Rajoy ofrecerá a Sánchez sostener al PSOE en autonomías y ayuntamientos

Paula de las Heras / Colpisa MADRID

ESPAÑA

PIERRE-PHILIPPE MARCOU | AFP

El secretario general socialista llega a la reunión con el líder del PP decidido a mantenerse en el no

02 ago 2016 . Actualizado a las 07:22 h.

Cinco días después de haber aceptado, aunque sea con condiciones, la propuesta del rey de someter su candidatura como presidente del Gobierno a la confianza del Congreso, Mariano Rajoy se reúne con Pedro Sánchez, hoy a las once de la mañana en el Congreso. Lo que pretende ser un encuentro para desencallar la investidura amenaza, sin embargo, con convertirse en un diálogo de besugos. El jefe del Ejecutivo en funciones llevará a la cita una oferta de medidas concretas, algunas de ellas recogidas en el acuerdo que el PSOE y Ciudadanos sellaron en la pasada legislatura, pero los socialistas siguen firmes en su no.

En un intento de ablandar al primer partido de la oposición a través de sus líderes territoriales -a juicio de los populares, más receptivos a sus apelaciones a la responsabilidad- el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, avanzó que su partido estaría dispuesto a garantizar la gobernabilidad en aquellos municipios y comunidades autónomas en las que el PSOE depende ahora de Podemos a cambio de un acuerdo, o de una abstención, a la investidura de Mariano Rajoy.

En realidad, ya se ha dado un caso de colaboración entre socialistas y populares. Fue, precisamente, en Extremadura. Guillermo Fernández Vara -el único dirigente del PSOE que, un día después de las elecciones, defendió la necesidad de no poner obstáculos a la formación del Gobierno por el bien de los ciudadanos- se las vio y se las deseó para sacar adelante los presupuestos de este año en el 2015 por la actitud de Podemos. Y finalmente, logró aprobarlos en abril con la abstención del PP y Ciudadanos. En Aragón no se llegó a tanto, aunque también Javier Lambán ha sufrido los rigores de un Gobierno en minoría con un pseudosocio como Pablo Echenique. Él logró aprobar las cuentas públicas, pero lo hizo con 28 días de retraso y tras muchas dificultades. Así que el PP sabe que con su propuesta toca una tecla sensible. «Es -subrayó Casado- una oferta inédita en toda nuestra historia».

Esa sería una de las patas de un eventual pacto entre los dos grandes partidos. La otra serían una serie de acuerdos mínimos. En el entorno de Rajoy siempre han admitido que, entre las 200 medidas acordadas por Sánchez y Rivera, había, retórica al margen, contenido perfectamente «negociable». Fuentes gubernamentales apuntan a cuestiones relativas a la regeneración, como el endurecimiento del régimen de incompatibilidades de los cargos públicos; la mejora de la reforma laboral (Ciudadanos y PSOE acordaron reducir a tres las modalidades de los contratos) o un pacto educativo.

En su día, también se apuntó en el PP que la reforma constitucional, en los términos en los que estaba planteada en el documento, no era «descabellada» y que la supresión de las diputaciones provinciales, tremendamente criticada en público, cabría si de lo que se trata es de reconvertirlas, como realmente proponían también los socialistas, en órganos más eficaces. El problema es que, en estos momentos, importa poco lo que Rajoy esté dispuesto a ceder. A lo largo de todo el lunes lo dejaron claro, uno tras otro, distintos portavoces socialistas.

Beligerancia

Fuentes de la dirección del PSOE adelantaron que su líder exigirá al presidente del Gobierno que responda con claridad a varias cuestiones, entre ellas, la de si se presentará, ocurra lo que ocurra, a la investidura o «rechazará la encomienda del rey» en caso de no tener los apoyos necesarios para sortearla. Pero sobre todo, Sánchez dejará clara su beligerancia. Pretende advertir al líder del PP que espera su comparecencia en el Congreso sobre el borrado de los discos de Luis Bárcenas una vez se confirme el auto de procesamiento contra el PP y le recordará que quiere una comisión de investigación sobre la «policía política» del ministro del Interior.

Sevilla responde a González que él no se abstuvo para dejar gobernar a Suárez ni a Calvo Sotelo

Las aguas en el PSOE están revueltas y ni siquiera Felipe González logra calmarlas. Al contrario, si acaso las ha agitado aún más. En una entrevista al diario argentino Clarín, el expresidente del Gobierno hace una llamada para que se permita gobernar al PP «incluso si Rajoy no se lo merece, porque realmente no se lo merece», dado que el PSOE no puede formar Ejecutivo. Solo el extremeño Guillermo Fernández Vara defendió que conviene oír a la voz de la experiencia.

La respuesta más contundente a Felipe González procedió de una de las personas más próximas en estos momentos a Pedro Sánchez, Jordi Sevilla, responsable del programa económico de los socialistas. En un mensaje en Twitter, Sevilla recordó que «es un dato que Felipe González no se abstuvo en las investiduras de Suárez, Aznar, ni tan siquiera en la de Calvo Sotelo en pleno tejerazo», en alusión al intento de golpe de Estado durante el debate de investidura del sucesor de Suárez en el Gobierno.

Los socialistas insisten en que el PP no puede pretender hacer descansar su actuación en quien es su alternativa y defienden que lo lógico es que trate de pactar con Ciudadanos y los nacionalistas, como hizo para la composición de la Mesa del Congreso y el Senado. Además, aunque el sector oficial admite, como apuntan González y los barones críticos, que no hay margen para encabezar un Ejecutivo, no todo el partido está en las mismas tesis. Es la posición, por ejemplo, de la presidenta balear, Francina Armengol, y del líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.