesionistas, a los que avisó de que si siguen adelante con el referendo ilegal, el Estado «reaccionará de manera inmediata». Millo recordó que el artículo 155 de la Carta Magna permite «garantizar la recuperación de la legalidad constitucional cuando ha sido vulnerada».

Mientras, Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña, calificó el proceso soberanista como una «tomadura de pelo colectiva», pues «todo el mundo sabe que no habrá referendo». La Asamblea Nacional Catalana no piensa igual y su presidente, Jordi Sánchez, mostró optimismo al considerar que según sus estimaciones «hay un 95 % de posibilidades de que la consulta se acabe celebrando».