Podemos fagocita el movimiento 15M

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Ha capitalizado las protestas de los indignados, pero el personalismo y la lógica de partido han relegado a las bases

16 may 2016 . Actualizado a las 17:27 h.

Pablo Iglesias y Alberto Garzón escogieron la Puerta del Sol para escenificar, mediante un abrazo, su acuerdo para ir juntos a las elecciones. No era una elección banal, ya que allí fue donde se desarrolló el 15M, el movimiento que hace cinco años convulsionó la vida política y social española. Iglesias ha reivindicado a Podemos como heredero del 15M, pero diferentes colectivos que protagonizaron aquella protesta rechazan esa apropiación. La dirección de la formación morada no participará, sin embargo, en las movilizaciones de hoy, según dice para no restar protagonismo a los ciudadanos, aunque sí lo harán algunos dirigentes a título personal. Los expertos consultados por La Voz consideran que Podemos ha capitalizado el malestar social que expresaron los indignados, pero el movimiento asambleario ha dado paso a un partido con un fuerte liderazgo donde las bases juegan solo un papel instrumental.

¿Ha utilizado Podemos el 15M como rampa de lanzamiento?

Muchos de sus líderes proceden de ese movimiento y se dieron a conocer gracias a su protagonismo en las protestas. Tras la foto de Sol, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), conocida por su lucha contra los desahucios, y el colectivo 15MpaRato, impulsor de la acusación popular del caso Bankia, criticaron mediante un comunicado conjunto la utilización partidista de Podemos e IU del símbolo del 15M para sellar su acuerdo.

¿Es Podemos el heredero del movimiento 15M?

Fermín Bouza, catedrático de Sociología, así lo cree: ««Sí, básicamente». Los demás especialistas no están acuerdo. «El 15M no tiene herederos: la complejidad de sus reclamos no puede traducirse en un programa partidista», señala el catedrático de Sociología Félix Ortega. «Es un referente político y como tal sirve para proporcionar legitimidades, de difícil uso por los viejos partidos y mucho más asequibles para uno nuevo como Podemos, que se ha aprovechado de ese paraguas protector convirtiéndose en el usufructuario del 15M», añade. «Podemos intentó encauzar el malestar social para transformarlo en un movimiento político institucionalizado, pero no lo ha conseguido, al menos en su plenitud», señala Pau Luque, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México. No cree que «Podemos sea la continuación institucional del pensamiento político del 15M, porque la irrupción e institucionalización de Podemos impidió que el 15M desarrollara un programa y un relato político pleno, abarcador y terminado. Su conclusión es que «Podemos es solo, aunque esto tiene valor, el heredero del malestar social del 15M». «Es uno de los herederos del 15M, o mejor, uno de sus resultados, la expresión política más cuajada de ciertos rasgos del espíritu que lo animó, de alguna manera lo ha monopolizado públicamente», señala Carlos Barrera, experto en comunicación política.

 ¿La lógica de partido se ha impuesto a la participación ciudadana?

«Más que la lógica de partido, que es casi inevitable, se ha impuesto la de los liderazgos personalistas», sostiene Luque. «Contra lo que afirman ciertos teóricos del populismo (término desprovisto aquí de connotación peyorativa), es más nocivo para la participación de las bases la lógica de los liderazgos personalistas que la del partido», añade. Para Barrera, «la organización partidista ha arrebatado protagonismo a las bases porque las dinámicas de funcionamiento de los movimientos sociales y los estrictamente políticos son diferentes, y en política hay normas de inevitable cumplimiento». Añade que «como consecuencia está perdiendo la transversalidad ideológica que en un principio el 15M aparentaba proclamar, y se ha identificado con planteamientos puros de izquierda radical». «Las claves se encuentran ya en una conferencia de Iglesias del 2014, en la que expone una concepción muy organizada y propagandística de un partido a la conquista del poder («asaltar los cielos»), en el que las bases tienen un papel instrumental, como ha sucedido», señala Ortega. Bouza no cree que se haya impuesto la lógica partidaria, pero «ha cesado en gran medida la acción de calle, que les dio fuerza social».

Asume el discurso de la regeneración y la indignación, pero sortea o modifica sus reivindicaciones

¿Qué elementos del 15M ha incorporado Podemos y cuáles no? Según Ortega, «ha incorporado claramente el discurso de la regeneración, es decir, el marco de referencia más genérico». Pero «no ha incorporado de manera sustantiva las prácticas políticas de la democracia directa; y las reivindicaciones más concretas o las sortea o las va modificando de manera bastante oportunista».

Para Barrera, el principal ha sido «el sentimiento de indignación y de frustración hacia comportamientos poco éticos y estéticos de las élites políticas y económicas». En un primer momento y durante algún tiempo fue un «movimiento antisistema de repulsa» y «teóricamente incorporó los órganos asamblearios como métodos de deliberación y proposición». Sin embargo, «con el tiempo, y con su cristalización política, se han ido diluyendo en aras de conseguir una mayor eficiencia electoral, es decir, para alcanzar el poder». Bouza lo resume así: «Todo el fondo reivindicativo en los dos grandes bloques: el de la crisis (desahucios, nueva economía) y el democrático (anticorrupción, cierto asamblearismo)».

«Podemos ha ejercido como correa de transmisión del malestar social causado por los recortes y las políticas de austeridad», señala Luque, doctor en Filosofía del Derecho en la Universidad de Génova. «Sin embargo, cuando irrumpe Podemos el 15M parecía estar a la búsqueda de un relato político que le permitiera armonizar los diversos elementos políticos que se vislumbraban en sus concentraciones (por ejemplo, la reflexión acerca de qué procedimientos de toma de decisiones había que abrazar, acerca de qué hacer con la deuda, etcétera); y sin ese relato que dé forma política al malestar social no está muy claro qué elementos políticos es indispensable que Podemos incorpore y cuáles no