Con la vista puesta en la Navidad

T. N. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

Si Rajoy fracasa en la investidura y el bloque se mantiene otros dos meses, habría elecciones el 25 de diciembre

19 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ana Pastor desencalló ayer la legislatura al convocar el pleno de investidura para el día 30. Pero eso no garantiza que al final del debate haya un nuevo presidente del Gobierno. De hecho, en estos momentos todo apunta a que Rajoy no conseguirá su propósito en este primer intento, ya que el PSOE sigue instalado en el no, y si eso no cambia, el candidato del PP no obtendrá el apoyo mayoritario del Congreso. Se abriría entonces un período de dos meses para que algún candidato, que podría volver a ser el mismo Rajoy, consiguiera la investidura. En caso contrario, habría unas nuevas elecciones el 25 de diciembre. Un elemento de presión añadido, porque si duro es llevar a los españoles a unas terceras elecciones, obligarles a votar el día de Navidad podría ser una losa para quien quedara como responsable de esa situación. 

La investidura

En manos del PSOE. Las posibilidades de que Rajoy sea investido en el pleno convocado para el día 30 pasan por que el PSOE se abstenga, total o parcialmente. Tras el debate que abrirá el candidato, el día 31 se procederá a la primera votación, en la que el líder del PP necesitaría la mayoría absoluta (176 diputados). Si la negociación con Ciudadanos y Coalición Canaria fructifica, Rajoy se aseguraría el apoyo de 170 diputados. Insuficientes, porque el resto de los partidos de la Cámara han anunciado que votarán en contra. A las 48 horas de la primera votación, se procedería a una segunda en la que al candidato le bastaría con obtener más síes que noes. Misión imposible si ningún partido se mueve de su posición original. En todo caso, harían falta once abstenciones (o ausencias) para que prosperara la investidura. Bastaría con que lo hicieran los diputados del PNV y de Convergència, ahora mismo inviable políticamente, lo mismo que la abstención de algunos diputados socialistas. 

Amenaza de elecciones

Dos meses para negociar. A partir del 31 de agosto, fecha de la primera votación de investidura, y en el caso de que esta fracase, los partidos tendrían dos meses para evitar las terceras elecciones. El proceso volvería a empezar el 3 de septiembre. El rey podría realizar nuevas rondas de consultas a los partidos para proponer un candidato, y nada impide que pudiera volver a ser Rajoy. Ni que hubiera más de una propuesta de forma sucesiva. O ninguna. La lógica política hace pensar que todo quedara aplazado hasta después de las elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre. Ya sin la presión de la campaña, y en función de los resultados, es mucho más factible que se puedan producir los movimientos políticos necesarios para desbloquear la investidura. De entrada, el PNV podría necesitar del PP para gobernar en el País Vasco, lo conllevaría su apoyo en el Congreso. Y el PSOE, liberado de la necesidad perentoria de pelear por el espacio electoral de izquierdas, podría aflojar su rechazo al candidato popular en aras a la gobernabilidad de España. Es probable incluso que los barones socialistas más proclives a facilitar la formación de Gobierno arrecien entonces su presión sobre Pedro Sánchez. Pero si nada cambiara, habría que ir a elecciones el 25 de diciembre.