De Cospedal da por hecho que mantendrá la secretaría general tras el congreso del PP

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

PIERRE-PHILIPPE MARCOU | AFP

Los ministros afines a la titular de Defensa relevan en Moncloa, como contrapoder a los «sorayos», al denominado grupo G5

05 nov 2016 . Actualizado a las 07:58 h.

«No os vais a librar de mí». La nueva ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, trató de zanjar así ayer, en conversación con los periodistas, la discusión en torno a si su nombramiento implica que abandonará la secretaría general del PP en el próximo congreso de los populares. La expresidenta de Castilla-La Mancha ya había mostrado anteriormente su disposición a continuar al frente del partido. Y la seguridad con la que ayer afirmó que seguirá siendo la secretaria general «antes y después» de ese congreso nacional, para el que todavía no hay fecha, es interpretada en el PP como una demostración de que De Cospedal ha pactado esa continuidad con Mariano Rajoy antes de aceptar convertirse en la sustituta de Pedro Morenés en Defensa.

La número dos del PP dio ayer muestra de su poderío al tomar posesión en presencia de seis ministros y la práctica totalidad de la cúpula del partido. El hecho de que ninguno de los nuevos valores al alza en el organigrama del PP, como Pablo Casado, Javier Maroto o Fernando Martínez Maíllo, entraran en el nuevo Gobierno hacía pensar que Rajoy los reservaba para formar el núcleo duro del PP en sustitución de María Dolores de Cospedal tras el próximo congreso o que los reservaba en previsión de que la legislatura sea corta. Pero con la probable continuidad de la actual secretaria general se confirmaría, sin embargo, la intención de Rajoy de crear un equilibrio de poder entre Soraya Sáenz de Santamaría, que mantiene gran parte de sus funciones e incluso añade alguna más, y la número dos del PP.

Estar al frente de un ministerio como Defensa y ser al tiempo la máxima responsable del partido elevaría enormemente el poder de María Dolores de Cospedal, que sumaría además a esos galones el haber colocado en el nuevo Ejecutivo a personas de su absoluta confianza. Ese esquema supondría que Rajoy ha inaugurado deliberadamente una nueva pugna de poder que sustituiría al clásico reparto entre los ministros llamados sorayos, por su fidelidad a la vicepresidenta del Gobierno, y los más cercanos en lo personal a Rajoy, que formaban el denominado G5. Este último grupo ha quedado desmantelado tras la salida sucesiva, y por muy distintos motivos, de Miguel Arias Cañete, José Manuel Soria, Ana Pastor, José Manuel García-Margallo y Jorge Fernández. A partir de ahora, el grupo de los sorayos estaría formado por Fátima Báñez, Cristóbal Montoro y el nuevo titular de energía, Álvaro Nadal. Y los cospedalistas serían el nuevo ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido; la nueva titular de Sanidad, Dolors Montserrat; y, en menor medida, el responsable de Fomento, Íñigo de la Serna.

Entre ambos grupos quedarían los ministros más independientes, como Íñigo Méndez de Vigo, Luis de Guindos o el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, mientras que Rafael Catalá e Isabel García Tejerina aparecen como más próximos al propio Mariano Rajoy.