Dos dirigentes que encadenan el pasado y el futuro socialista

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El escándalo andaluz, insertado desde hace un lustro en la agenda política, afecta más a Sánchez que a Díaz

02 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La salida de Manuel Chaves y José Antonio Griñán del PSOE es lo equivalente a dar un saltito desde la puerta de un avión a reacción cuando está a punto de estamparse contra el suelo. La catástrofe es inevitable. Y para los socialistas así lo es, porque con independencia de la resolución judicial, que se fía larga, la sombra de estos dos fantasmas políticos encadena como nunca el pasado más turbio del socialismo que tocó el poder y el que lo anhela. Lo que comenzó en Sevilla hace un lustro como un caso de cohecho de alcance municipal se ha convertido en una pesada mochila que trasciende a Andalucía -ambos políticos tuvieron relevantes cargos en el partido y en los Ejecutivos de González y Zapatero- que mancha el currículo de Pedro Sánchez.

Un candidato con un discurso anticorrupción muy condicionado

¿Gürtel? Andalucía. ¿Bárcenas? Andalucía. ¿Púnica? Andalucía. ¿Valencia? ¿Madrid? Andalucía. El caso de los ERE es el frontón del PP sobre el que rebotan todos los ataques del PSOE a los flancos débiles populares. La tabla que iguala ante los ciudadanos a los dos partidos tradicionales, aunque unos y otros se empeñen en ver diferencias sustanciales y en distinguir el grado de implicación directa de los cargos políticos. Cada vez que Pedro Sánchez ha tenido que responder por el caso andaluz lo ha hecho sin contundencia hacia los excargos socialistas y llevando el foco de forma reiterativa hacia sus «manos limpias». El coste para el candidato está en el discurso anticorrupción, muy condicionado entre otras cosas por su tibieza para alejarse de Chaves y Griñán.

Susana Díaz tiene el virus, pero ha superado la enfermedad

Desde el 2011, cuando el caso empezó a engordar en los juzgados y mediáticamente, destacados socialistas han expresado reiteradamente su perplejidad por la «coincidencia» de las decisiones de la jueza Alaya y fechas relevantes de la agenda política. Casualidades al margen, Susana Díaz ya ha cruzado el río envenenado al someterse a las urnas en el 2015 repitiendo los resultados del 2012 (47 escaños).

¿Cómo ha afectado hasta ahora este caso en las citas electorales?

Las victorias del Real Madrid en Europa y del PSOE en Andalucía van camino de convertirse en los dos grandes misterios nacionales que se escapan a las explicaciones de analistas y expertos en demoscopia. En el caso político, como en el deportivo, hay precedentes, porque como ocurrió en anteriores citas electorales en otras comunidades azotadas por la corrupción, los andaluces castigaron más a la oposición -el PP bajó 17 escaños- que a la renovada líder socialista. En las elecciones de diciembre, el voto socialista en Andalucía consiguió paliar el mal resultado a escala nacional, ya que las ocho provincias aportaron 22 diputados -el 24 %- de los 90 logrados por la formación de Pedro Sánchez.

¿Ciudadanos se ha metido en un problema o es parte de la solución?

Susana Díaz ha conseguido un apoyo estable para su investidura con la muleta de Ciudadanos. Eso sí, con un pacto anticorrupción que incluye 70 medidas y un puñado de compromisos verbales ante el hipotético procesamiento de los dos referentes socialistas que precedieron a Díaz, confirmado ayer. El partido naranja ha revoloteado cómodamente en torno a este caso, primero para darse pompa en la gobernabilidad y después dando la sensación de llevar el asunto controlado: por un lado, promovió la presencia de la presidenta en la comisión de investigación parlamentaria sobre el fraude de los cursos formación, que pasará a la historia del anecdotario político por la doméstica confesión de Díaz: «Me casé con un tieso, sí», afirmó para descartar que su marido se hubiera enriquecido con los cursos; y por otro, evitó que el ventilador de la comisión esparciese las miserias andaluzas por la política nacional en fechas críticas. Desde Madrid o Barcelona, Rivera ha sido más vehemente con este asunto que el portavoz andaluz de Ciudadanos, Juan Marín. En cualquier caso, el acuerdo PSOE-Ciudadanos parece curado y hasta los segundos han sacado pecho ayer al considerar que han sido los responsables de poner a Griñán y a Chaves al borde del precipicio político.

¿Ha encontrado Podemos la llave del granero de los socialistas?

Al margen de la cal viva, el macroproceso de los ERE de Andalucía se ha convertido en la principal punta de lanza de Podemos para meter a los socialistas en la misma fosa de la corrupción que el PP. La estrategia de los de Pablo Iglesias para la cita electoral de este mes pasa por mejorar sus resultados entre los mayores de 55 años y meterle mano a feudos como Andalucía, donde obtuvieron 740.000 votos (diez escaños) por los 1,4 millones socialistas (22 escaños). Para esta misión confían en la impronta histórica de su nuevo aliado, Izquierda Unida, que como formación de la vieja política trae también sus mochilas del pasado: en varias ocasiones, y especialmente en el anterior mandato andaluz, frenó comisiones de investigación parlamentarias sobre el supuesto macrofraude. El tono de las críticas ha crecido a medida que se alejaban del poder, y ayer los líderes de IU calificaban la noticia del procesamiento de Chaves y Griñán como un «bochorno» para Andalucía. El día anterior, en cambio, en la comisión del Parlamento, se alinearon con el PSOE y Ciudadanos para evitar una nueva fase de declaraciones.

¿Cuál es el recorrido judicial y su influencia en los ciclos políticos?

La vía política de la macrocausa es prioritaria, pero aún así resulta difícil conocer el impacto de ver a todo un autobús de cargos vinculados a gobiernos socialistas en el banquillo. La jueza María Núñez dividió en noviembre del 2015 la causa de los ERE en seis piezas y fijó como prioritaria la del procedimiento de la Junta de Andalucía para pagar las ayudas a las empresas, que se conoce como «la pieza política» porque en ella estaban investigados 52 ex altos cargos. Ante semejante proceso, las secciones de la Audiencia de Sevilla que pueden acoger el juicio tienen problemas de fechas, por lo que está previsto que se celebre una reunión de jueces para abordar cómo afrontar las macrocausas que irán llegando sucesivamente de los juzgados.