Pedro Antonio Sánchez se ve forzado a dimitir para que el PP no pierda Murcia

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Atlas

Acosado por la corrupción, vende su renuncia como un sacrificio para evitar un tripartito

05 abr 2017 . Actualizado a las 08:45 h.

Pedro Antonio no pudo resistir la presión. Era misión imposible. Acusado en dos casos de corrupción, en vísperas de ser depuesto por una moción de censura, abandonado por su socio de gobierno, Ciudadanos, e incluso en el último momento por su propio partido, la única salida era la dimisión. Pretendía resistir a toda costa, pero la petición del juez del caso Púnica, Eloy Velasco, al Tribunal Superior de Justicia de Murcia para que sea investigado por fraude, cohecho y revelación de secretos por su implicación precipitó los acontecimientos. Mariano Rajoy forzó su salida para evitar perder la presidencia de la Región de Murcia.

Con su suerte decidida en Génova, a Sánchez solo le restaba vender su renuncia de la mejor forma posible, presentándola como un sacrificio personal para evitar un gobierno tripartito, que según dijo habían cerrado el PSOE, Podemos y Ciudadanos y que la oposición niega. Eso sí, seguirá al frente del PP regional y no entregará su acta de diputado, por lo que mantiene su condición de aforado, lo que significa que las causas que tiene abiertas las investigará el Tribunal Superior de Justicia de Murcia.

Elige a su sucesor

Para demostrar que sigue al mando, propuso como sucesor al coordinador del PP murciano, Fernando López Miras, un hombre de su más estrecho círculo de confianza, que todo indica será el nuevo presidente con el apoyo de Ciudadanos. Sánchez pretende seguir gobernando en la sombra y ser restituido en el cargo en el caso de que se archiven las causas, pero la formación naranja no le garantiza su apoyo en el caso de que sea así.

«Yo no puedo consentir, porque no me lo perdonaría nunca, ver un tripartito destrozando todo lo que hemos sido capaces de hacer los murcianos», aseguró Sánchez en la comparecencia para anunciar su dimisión, cuyo único motivo, dijo, es salvar a la Región de Murcia.

El coordinador del PP, Fernando Martínez-Maíllo, quien viajó ayer a Murcia para dirigir las operaciones de la salida del presidente murciano, insistió en la tesis. «O dejábamos la Región de Murcia en manos de un tripartito, que ya estaba consumado, entre Podemos, Ciudadanos y el PSOE, o el PP seguía gobernando», afirmó. «Pedro Antonio ha tomado la peor de las decisiones para él, pero la mejor para Murcia y para el PP», señaló.

Ciudadanos sacó pecho de la dimisión de Sánchez y se ofreció a apoyar a su sustituto. «Los murcianos han tenido estabilidad y cambios durante dos años por Ciudadanos, y ya no tienen presidente imputado por corrupción gracias a Ciudadanos. Cumplimos», escribió Albert Rivera en Twitter. Su portavoz en Murcia, Miguel Sánchez, anunció que renegociarán el acuerdo de investidura con el PP y descartó apoyar un Gobierno alternativo con el resto de la oposición, como propuso el secretario regional del PSOE de Murcia, Rafael González Tovar.

Tarde y a rastras

El PSOE retiró la moción de censura que había presentado y que se iba a empezar a debatir hoy. El portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, afirmó que Sánchez había dimitido «tarde y a rastras» y acusó a Ciudadanos de dejar pasar la oportunidad que había de «cambiar las cosas» en esa comunidad apoyando la formación de un gobierno alternativo al del PP. Podemos exigió que se debata la moción, se vote y haya un gobierno tripartito. Su portavoz en la Asamblea regional, Óscar Urralburu, calificó de «estafa» la renuncia de Sánchez, porque le permitirá «seguir gobernando en la sombra» ya que ha «colocado» en su lugar a «una marioneta para poder seguir dirigiendo San Esteban desde su escaño».