Soraya Sáenz de Santamaría pierde el control de la política de comunicación

g. b. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

POOL | Reuters

La gallega Carmen Martínez Castro continúa en la Secretaría de Estado

05 nov 2016 . Actualizado a las 07:58 h.

«La Secretaría de Estado de Comunicación depende orgánicamente de la Presidencia del Gobierno y funcionalmente del ministro que asuma las funciones de portavoz del Gobierno, a los efectos del ejercicio de las mismas». Con esta disposición adicional a la reestructuración ministerial publicada ayer en el BOE, Mariano Rajoy retiraba a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el control de la política de comunicación del Ejecutivo, que incluye la relación con periódicos, radios y televisiones. A partir de ahora, esas funciones serán ejercidas por el nuevo portavoz del Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo, aunque el también ministro de Educación se mostró ayer prudente. «Espero que pasen a ser de mi competencia», dijo cuando se le preguntó si él iba a controlar las relaciones con los medios. «No lo sé. Yo llevo un rato en este cargo. Si luego resulta que no, voy a quedar fatal», añadió sin embargo en tono de broma.

La decisión refuerza también a Carmen Martínez Castro, que mantiene su cargo como secretaria de Estado de Comunicación, pero que ahora depende directamente en lo orgánico del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sin tener que pasar por el filtro de la vicepresidenta del Ejecutivo. Martínez Castro, gallega, aunque nacida en Caracas (Venezuela), y persona de la máxima confianza del presidente, dirige la Secretaría de Estado de Comunicación desde la llegada de Rajoy a la presidencia en el 2011 y anteriormente, del 2006 al 2011, fue directora de comunicación del PP.

Tono distendido

En su estreno como portavoz, Méndez de Vigo mostró un tono más distendido que el de la vicepresidenta cuando ejercía estas funciones y salpicó de bromas su intervención, aunque, al finalizar, para evitar cualquier desliz, eludió hacer el habitual corrillo con los informadores que sí solía hacer su antecesora. Hizo además un elogio de Sáenz de Santamaría al afirmar que «la vicepresidenta ha dejado una tarea muy difícil de llenar». «Espero haber aprendido de ella tanto en la sensatez de sus respuestas como en el contenido, así como en su pedagogía, el explicar el porqué de las cosas», concluyó.