El PP intenta pactar las enmiendas más polémicas para tener un plácido congreso

NURIA VEGA MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Atlas TV

Pretende que la incompatibilidad de cargos sea paulatina para no afectar a Cospedal

10 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La actividad se intensificó en la sede de la calle Génova en las horas previas al 18º. congreso del PP. Teléfono en mano, los vicesecretarios del partido se volcaron ayer en negociar, con más o menos éxito, hasta la última enmienda controvertida que han presentado los compromisarios y que podrían generar debates calientes en el cónclave que comienza hoy en el recinto madrileño de la Caja Mágica. El equipo del responsable de organización, Fernando Martínez-Maíllo, lleva días intentando acercar posturas para apaciguar la polémica sobre el futuro de Dolores de Cospedal y evitar que su caso centre la discusión en la primera sesión plenaria del congreso. Pero, aun así, ayer continuaba patente en las filas populares el malestar por la acumulación de cargos en manos de quien ejerce de ministra de Defensa, secretaria general del PP, presidenta del partido en Castilla-La Mancha y diputada nacional.

Del medio centenar de propuestas en las que se abogaba por endurecer las incompatibilidades, la cúpula ha conseguido reducir a menos de diez las que llegarán vivas y serán votadas. A última hora de la mañana, Martínez-Maillo, y a la espera de la negociación con el resto de enmendantes, se mostraba dispuesto a que en su borrador de estatutos el PP se comprometa a «promover una gradual separación y limitación en la acumulación de cargos institucionales de gobierno y orgánicos del partido». Una reclamación que había dejado por escrito el número dos de Esperanza Aguirre en el Ayuntamiento de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna. Se trata de un gesto político que en principio no obliga a nada, pero que abre la puerta a que con el tiempo no abunden situaciones como la de la actual ministra de Defensa y número dos de la formación ni a nivel nacional ni en el ámbito autonómico o local.

Un intento, en definitiva, de calmar a quienes como Francisco Risueño defienden la máxima de «un militante, un cargo». Este exconcejal de la localidad conquense de San Clemente sorprendió al partido registrando un texto en el que denuncia con nombre y apellido la omnipresencia de Cospedal. Fuentes populares sostienen, en cambio, que enmiendas como la suya no tendrán mucho recorrido en el congreso. Es cierto que, por primera vez, los 3.128 compromisarios podrán pronunciarse sobre el contenido de la ponencia política y de estatutos, y que, por lo tanto, el resultado de la votación es menos previsible. Pero desde las organizaciones territoriales dan por seguro que ninguna presentará batalla frente a la secretaria general y el presidente, y que eso influirá en la posición final de los delegados.

El debate, en cualquier caso, se desarrollará a puerta cerrada durante una larga tarde-noche con hora de inicio, las seis, pero sin horizonte de cierre en el que los compromisarios podrán exponer sus posturas. Las críticas de algunos sectores no han hecho mella en el entorno de Cospedal. Tanto los suyos como el resto de dirigentes de la formación apuestan por su continuidad como número dos del PP y hay quien cree que Mariano Rajoy anunciará, incluso antes de que comience el congreso, que ella es y será su secretaria general con el ánimo de sofocar el debate. Puede que siga quedando entonces en el aire si el presidente opta por recuperar la figura del coordinador general o si refuerza las competencias del área de Martínez-Maillo, que se ocupa en la práctica del día a día del partido.

Frente a esa brecha en la izquierda, fuentes populares apuntan que su congreso parecerá un «oasis de tranquilidad» y hasta de «aburrimiento». Ese es el marco en el que Rajoy se siente cómodo, sin sorpresas. El presidente, que reitera en público y privado que su partido «está bien», siempre ha pretendido que en tiempos de incertidumbre y volatilidad las siglas PP queden asociadas a la estabilidad.

Solo en un puñado de asuntos ha sido imposible el consenso

Las 4.000 enmiendas que la dirección del PP recibió en enero se interpretaron en el partido como el primer síntoma de que algo estaba cambiando en la formación. La cifra duplicó la registrada en el cónclave más convulso que han vivido hasta el momento los populares, el del 2008, cuando el liderazgo de Mariano Rajoy estuvo cerca del naufragio. En el último mes, los vicesecretarios han realizado un esfuerzo por incorporar estos textos a las ponencias que se votarán en el congreso y negociar el contenido de los más polémicos. En el caso del responsable de organización, Fernando Martínez-Maillo, encargado de revisar los estatutos del partido, el 80 % de las casi 1.300 enmiendas a su borrador han sido pactadas. Aun así, el debate sobre algunas reivindicaciones llega abierto.

Primarias. En los últimos meses, dos organizaciones territoriales se habían mostrado dispuestas a reivindicar que el presidente del PP fuese designado tras un proceso interno de primarias en el que todos los afiliados tuvieran derecho a voto: Madrid y Valencia. El sistema de doble vuelta ideado por Martínez-Maillo, que permite a los militantes votar de manera directa en una primera fase y deja la última palabra en manos de los compromisarios, pareció aplacar la demanda de ambas direcciones. Esto significa que a última hora de hoy los 3.128 delegados se pronunciarán sobre si quieren primarias o prefieren el sistema de doble vuelta ideado por la dirección.

Incompatibilidades. De las alrededor de 50 enmiendas que planteaban endurecer el actual régimen de incompatibilidades, una decena no han podido ser consensuadas. Son las que abogan por poner un límite a la acumulación de cargos en manos de un solo dirigente. El vicesecretario de organización aprovechará para negociar hasta el último minuto.

Limitación de mandatos. Este asunto, que cuenta con el respaldo de la dirección valenciana, ha quedado prácticamente reconducido por la cúpula del PP. Fuentes populares explican que de las cinco enmiendas que defendían limitar el tiempo al frente de un gobierno solo queda una. El debate no preocupa a la cúpula. Creen los dirigentes del partido que nadie forzará que los estatutos pongan en cuestión la posibilidad de que Mariano Rajoy quiera optar a una tercera legislatura en la Moncloa.

Política social. La ponencia social, coordinada por Javier Maroto, no hacía ninguna referencia a los llamados vientres de alquiler y los enmendantes han puesto de relieve que no hay consenso interno en esta materia. Las posiciones enfrentadas han dificultado el acuerdo, y unas y otras se votarán en el cónclave. Tampoco lo hay sobre el aborto, que algunas enmiendas piden que no se considere un derecho.