La fiscal también ha dicho que parece que no sabían cómo se utilizaba el desfibrilador, ya que no había marcas en los cuerpos de las menores. Pero sí las hubo cuando lo emplearon los facultativos del Samur. Y ha cuestionado igualmente que pusieran a las menores ampollas de adrenalina por vía intramuscular.
Simón Viñals y su hijo Carlos se enfrentan a una pena de un año y medio de cárcel por un homicidio imprudente grave. La fiscal solicitaba inicialmente para ellos una pena de dos años y medio de prisión.