La diversidad amenaza a Pablo Iglesias

Ander Azpiroz MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Javier Lopez | EFE

La heterogeneidad ideológica y geográfica en el grupo parlamentario de Podemos pone en riesgo su estabilidad

17 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A Pablo Iglesias le espera una ardua tarea parlamentaria en la legislatura que comienza este martes. Si de puertas afuera deberá medirse con sus adversarios políticos, hacia dentro tendrá que lidiar con un grupo en el Congreso de lo más heterogéneo. En la bancada de Unidos Podemos se sentarán 71 diputados de los que solo 46 militan en Podemos. Junto a ellos trabajarán representantes de Izquierda Unida, soberanistas catalanes, nacionalistas gallegos y valencianos o ecologistas. A esta tropa tan variopinta se suman las diferencias familiares en su propio partido. Entre sus diputados los hay pablistas, errejonistas y anticapitalistas. Aunque para resolver este galimatías parlamentario, a Iglesias le gustaría la creación de grupos propios para En Comú, En Marea y A la Valenciana. Pero si ya en la anterior legislatura la Mesa del Congreso lo impidió, nada parece que haya cambiado.

Si no se pueden formar diferentes grupos, Unidos Podemos volverá a repetir la experiencia de «un grupo coral» en el que distintos portavoces se repartirán los tiempos de intervención. IU ya ha dejado claro que esta es una exigencia irrenunciable. Alberto Garzón, reclama el socio de coalición, tendrá que tener voz en cada uno de los grandes debates. Iglesias no solo compartirá el tiempo con el coordinador de IU. Deberá repartírselo también con los portavoces de cada una de las confluencias. Así, mientras otros líderes intervengan durante 20 minutos, él dispondrá de diez.

No solo los socios de coalición quieren disfrutar de protagonismo. Dentro de Podemos, las organizaciones de Andalucía y País Vasco ya han avanzado su ambición de ocupar un espacio propio en el grupo. Txema Guijarro, diputado y estrecho colaborador de Carolina Bescansa, ve en ello un rasgo distintivo de Unidos Podemos frente a los viejos partidos. El diputado incide en que Podemos ha apostado desde su llegada a la Cámara baja «por dar una voz diferenciada a los diferentes territorios y naciones que componen nuestro país». «No nos cabe duda -añade- que nuestros diputados de Andalucía y Euskadi aportarán también una clara sensibilidad territorial y que será escuchada en las Cortes».

La hora de votar

El principal problema que pueden tener las diferentes fuerzas que convergen en Unidos Podemos estará a la hora de votar. Los diputados de cada socio están obligados a votar en bloque entre sí, pero no con el resto del grupo. Así, los doce representantes de En Comú deben manifestarse en un mismo sentido, pero este no tiene por qué ser el mismo que determine Podemos.

En la anterior legislatura no hubo discrepancias en ninguna votación. Pero la que se abrirá el próximo martes se antoja más complicada. Es difícil imaginar que diputados como el líder jornalero Diego Cañamero acate las directrices de grupo sin estar de acuerdo con ellas. Juan Manuel Sánchez Gordillo, su compañero en el Sindicato Andaluz de Trabajadores y exdiputado regional de IU, no dudó en votar a las primeras de cambio en contra de la investidura de Griñán pese al pacto de gobierno que PSOE e IU firmaron en el 2012 en Andalucía.

De la misma forma, los doce representantes de En Comú podrían rechazar cualquier acercamiento de Unidos Podemos a los socialistas que no contemple la celebración de un referendo de autodeterminación en Cataluña. Para Guijarro, las diferencias que puedan surgir quedarán subordinadas al proyecto de país que comparten. «Votaremos unidos en los grandes y trascendentales temas», zanja el diputado.

IU y las confluencias exigen participar en los debates, lo que reducirá a la mitad el tiempo de Iglesias

Garzón, reelegido como líder de IU sin votos en contra

Con su alianza con Podemos, IU confiaba en conseguir doce diputados, pero se ha tenido que conformar con ocho. «No son los resultados que esperábamos ni los que necesitan las clases populares», reconoció Alberto Garzón en la asamblea política celebrada ayer. Pese a ello, y a las críticas del sector que encabeza Gaspar Llamazares, Garzón fue reelegido coordinador general con 89 votos a favor, ninguno en contra y 22 abstenciones de los críticos.