Un ingeniero para apagar el incendio socialista

Ángel Falcón
Ángel Falcón OVIEDO / LA VOZ

ESPAÑA

J.L.Cereijido | efe

El presidente de Asturias, Javier Fernández, es el candidato de los barones para dirigir la gestora del PSOE

29 sep 2016 . Actualizado a las 07:54 h.

Quiso ser poeta, pero acabó siendo ingeniero de Minas. En la contradicción entre los versos y los algoritmos, Javier Fernández (Mieres 1948) optó por un futuro realista, ahogó su faceta bohemia y la arrinconó en nombre de la responsabilidad: una línea que ha guiado sus pasos. La misma responsabilidad que le llevó en el año 2000 a dirigir a los socialistas asturianos, que le condujo a la presidencia del Principado en el 2012 y que le sitúa ahora a las puertas de presidir una gestora que es aún una incógnita, pero que tendrá la misión de pacificar un partido en llamas.

Porque J. F. ya ha prestado labores diplomáticas. Fue capaz de pacificar un PSOE asturiano profundamente fisurado en dos familias (renovadores y villistas) a finales de los años 90. Su labor de engarce consiguió cicatrizar las heridas. Una tarea ejercida desde el segundo plano que es su hábitat político. Hasta el año 2000, Javier Fernández apenas había tenido una gran relevancia política: director general de Minas, consejero de Industria, diputado en el Congreso. Se trataba de un gran desconocido para la sociedad asturiana. Su carácter introvertido en las distancias públicas, pero cercano en las distancias cortas, tampoco ayudaba a construir un líder carismático, una figura de la que Fernández rehúye permanentemente.

Hijo único de padres represaliados por el franquismo, desde el año 2000 su figura fue tomando peso en el socialismo asturiano. Muy a su pesar, tras resistirse con tozudez durante años, encabezó la candidatura socialista a la presidencia en las autonómicas de 2011. Le pudo de nuevo la responsabilidad. Se enfrentó a Francisco Álvarez-Cascos y perdió el primer envite. Un año después, tras la espantada casquista y la nueva convocatoria de elecciones, se impuso con solo 17 de los 45 escaños del parlamento.

Comenzó una obligada trayectoria de negociación que ha tenido luces y sombras. Arrancó acuerdos con IU y UPyD que acabaron en ruptura y pactó con el PP los presupuestos en 2014, en un giro que le recriminó gran parte de la izquierda.

Enfrentado a Podemos

Reelegido en 2015 con solo 14 diputados gracias al apoyo de IU (con Gaspar Llamazares como interlocutor), sus fuertes enfrentamientos con Podemos han sido una constante de la legislatura. También sus duras críticas al independentismo.

Su relación estos dos últimos años con Pedro Sánchez ha sido de una tirantez evidente que ha contrastado con la cercanía con Susana Díaz. Respetado en su partido y por los militantes socialistas, asume ahora que las flechas del destino le puedan llevar a apagar un nuevo incendio.