El PSOE asume que Sánchez volverá a ser candidato, pese a la división interna

Paula de las Heras / Colpisa MADRID

ESPAÑA

ANDREA COMAS

Los críticos aplazan el asalto de Susana Díaz hasta la celebración del congreso

11 abr 2016 . Actualizado a las 16:44 h.

No ha dejado de estar cuestionado prácticamente ni un día desde que, en julio del 2014, llegó a la secretaría general del PSOE. El intento de asedio se recrudeció cuando el pasado 20 de diciembre los socialistas vieron cómo miles de ciudadanos volvieron a darles la espalda (el partido perdió un millón y medio de votantes respecto a las ya demoledoras generales de 2011) y les situaron de nuevo por detrás del PP, con 90 escaños frente a 123.

Pedro Sánchez, sin embargo, ha sabido jugar estos meses sus cartas; ha aprovechado su posición en el tablero, como líder de la fuerza política por la que pasaba cualquier mínima alternativa de Gobierno, para anclarse en el cargo, y ahora incluso los más críticos entre sus críticos se resignan a que, pese al fracaso de las negociaciones para la investidura, repita como candidato en los aparentemente ineludibles comicios del 26 de junio.

Futuro delicado

Su futuro a medio plazo sigue siendo delicado porque, aún aplazada, la batalla por el poder no ha llegado a su fin. Susana Díaz lo dejó claro el pasado 2 de abril con su discurso ante el comité federal en el que finalmente se postergó de manera indefinida el congreso al que ella y sus seguidores habían conseguido poner fecha (mayo) en otro cónclave celebrado a finales de enero. La semana pasada, la presidenta andaluza hizo llegar a sus muchos partidarios que no se rinde y que luchará por la secretaría general cuando llegue el momento.

Es cierto que, en las últimas semanas, se habían oído algunas voces en el partido favorables a no tirar la toalla y dar la batalla por el cambio de líder también en las primarias electorales. El presidente valenciano, Ximo Puig, apuntó en esa dirección, el mismo miércoles, en un desayuno informativo junto a José Luis Rodríguez Zapatero, ahora susanista convencido. Allí Puig advirtió de que, si las negociaciones para la investidura no llegaban a buen puerto, habría que adjudicar el fracaso a sus «actores principales». El exsecretario general del PSOE tampoco disimuló sus preferencias y dijo aquello de que él no diría sería «una desgracia» que Sánchez no lograra un pacto de Gobierno. Quienes querrían que Díaz mueva ahora ficha, sin embargo, están en franca minoría. Prácticamente nadie está por abrir el partido en canal a dos meses de ir a las urnas, aunque, como lamenta algún crítico, el precio a pagar sea «perder cuatro años más». Para la presidenta andaluza y para su Gobierno, además, resultaría demasiado engorroso.

Si el 3 de mayo se convocan nuevas elecciones, las primarias, exigidas por el reglamento interno, tendrán plazos muy reducidos, porque las candidaturas tienen que estar registradas ante las juntas electorales provinciales, como tarde, el 23 de mayo. En la federación andaluza admiten que para su líder sería demasiado precipitado. Pero esa no es la única razón de la espera. «Ir a primarias sin ser secretaria general es una locura», dice una de las más firmes detractoras de Sánchez. Un mal resultado en las urnas recaería sobre sus espaldas, sin tener el control del aparato.

Las cuentas de Díaz

A los anteriores inconvenientes se une el de que las federaciones están muy divididas y Díaz habría tenido difícil erigirse en candidata por aclamación. Incluso los barones más afines a su causa se lo advirtieron ya, según cuentan varios de ellos, cuando aún se hablaba del congreso: «No descartes el empate; si ganas, será por la mínima, aunque en Andalucía consigas el 80%». Las cuentas no salían, ni para ella ni para nadie. Y así empezó el repliegue. «Si hay segundas elecciones, el candidato y, además, único será Pedro Sánchez», dijo tajante hace unos días el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Los críticos, que acusan a Sánchez de anteponer su interés personal al del partido, asumen su derrota. «No hay nada que hacer -critica un ex alto cargo - ahora iremos a las urnas con sus listas y atados a la derecha (por el pacto con Ciudadanos)». La dirección del partido confía, aún así, en que el protagonismo del secretario general durante los últimos tres meses tenga rédito electoral; aunque las encuestas aún no lo indiquen.