¿Puede España seguir creciendo igual sin tener un Ejecutivo?

Ana Balseiro
A. Balseiro MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

MICHAEL REYNOLDS | EFE

En el último trimestre, la economía se ha frenado y ha perdido unos 1.000 millones por la incertidumbre

09 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estamos creciendo más de lo que se había proyectado, pero empieza a haber signos de desaceleración que serán visibles ya en el cuarto trimestre». Así lo advertía recientemente el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, subrayando que aunque el 2016 va a ser un año «brillante» para la economía española, con un crecimiento incluso mayor del esperado, por encima del 3 % frente al 2,9 % previsto por el Ejecutivo y ya revisado al alza, hay indicadores -como la caída de la demanda de crédito, que se traducirá en una ralentización de la inversión y el retroceso de la confianza- que alertan de que el motor pierde fuerza.

Organismos e instituciones nacionales e internacionales -desde el Banco de España a la Fundación de las Cajas de Ahorros, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), CEOE o los servicios de estudios de los principales bancos, pasando por el FMI, Moody’s o el HSBC- comparten el análisis. El crecimiento del PIB se ralentiza.

Once millones menos al día

En el segundo trimestre, la economía avanzó un 0,8 % y, según las estimaciones del Banco de España, en el tercer trimestre perdió algo de fuelle, en concreto, una décima, lo que se traduce en 1.000 millones menos entre abril y junio, es decir, once millones menos diarios.

Y los expertos coinciden en que la ralentización se agudizará en la recta final del año, cuando creen que el avance del PIB podría quedarse incluso en el 0,4 o el 0,5 %, es decir, en la mitad de la cifra con la que arrancó el ejercicio, aunque sin que ello haga mella en el crecimiento previsto para el conjunto del año, que sobrepasará el 3 %.

El escenario esperado para el 2017 abunda en la tendencia a la baja, ya que la estimación es que la economía española crezca un 2,3 %, cálculo que comparten el Banco de España y el Gobierno, mientras que, por ejemplo, el FMI espera una décima menos.

El efecto parálisis

Los organismos referidos sostienen que la parálisis por la falta de Gobierno acabará por erosionar el crecimiento porque, entre otras cosas, ha retrasado la adopción de reformas, necesarias precisamente para impulsar la actividad económica.

A ello se suma el proceso presupuestario alterado -habrá que prorrogar los presupuestos del 2016- y el largo bloqueo puede acabar impactando en la confianza de consumidores e inversores, lo que se traduciría en menor actividad y empleo que, junto con la deuda, son los puntos débiles de la economía.