Una treintena de radicales apalea a dos guardias civiles en Navarra

Melchor Sáiz-Pardo COLPISA

ESPAÑA

Atlas

Una de las víctimas había participado el pasado marzo en las labores de rescate a un grupo de exetarras atrapados en la nieve

15 oct 2016 . Actualizado a las 22:37 h.

Fue una «verdadera paliza, un linchamiento callejero», en palabras de los testigos. Una treintena de personas apalearon la madrugada de este sábado a dos guardias civiles fuera de servicio y a sus respectivas novias en un bar de la localidad navarra de Alsasua cuando ambos fueron identificados como miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Según las primeras investigaciones, la mayoría de los agresores son miembros de la izquierda abertzale, muchos de ellos ligados o promotores del denominado Ospa Eguna (día de la huida), una jornada que se celebra especialmente en esa localidad el 27 de agosto para exigir la salida de las denominadas «fuerzas de ocupación».

Uno de los agentes agredidos había participado el pasado mes de marzo en las labores de rescate de varios expresos de ETA que solicitaron la ayuda del Instituto Armado cuando quedaron atrapados por una nevada.

La policía ha detenido, de momento, a dos de los supuestos agresores que pertenecerían al grupo formado por entre 20 y 30 personas que perpetraron la paliza. Los hechos tuvieron lugar sobre las 4.55 de la madrugada en el las inmediaciones de la Koxka Taberna, un conocido bar de pinchos en la calle García Ximenes, en el corazón de Alsasua. A esa hora, un grupo de personas identificaron en el interior del local a uno de los dos guardias (un teniente, el otro era un sargento) ya que su novia es natural de Alsasua. Allí, junto a la barra del Koxka, comenzaron a increparles.

Ya en el exterior del bar los agentes fueron rodeados por la multitud. Los improperios de inmediato se convirtieron en golpes. La peor parte se la llevaron los dos funcionarios. El teniente, de 24 años y que llevaba un año destinado a Alsasua, fue golpeado en la cara y sufrió una fractura en un tobillo, de la que hubo que ser intervenido. El sargento, recién incorporado al puesto, fue atendido de varias contusiones. Una de las mujeres sufrió una lesión en el cuello. Los cuatros, trasladados al Complejo Hospitalario de Navarra, fueron diagnosticados de policontusiones. 

La Guardia Civil, a través de su cuenta oficial, de Twitter, fue de las primeras en solidarizarse con los agredidos. «Un abrazo y mucha fuerza a Oscar y Alvaro, dos compañeros brutalmente agredidos anoche en Alsasua», fue su mensaje, acompañado del hashtag «Navarra, no nos iremos de esa hermosa tierra».

La Unión de Guardias Civiles (UGC), por su parte, insistió en que los autores de los hechos podrían estar vinculados a la organización del Ospa Eguna, al tiempo que pidió que «la ley actúe con todo el peso y rigor sobre los agresores», a los que acusó de atacar a sus víctimas «por el mero hecho de ser guardias civiles».

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) habló de «salvaje agresión» por parte de miembros de «la izquierda radical vasca» y aseguró que unos 50 personas participaron en los hechos. «Una vez más los valientes gudaris, valiéndose de una superioridad manifiesta, se han lanzado cual jauría de perros rabiosos contra unos servidores públicos por el simple pecado de ser guardias civiles». De igual manera, el Sindicato de la Policía Foral (SPF) y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) «condenaron rotundamente» la paliza de Alsasua, de la que responsabilizaron a «una gran cantidad de personas del entorno radical abertzale», al tiempo que se solidarizaron con las víctimas y sus familias, ofreciéndoles «toda la ayuda que puedan necesitar».

El Gobierno foral, la delegada del Gobierno en Navarra, así como UPN, Geroa Bai, PSN y PP condenaron igualmente la agresión. La presidenta de la comunidad, Uxue Barcos, visitó en el hospital a los dos agentes heridos. Para el Ejecutivo de Navarra, gobernado por Geroa Bai, estos actos «no tienen cabida en una sociedad democrática», por lo que expresó su «más rotunda condena» y su «cercanía, solidaridad y apoyo» a los agredidos. El Gobierno de Barcos reiteró su «compromiso con una cultura de paz, de respeto y de convivencia, así como con la construcción de una sociedad en la que nadie crea estar legitimado para recurrir a la violencia».