Rajoy y Puigdemont ya se saludan, pero evitan hablar de temas políticos

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Toni Albir | EFE

Evidencian su distanciamiento durante el homenaje a las víctimas de Germanwings

24 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las relaciones entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Carles Puigdemont, son tan frías como la temperatura que hacía a primera hora de la mañana de este miércoles en el aeropuerto de El Prat, escenario del primer encuentro entre ambos dirigentes desde que el jefe del Ejecutivo catalán fue investido hace dos meses y medio. Rajoy y Puigdemont se conocen desde hace tres años, pero desde la elección del sustituto de Artur Mas, en enero, los dos mandatarios no han hablado ni por teléfono, ni siquiera para saludarse protocolariamente. El proceso soberanista ha abierto una distancia sideral entre los dos ejecutivos.

Rajoy y Puigdemont coincidieron en el acto de homenaje a las 149 víctimas del accidente aéreo del vuelo de Germawings que hace un año perdieron la vida en los Alpes, tras despegar de El Prat. Pero, al margen de los saludos protocolarios, no trascendió que el encuentro fuera más allá. El escenario, según habían apuntado las dos partes previamente, no era el apropiado para iniciar un deshielo político y la tensa relación que hay entre ambos no ayudó para que trataran asuntos políticos o se emplazaran a mantener un encuentro privado próximamente. Tampoco consta, si quiera, que hicieran un mínimo aparte en el acto. Ninguno se esforzó en rebajar la tensión.

Se saludaron en un primer momento en la terminal del aeropuerto, cordialmente, pero no de manera pública. De hecho fue Rajoy quien, a través de su cuenta de Twitter, dio cuenta del encuentro. Posteriormente llegaron juntos a la ceremonia, en el exterior del aeropuerto, con semblante distante. Durante el acto, apenas intercambiaron palabras y fue al final, tras salir juntos, cuando se les vio que cruzaron una breve conversación. Ni hablaron del conflicto territorial que está sobre la mesa ni abordaron un próximo encuentro, según fuentes de la Generalitat. Quien sí mantuvo un diálogo más prolongado y fluido con Rajoy fue Oriol Junqueras, que la semana pasada rompió el hielo, hablando primero con Luis de Guindos y luego con Cristóbal Montoro.

Ambas partes han mostrado su predisposición a verse, pero nadie toma la iniciativa de descolgar el teléfono. En la Generalitat reiteran casi semanalmente que están dispuestos a hablar con todo el mundo y el propio Rajoy, en una broma radiofónica, mostró su voluntad de reunirse con Puigdemont. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, insistió ayer en esta idea, aunque también admitió que no hay encuentro previsto.

Incidente con Renzi

Si ya son malas las relaciones entre las dos administraciones, la situación ha empeorado aún más esta semana, a raíz del accidente del autobús en Tarragona. Desde la Generalitat criticaron que Rajoy no llamara a Puigdemont para felicitarle por su investidura y le reprochan ahora que no telefoneara al presidente de la Generalitat para mostrarle sus condolencias por el siniestro en la AP-7.

También en relación al siniestro de Freginals, se ha tensado la cuerda después de que la delegada del Gobierno advirtiera al Ejecutivo catalán de que la visita que el primer ministro Matteo Renzi hizo el lunes a Tortosa para interesarse por las familias de las víctimas y los heridos del accidente era de tipo privado y que no hacía falta acompañamiento institucional al dirigente italiano. La Generalitat le metió un gol a la Moncloa, pues Puigdemont pudo fotografiarse, y divulgar la imagen, recibiendo al primer ministro en el aeropuerto de Reus, casi como si fuera el jefe del estado catalán. Puigdemont acompañó en todo momento al mandatario italiano durante su periplo, a pesar de que la delegada del Gobierno habría intentado evitarlo. Pero el Gobierno catalán desobedeció la orden.